Las pruebas realizadas en los últimos días y este lunes al papa Francisco “han demostrado una infección polimicrobiana del tracto respiratorio que ha obligado a modificar aún más la terapia” y “el cuadro clínico complejo requerirá de una hospitalización adecuada”. “Todas las pruebas realizadas hasta el momento son indicativas de un cuadro clínico complejo que requerirá de hospitalización adecuada”, se lee en el comunicado del Vaticano, que hace prever que Francisco seguirá ingresado aún varios días, después de que entrara el viernes en el hospital Gemelli de Roma.
El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, aclaró que no se trata de un “agravamiento”, sino que el cambio del tratamiento se debe a una lectura de los análisis realizados en los días pasados y muestran una evolución más completa de la patología, en este caso, una infección polimicrobiana. Por tanto, no se ha hablado de una fecha para que se le dé el alta, aclaró, al tiempo que aseguró también que el pontífice argentino “está de buen humor”.
¿Qué es una infección polimicrobiana?
Una infección polimicrobiana ocurre cuando varios tipos de microorganismos (bacterias, virus u hongos) infectan simultáneamente una parte del cuerpo. En el caso del tracto respiratorio, estas infecciones pueden afectar los pulmones, los bronquios o la tráquea, dificultando la respiración y aumentando el riesgo de complicaciones.
A diferencia de una infección común causada por un solo patógeno, en una infección polimicrobiana diferentes microorganismos pueden interactuar, haciendo que la enfermedad sea más grave o resistente al tratamiento.
Factores de riesgo y por qué es preocupante en el papa Francisco
El papa Francisco, de 87 años, tiene antecedentes de problemas respiratorios. En su juventud, le extirparon parte de un pulmón debido a una infección severa, lo que podría hacer que su capacidad pulmonar sea menor que la de una persona sana.
Algunos factores que hacen que esta infección sea más preocupante en él son: Edad avanzada, lo que debilita la respuesta inmunitaria, historial de enfermedades respiratorias, incluyendo bronquitis y neumonía previas y mayor riesgo de complicaciones, como insuficiencia respiratoria o sepsis. Debido a estos factores, su recuperación podría ser más lenta y requerir una supervisión médica estricta.