De maestra de primaria a primera dama de Perú y, de ahí, al asilo en México pasando por una trama de acusaciones contra ella y su familia.
Así ha sido el último año y medio de Lilia Paredes, la esposa del expresidente Pedro Castillo, quien se encuentra detenido desde el pasado 7 de diciembre acusado de rebelión tras intentar disolver el Congreso de Perú y ser destituido por la misma cámara.
Este miércoles, Lilia Paredes aterrizaba junto a sus dos hijos en México, país que les ha concedido asilo político. Antes del vuelo, la familia de Castillo estaba en la embajada mexicana en Lima.
Viajaron después de que la cancillería les otorgara a Lilia y a sus hijos, Alondra y Arnold, un salvoconducto.
“No existe la persecución política”, enfatizó la canciller peruana Cecilia Gervasi en una comperencia sin preguntas. Pero sí lanzó una advertencia, la de que, en cualquier momento, Perú puede solicitar la extradición de Paredes si así lo requiere.
Porque, la ex primera dama, de 49 años, es objeto de una investigación preparatoria “como coautora del delito de organización criminal”.
Y no solo ella. Tambiéntres de sus seishermanos.
Acusaciones que Paredes rechaza, aunque insiste en su respeto por la justicia y su disposición a colaborar con ella.
“Silenciosa, sin influencia gravitante”
Lilia Paredes nació en abril de 1973 en Anguía, en la provincia de Chota (Cajamarca), uno de los departamentos más pobres del país.
En los medios locales la detallan como artesana, tejedora y ganadera. Y con un foco: la religión, ya que su familia pertenece a la Iglesia Cristiana del Nazareno.
Conoció a Castillo en la primaria y, tras unos años sin verse, retomaron el contacto en la educación secundaria. Llevan casados 21 años.
Hasta que Pedro Castillo fue elegido presidente de Perú en 2021, vivió en el campo de Chugur, a siete horas de Lima.