“Los niños aman el lujo, tienen malos modales, desprecio por la autoridad, muestran falta de respeto por los mayores y les encanta hablar. Los niños son ahora los tiranos, no los siervos de sus hogares. Ya no dan su lugar cuando los ancianos entran a la sala, contradicen a sus padres y madres, engullen golosinas en la mesa, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros”.
Esta cita recoge las inquietudes que surgen en las conversaciones con madres, padres, familiares y maestros. Lo curioso es que la autoría se le atribuye al filósofo griego Sócrates, alrededor del año 469 antes de Cristo.
Los niños, adolescentes y jóvenes de hoy no son los mismos que los de ayer ni serán los mismos del futuro. Cada generación pensará, sentirá y actuará bajo condiciones culturales, ambientales, políticas y tecnológicas que ejercerán una influencia importante en su forma de actuar y reaccionar frente a las situaciones que viven.
Siempre que voy a “escrutar” lo buena que era nuestra generación y a etiquetar las presentes como “pérdidas” trato de ser consciente del “adulto censurador” que habita en mí y cambiar ese chip que generacionalmente tenemos instalado.
Que los jóvenes disfruten géneros que para nosotros no califican como música tiene un trasfondo: la forma de bailar nos lleva a recordar la censura sobre determinados temas, ritmos y movimientos que vivimos en nuestras adolescencias.
Debemos hacer el ejercicio de recordar, una y otra vez, que la adolescencia es un proceso natural de desarrollo biológico, psicológico, social, de formación de la propia identidad y que supone la búsqueda de la aceptación de sus pares.
Con el reguetón nos topamos
“Más culos en un putero, de mujeres tengo un aguacero”, canta Bud Bunny.
“Si sigues en esta actitud voy a violarte, ¡hey!, que comienzo contigo y te acuso de violar la ley así que no te pongas alzadita yo sé que a ti te gusta porque estás sudadita”, dice Jiggy Drama.
“Estoy enamorado de cuatro babys. Siempre me dan lo que quiero. Chingan cuando yo les digo ninguna me pone pero”, afirma Maluma.
Son letras que promueven a la mujer como un objeto de placer, la agresión sexual, la violencia, el consumo de drogas, la forma de bailar, el “perreo”… nos consta que son motivo de preocupación para familias y docentes.
Inquietud que no solo se da en Venezuela sino que involucra a diferentes países donde se debate sobre el impacto del reguetón en la naturalización de la cosificación de la mujer como una de las variables en la desinhibición en casos de agresión sexual. No entraremos aquí en las investigaciones que plantean cómo este género musical está afectando al cerebro, pero es otro de los debates.
Solicitud de regulación
El Ministerio Público informó sobre una reunión del Fiscal General con un grupo de músicos, artistas, cantantes, periodistas, investigadores que le entregaron una carta en respaldo a sus declaraciones en las que advierte sobre la difusión de mensajes negativos a través de ese género musical.
“El reguetón no debe ser colocado en las programaciones de los medios (radio-televisión) sino en horarios especiales (…) Esto es regularizarlo y, en relación a los planteles educativos, debe ser prohibido completamente”, expresó el grupo que consignó el escrito.
Solicitaron que se aplique a este género musical lo establecido en la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos que plantea la regulación de mensajes con temática y contenido no aptos para niños.
Compartimos la exigencia de la regulación de horarios y que no sea utilizado en centros educativos. Estamos conscientes, sin embargo, que la mayoría de nuestros muchachos consumen la música por otras vías y plataformas por lo que es fundamental la promoción de la educación crítica para la información que reciben a través de los medios de comunicación, tal como contempla el artículo 69 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente.
Hay que poner a un lado nuestros prejuicios como adultos para promover un debate de por qué a los jóvenes le gusta esta música, qué les atrae, si están escuchando lo que dicen las letras.
Desde que la LOPNNA entró en vigencia, en abril del 2000, no se han dado pasos en el sentido de avanzar en que los centros educativos puedan brindar espacios para la decodificación de los mensajes y la promoción de un pensamiento crítico.
¿Para cuándo postergamos la tarea fundamental de fortalecer la capacidad crítica en nuestros niños y adolescentes?
Fernando Pereira | @cecodap | @fernanpereirav
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