Cocinar a leña, cosechar sus propias hortalizas e instalar una planta eléctrica han sido las medidas que han tenido que tomar en el ancianato Villa Pompei, ubicado en la población mirandina de San Antonio de los Altos, para «sobrevivir» al colapso de los servicios públicos generado por el régimen.
Con más de 70 ancianos a su cuidado, el personal de la reconocida casa hogar han tenido que reinventarse para poder alimentar y garantizar atención a los abuelos.
«Estuvimos más de 20 días cocinando a leña en el patio ante la escasez de gas», narró la hermana Delia Alinojan, quien tuvo que trasladarse personalmente a la sede de Pdvsa Gas y suplicar por el servicio.
«Al cocinar con leña ponemos en peligro la salud de los abuelos por el humo del fogón, aunque lo hacemos en el patio se mete en las habitaciones», agregó.
Con 28 años frente a Villa Pompei, la religiosa no recuerda haber experimentado una situación tan difícil, ni siquiera en su natal Filipinas, como que la atraviesa Venezuela.
Para poder garantizar alimentos han tenido que acondicionar uno de los amplios jardines que rodean la casa y convertirlo en un huerto donde cosechan papa, perejil, zanahoria y maiz.
«Es mucha comida diaria, no sólo para los abuelos sino para los 30 trabajadores de la casa hogar, tenemos que garantizar tres platos al día y la situación económica es difícil», indicó.
Agradece el apoyo de empresas privadas del Municipio Los Salias y de los familiares de los pacientes, quienes colaboran cuando se presentan emergencias.
Narró que tras estar más de una semana sin energía eléctrica, lograron instalar recientemente una planta eléctrica para garantizar el funcionamiento de las neveras y las áreas vitales de la institución.
Con los apagones deja de funcionar el ascensor, vital poder llevar a los abuelos a sus habitantes ubicadas en los pisos superiores.
Pero Villa Pompei no es la única casa hogar que resiste al caos generado por Maduro. En los Altos Mirandinos varias instalaciones educativas permanecen sin gas, crisis que ha generado protestas diarias con cierre de vías y cacerolazos.
Daniel Murolo