Los disidentes cubanos Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, y su esposo, el ex prisionero político Ángel Moya, denunciaron este lunes que fueron detenidos nuevamente en La Habana este domingo, por decimoquinta vez en lo que va de año.
Soler dijo a EFE que este domingo, además de su arresto, fueron detenidas otras siete integrantes de las Damas de Blanco en las provincias de Matanzas (5), Camagüey (1) y La Habana (1) al tratar de acudir a misa, mientras 18 lograron acudir a la iglesia.
Moya y Soler fueron «interceptados y arrestados» por fuerzas de la Seguridad del Estado a la salida de la sede de Las Damas de Blanco, radicada en la barriada habanera de Lawton, según denunciaron en Facebook.
Ambos fueron trasladados por separado a unidades de la Policía en los municipios de San Miguel del Padrón y Guanabacoa, donde estuvieron confinados en celdas y les impusieron multas, de acuerdo al relato de Moya.
Las integrantes de las Damas de Blanco han sido arrestadas todos los fines de semana desde que en enero del año pasado anunciaron que, como antes de la pandemia, volverían a salir a protestar a la calle, en esta ocasión por los detenidos en las protestas del 11 de julio de 2021.
Estas manifestaciones, eminentemente espontáneas y pacíficas, fueron las mayores protestas en década en la isla. Unas 700 personas han sido condenadas en relación a esos hechos, algunas a penas de hasta 30 años de cárcel.
El movimiento de Las Damas de Blanco fue organizado por un grupo de mujeres familiares de 75 disidentes y periodistas independientes detenidos y sancionados en marzo de 2003 a elevadas condenas de cárcel tras una ola de represión del Gobierno cubano conocida como la «Primavera Negra».
Las esposas, madres y otras familiares de aquellos presos comenzaron marchar los domingos para pedir su liberación y se convirtieron en un símbolo de disidencia. En 2005, recibieron el premio Sájarov a la Libertad de Conciencia del Parlamento Europeo.
La UE y ONG como Human Rights Watch y Amnistía Internacional criticaron aquella oleada de arrestos, calificándolos de políticos. Las autoridades cubanas, por su parte, alegaron que se trataba de contrarrevolucionarios que trataban de atentar contra la soberanía nacional por órdenes de Estados Unidos.