Con una dimensión de 220.000 hectáreas, la Reserva Forestal Guarapiche, ubicada al sur del estado Monagas, se extiende a través de los municipios Maturín y Libertador. Allí existe una amplia variedad de flora y fauna, siendo los morichales uno de los más predominantes.
En los últimos años, este diverso ecosistema se encuentra amenazado debido a los constantes derrames de hidrocarburo a causa de la falta de mantenimiento de la infraestructura petrolera, así como también por la tala indiscriminada de árboles en esta zona protegida de la región.
La Reserva Forestal Guarapiche (RFG) fue decretada como zona protegida el 15 de febrero de 1961, con una superficie de más de 369.000 hectáreas compartidas con el estado Sucre. El objetivo de esta reserva forestal era la producción permanente de productos forestales bajo planes técnicos de manejo, supervisados por el Estado.
Pero no solo se trata de la RFG, sino también de la Reserva de Fauna Silvestre Gran Morichal, decretada así el 20 de febrero de 2001 con una superficie de 130.859 hectáreas. Allí conviven una variada fauna, entre las que se cuentan 133 especies de aves, 252 de reptiles, 69 de peces y 29 de anfibios.
Esta última reserva fue nombrada como tal con el objetivo de desarrollar programas de ordenación y manejo de la fauna silvestre y acuática, asegurando el aprovechamiento sustentable de las especies y manteniendo los procesos ecológicos que la sustentan.
Indiferencia gubernamental
Solo en el año 2022 se contabilizaron, al menos, siete derrames de crudo por la Comisión de Ambiente del Consejo Legislativo del estado Monagas. El último registrado ocurrió hace tres meses en el río Tabasca, en las adyacencias del caserío El Fangal que maneja Petrodelta, de acuerdo a información suministrada por el ingeniero en producción, Luis Matey, quien además reside en la población de Temblador del municipio Libertador.
Este derrame de hidrocarburo duró entre cuatro y cinco días desde el sector La Sabana hasta el río Tabasca, accidente que el ingeniero atribuyó a la falta de mantenimiento a la red de tuberías de la estatal Pdvsa.
Matey, quien años atrás se desempeñó como jefe de División Ambiental en el Ministerio del Ambiente, recordó que anteriormente había una sede de esa cartera ministerial, pero hace 10 años fue disuelta alegando una supuesta reducción de personal y de presupuesto. A su juicio, el sistema ambiental quedó a la deriva, ya que son pocas o nulas las inspecciones en materia ambiental.
“Para complementar, la exgobernadora y ahora ministra de Educación, Yelitze Santaella, tomó el control directo de la supervisión de lagunas como fuentes de aguas en fincas y proyectos pesqueros, quitándole ese rol al Ministerio del Ambiente, ya que los funcionarios de esta cartera quedaron inhabilitados para firmar los permisos. En el sector Corralito de la parroquia Tabasca, municipio Libertador, muchas fincas se han visto afectadas por los derrames petroleros, esto obviamente afecta el ganado, la flora y la diversidad de fauna, incluso, en el municipio Uracoa, más al sur del estado”, contó el ingeniero en producción.
En este sectido, Matey advirtió que en el municipio Libertador hay más de 30 locaciones perjudicadas por los derrames, entre las que mencionó el sector Morichal, Aceital, El Salto, Los Pinos, entre otros. Afirmó que hasta la fecha es poco lo que Pdvsa ha hecho para sanear los lugares afectados por estos derrames de crudo.
Asegura que en esta jurisdicción no hay comisiones ambientales del Concejo Municipal ni instituciones ambientales que defiendan el ecosistema, a pesar de que es una circunscripción petrolera. Precisa el exfuncionario que el área de Morichal Largo es una “zona protegida”. La contaminación del río afecta a familias de la comunidad indígena warao.
A la par de esto, el río Morichal no solo se contamina con los derrames de crudo, sino también porque a las orillas de este afluente las familias indígenas crían animales como cerdos, patos, chigüires, y los desperdicios son arrojados al río, lo mismo que ocurre con los baños públicos que están en estas zonas.
Matey cuestiona que no exista un organismo que regule esta situación, al tiempo que criticó que la comisión de ambiente del Consejo Legislativo Socialista del Estado Monagas no investigue estas irregularidades.
Alteración de ecosistemas
Para la ingeniera ambiental egresada de la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho, Ana Gagliardi, los derrames de petróleo traen como consecuencia la afectación y la alteración de los ecosistemas de los morichales, así como de los manglares, ya que crea una película sobre la superficie de los acuíferos que impide que penetre la luz, lo que a su vez imposibilita el proceso de fotosíntesis de muchos organismos primarios.
De allí también se afecta el resto de la cadena trófica de los ecosistemas. La especialista en medioambiente advierte que la toxicidad del crudo puede llevar a la muerte por envenenamiento a muchos organismos de la fauna y la flora.
“A algunos organismos de la fauna silvestre, el crudo les causa irritación en sus mucosas, pérdida de la capacidad para regular su temperatura corporal, problemas respiratorios y gastrointestinales. Mientras que la flora se ve afectada en la inhibición de la germinación y del crecimiento corporal. No obstante, las siembras que estén cercanas a los derrames es posible que se vean afectadas debido a que hay una reducción en la retención de humedad, nutrientes y compactación, así como cambios en el ph y salinidad de dichos suelos. La limpieza y recuperación puede tardar semanas, meses e incluso años, dependiendo del tipo de petróleo derramado, entre otros factores”, explica la ingeniera.
Tala indiscriminada
La escasez de gas doméstico que se agravó a finales de 2019 y continuó durante 2020 y 2021, provocó que muchas familias buscaran opciones como cocinar a leña, lo que trajo como consecuencia que innumerables árboles fueran cortados para la venta de madera.
La zona forestal de Morichal Largo desde hace mucho tiempo padece por la tala indiscriminada, empeorando aún más desde la pandemia, a lo que se suma la poca afluencia de temporadistas, ya que esta zona se dedicaba en una gran parte al turismo, señala el operador turístico y dirigente del partido político Ecológico, Tomasso Pugliese.
En este sentido, afirma que debido a la poca afluencia de turistas en la zona, los pobladores (indígenas) han optado por dedicarse a la deforestación. Decenas de miles de hectáreas se ven afectadas, a lo que se suma un tipo de enfermedad aún indeterminada, que está atacando a los morichales.
A su juicio, no entiende cómo un resguardo ambiental con morichales, que son icónicos en todo el estado, se ha dejado a la deriva y no se investigue lo que ocurre allí. Considera que deben actuar las direcciones de ambiente y turismo de las respectivas alcaldías y la gobernación, para incrementar por el turismo en la zona, y de esta forma evitar que la deforestación y la venta de madera sea la única fuente de empleo de las comunidades indígenas.
Pugliese lamenta que el Ministerio del Ambiente no haga presencia en el Morichal Largo, tomando en cuenta que se trata de una zona de resguardo ambiental, no solo por la diversidad de flora, sino también de fauna, lo que trae como consecuencia el tráfico ilegal de animales silvestres.
Debido a esta situación, los turistas no disfrutan de la amplia variedad de fauna que existía hace 20 años, que es el tiempo que tiene el Morichal Largo, los afluentes y las riberas del río siendo deforestadas, trayendo una incidencia negativa para el sur de Monagas.
En esta zona del estado, la siembra de pino caribe es mínima, por lo que Pugliese considera que es necesario un gran plan de reforestación, que proporcionaría un desarrollo eólico, lo que salvaría los bosques naturales.
Añade que actualmente es más lo que se corta que lo que se siembra. Calcula que se necesitan sembrar entre 350.000 a 400.000 hectáreas de árboles de pino, pero la falta de voluntad impide que esto pueda darse en un mediano o largo plazo.
Daños al ecosistema
Al viajar desde Maturín hasta el sur de la entidad, se puede observar en la carretera nacional, específicamente en el puente que atraviesa el río Morichal, a comunidades indígenas que venden madera. Los dueños de fincas son los que mayormente la compran, sobre todo estantillo para las cercas de sus unidades de producción.
Al consultar al director estadal del Ministerio de Ecosocialismo, Heberto Solarte, enfatiza en que las zonas indígenas, estas comunidades pueden aprovechar la madera que corten dentro de su comunidad, pero no puede venderla, ya que es un delito, aunque no especificó qué ley penaliza esta acción.
“Un indígena puede dentro de su territorio, cortar madera para hacer sus chozas, cabañas o lo que vayan a hacer, porque de lo contrario es un delito”, aseveró Solarte.
En este sentido, señaló que están llevando a cabo el “Plan Nacional de Reforestación”, en el que tienen una cuota establecida de sembrar 740.000 plantas a lo largo de todo el territorio monaguense.
Aseguró que actualmente se encuentran en proceso de producción de plantas, ya que se registran picos de altas temperaturas en estos meses, que son los de mayor calor del año. Precisa que estas actividades buscan mitigar el cambio climático.
Aseguró que están realizando un programa llamado “Ecourbanismo”, que consiste en ir hacia las comunidades a sembrar árboles. En las actividades participan jóvenes en brigadas ambientalistas.
La ingeniera ambiental Ana Gagliardi expresa su preocupación por la tala indiscriminada de árboles, más aún cuando ocurre en una zona protegida. Advierte que causa daños terribles en los ecosistemas, así como una gran pérdida de biodiversidad, y se evita la fijación de dióxido de carbono (CO2), lo que contribuye al cambio climático.
Resalta que se trata de un tema bastante complicado, ya que la tala es ejecutada por miembros de una comunidad indígena para su sobrevivencia económica. Por tal motivo, recomienda que este asunto sea tratado a la brevedad posible antes de que la tala afecte aún más el río Morichal Largo, así como la fauna que conforma a este ecosistema.
Las fuentes consultadas para este reportaje coinciden en que el Ministerio Ecosocialismo (anteriormente del Ministerio de Ambiente), debe activar una comisión para que investigue prontamente los derrames petroleros que vienen ocurriendo, así como la deforestación que está ocurriendo desde hace años. De no actuar de manera oportuna, la situación podría empeorar y los efectos negativos se sentirían en el corto plazo con el incremento de las temperaturas y de los incendios forestales.