Retrasar la justicia climática es negar esa justicia

Redaccion El Tequeno
A family take shelter on the roof of their small house. Due to climate change, incessant rainfall has flooded nearby houses. The family is sheltering above their tin house with a diet of dry food and water which they usually take as relief. It is a very difficult situation for them. The photo was taken from Jatrapur Union in Kurigram District, Bangladesh.

El fracaso en abordar la crisis del cambio climático es una injusticia para los millones de personas que han perdido vidas y medios de subsistencia a causa de inundaciones, condiciones climáticas extremas e incendios forestales, lo que apunta a la urgencia de financiar la adaptación y la mitigación, según diferentes expertos.

Es una carrera contrarreloj reducir drásticamente las emisiones de carbono para mantener la temperatura global por debajo del umbral de 1,5 grados C. Una meta que da al mundo cierto margen para adaptarse a los fenómenos extremos y evitar que el planeta se hunda aún más en la crisis, aseguran los diferentes especialistas consultados por IPS.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha advertido de que alcanzar 1,5º C a corto plazo provocaría aumentos inevitables de múltiples peligros climáticos y presentaría múltiples riesgos para los ecosistemas y los seres humanos.

También ha aconsejado que limitar el calentamiento global a cerca de 1,5º C reduciría sustancialmente las pérdidas y daños previstos relacionados con el cambio climático en los sistemas humanos y los ecosistemas.

Richard Munang, director regional adjunto de la oficina africana del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), afirma que existen prioridades generales interrelacionadas en la lucha contra el cambio climático.

“La primera es reducir la brecha mundial de emisiones para mantener el aumento de la temperatura global dentro del objetivo seguro de 1,5º C de calentamiento, y la segunda es lograr un salto cuántico en la justicia climática que aborde las necesidades de las comunidades, los pueblos y los países en primera línea de la crisis climática”, dijo Munang a IPS.

Para el especialista ambiental, “estos objetivos están interrelacionados porque el objetivo de mantener el calentamiento a menos de 1,5ºC es el mejor seguro contra una escalada de los impactos del cambio climático y sus costes asociados, que conducen a la privación de muchos.

Respuesta a amenaza existencial ¿necesita de justicia climática?

Yamide Dagnet, directora de Justicia Climática de la Fundación Open Society, está convencida de que la justicia climática es más necesaria que nunca debido a la urgencia del impacto de las emisiones mundiales de los gases de efecto invernadero.

Desde olas de calor e incendios forestales en Europa y Canadá hasta sequías en China, el Medio y Lejano Oriente y el Cuerno de África, pasando por inundaciones en India y el Himalaya, el impacto de los patrones meteorológicos inducidos por el cambio climático es implacable.

Mediante un análisis de la temperatura global, la agencia espacial estadounidense, la Nasa, determinó que el de este año fue el julio más caluroso jamás registrado.

“En un momento en que el mundo está en ebullición, y hay amplios impactos del cambio climático no solo en los pequeños países en desarrollo, sino también en los desarrollados, lo que significa que no hay justicia para ninguna de las personas vulnerables en ninguna parte”, dijo Dagnet a IPS en una entrevista.

Para la especialista, “las comunidades de todos los países simplemente luchan por afrontar el futuro con dignidad”.

“La justicia climática no se trata solo de subsistir y hacer frente a los problemas; se trata de garantizar que las comunidades puedan prosperar en un mundo transformado por los impactos climáticos que son innegables en todas partes”, dijo.

La responsable en justicia climática remarcó que “necesitamos procesos que generen confianza y garanticen que quienes asumen compromisos los cumplen”.

“El problema es que algunos de los compromisos asumidos hace años para apoyar esa transición no se han cumplido, especialmente por parte de los países desarrollados en lo que respecta a la financiación climática”, lamentó Dagnet.

Activistas climáticos se manifiestan durante la COP27, celebrada en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij a fines de 2022. Imagen: Busani Bafana / IPS

El dinero «perdido» para el clima

Mientras los países vulnerables luchan contra los efectos del cambio climático, la financiación ha sido uno de los incumplimientos más elocuentes en las negociaciones climáticas, y sigue siendo una cuestión persistente antes de la 28 Conferencia de las Partes (COP28) sobre el cambio climático, que tendrá lugar entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre en Dubái.

Y ello pese a que el mismo IPCC ha reiterado en sus últimos informes que la financiación para el combate a los impactos del cambio climático debe multiplicarse por ocho de aquí a 2030 para los países del Sur en desarrollo.

António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), declaró que «los países desarrollados deben cumplir sus compromisos de proporcionar 100 000 millones de dólares al año a los países en desarrollo para apoyar el clima y reponer totalmente el Fondo Verde para el Clima».

Solo dos de los miembros del Grupo de los Siete (G7) de los países más ricos, Alemania y Canadá, han contribuido al Fondo Verde para el Clima, instituido en 2010 dentro de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CNMUCC), coordinadora de las COP climáticas.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

“No hay tiempo para demoras ni lugar para excusas”, ha insistido Guterres, al pedir también a los países parte de la CMNUCC que en la COP28 pongan en marcha operativamente el Fondo para Pérdidas y Daños provocados por las alteraciones climáticas.

“Los países del G20 (Grupo de los 20, de los grandes países industriales y emergentes) tienen que tomar medidas más drásticas para reducir las emisiones e invertir en formas de adaptarse al cambio climático y hacer frente a los límites de la adaptación apoyando a sus comunidades más vulnerables y a los países más vulnerables”, afirmó Dagnet.

Por eso coincidió con Guterres en que es crucial que en Dubái  se haga operativo el Fondo para Pérdidas y Daños convenido en la COP27, celebrada en Egipto a fines del año pasado, pero que era un tema que lleva demandándose en las negociaciones climáticas por “demasiado tiempo”.

Joab Okanda, asesor principal de incidencia política panafricana de Christian Aid, dijo a IPS que los menos responsables de las emisiones climáticas son los más vulnerables.

Hablando de África, señaló que “el impacto se agrava porque somos los que menos recursos tenemos para construir la resiliencia que necesitamos”.

“Hacemos un llamamiento a los responsables de la crisis climática para que asuman su responsabilidad, paguen por ello y aporten la financiación que tanto necesitamos, que es hacer justicia climática”, dijo.

El representante de la organización asistencialista consideró que “es necesario abordar la arquitectura financiera mundial, que no está beneficiando a los africanos. Niega a África los recursos que los gobiernos necesitan para invertir en sanidad, educación y protección social, y además la ha endeudado de forma insostenible”.

La justicia climática; supervivencia, resiliencia y dignidad

Aditi Mukherji, directora de la plataforma de impacto climático del Grupo Consultivo Sobre Investigación Agrícola Internacional (GCIAI), está de acuerdo.

«África, que contribuye con tan solo el cuatro por ciento de las emisiones mundiales, se enfrenta al injusto dilema de alimentar a una población en aumento con recursos limitados, precisamente cuando el cambio climático está frenando el ritmo de crecimiento de la producción de alimentos, así como el aumento de plagas y enfermedades», afirmó.

La experta del grupo conocido también como CGIAR, su sigla en inglés, está convencida de que “a menos que las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyan rápidamente, los efectos climáticos seguirán empeorando”.

En este sentido, dijo, “los grandes emisores históricos del Norte global pueden aumentar su ambición climática y reducir sus emisiones, proporcionando al mismo tiempo asistencia financiera y técnica para situar a África en una senda de bajas emisiones que no comprometa su futura seguridad alimentaria”.

Leleti Maluleke, investigadora del programa de seguridad humana y cambio climático de Good Governance Africa, crítica como tratan los países del Norte el tema de la justicia climática.

«Cuando se trata de justicia climática, especialmente para África, Europa y en general Occidente piensan que África quiere ayuda y socorro de emergencia, pero lo que nosotros buscamos es una inversión en un futuro resistente al clima», dijo.

La experta remarcó que «África tiene un plan para adaptarse al cambio climático, pero necesita construir las infraestructuras, y necesitamos financiación de Occidente, necesitamos inversiones que nos permitan crear resiliencia al cambio climático».

Dagnet, la especialista de la Fundación Open Society,  cree que la justicia climática “no solo tiene que ver con la supervivencia, sino también con el reparto de beneficios, la reducción de las desigualdades y la posibilidad de una sociedad mejor que prospere”

“Queremos ver un Fondo que cobre vida lo antes posible. Con la capitalización y los mecanismos adecuados para hacerlo accesible a quienes más lo necesitan; no sólo los países vulnerables, sino también las comunidades locales vulnerables”, dijo.

En Alemania, la energía eólica y solar convive con las fuentes fósiles en el estado occidental de Renania del Norte-Westfalia. Los expertos en la crisis climática dicen que es crucial reducir la brecha de emisiones globales para mantener el aumento de la temperatura del planeta dentro del tope de 1,5 grados C. Imagen: Emilio Godoy / IPS

Números que nublan

El impacto global del cambio climático resulta apabullante, si se tienen en cuenta las pérdidas financieras, sociales y culturales en todos los sectores del desarrollo.

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), las anomalías meteorológicas extremas han causado la muerte de dos millones de personas y provocado daños económicos por valor de 4,3 billones (millones de millones) de dólares en los últimos 50 años.

Mientras, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha descrito el cambio climático como la amenaza sanitaria más importante para la humanidad, entre 2030 y 2050 se producirán aproximadamente 250 000 muertes adicionales al año por malnutrición, malaria, diarrea y estrés térmico debido al cambio climático.

Según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), entre 2008 y 2016 una media anual de 21,5 millones de personas se vieron obligadas a desplazarse cada año por fenómenos meteorológicos como inundaciones, tormentas, incendios forestales y temperaturas extremas, y advierte de que habrá más personas desplazadas a medida que el cambio climático desencadene más crisis.

“Los científicos están de acuerdo en que el cambio climático, en combinación con otros factores, aumentará el desplazamiento de personas en el futuro”, afirma Acnur, que señala que el cambio climático también ha multiplicado las amenazas en muchos de los conflictos actuales, desde Darfur a Somalia, pasando por Iraq y Siria.

Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en el Cuerno de África, Etiopía, Kenia y Somalia, más de 43 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, 32 millones de las cuales padecen inseguridad alimentaria aguda debido a la devastadora sequía.

Abandono de los combustibles fósiles

Sin embargo, el mundo aún puede cambiar de rumbo y corregir la crisis climática. En la COP28 se tendrá acceso por primera vez al Inventario Mundial sobre las acciones para contener la crisis climática, que se aprobó como parte del Acuerdo de París, aprobado en la COP21 de 2015. Ese instrumento puede ayudar a acelerar la llamada acción climática.

El Inventario Mundial del Acuerdo de París (GST, en inglés) es una evaluación de la respuesta global a la crisis climática que se debe realizar cada cinco años, y evalúa los progresos del mundo en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, el aumento de la resiliencia a los impactos climáticos, y la obtención de financiación y apoyo para hacer frente a la crisis climática.

“Pero no puede ser una evaluación global más que muestre lo lejos que estamos del camino correcto”, argumenta el Instituto de Recursos Mundiales (WRI).

En un manual, la organización considera que “el proceso del inventario debería servir también como acelerador mundial, impulsando a las naciones a intensificar su acción climática y a perseguir el cambio transformacional necesario para garantizar un futuro sin emisiones de carbono, resiliente al clima y equitativo”.

Para que el mundo se mantenga en el 1,5º C de incremento de las temperatura, sería necesaria una rápida eliminación de los combustibles fósiles carbón, petróleo y gas, y una escalada similar de la inversión en energías verdes como la eólica y la solar.

En ese tema, Guterres arremetió contra las compañías petroleras que han seguido beneficiándose de los combustibles fósiles sin comprometerse a eliminarlos. “Cambiar el futuro por 30 monedas de plata es inmoral”, sentenció.

T: MF / ED: EG

Next Post

Aitana Bonmatí: “No podemos permitir abusos de poder ni faltas de respeto”

Aitana Bonmatí, elegida este jueves mejor jugadora del año por la UEFA, advirtió durante su discurso de agradecimiento del premio de que no se deben permitir “ni abusos de poder en las relaciones laborales ni faltas de respeto”, en referencia a todo lo ocurrido tras el triunfo de España en […]