El primer ministro japonés, Fumio Kishida, su ministro de Exteriores y otras 60 personalidades niponas tendrán vedada la entrada a Rusia a partir de ahora por su apoyo a las sanciones impuestas a Moscú por la ofensiva en Ucrania. “Tokio está adoptando una serie de medidas destinadas a desmantelar los lazos de buena vecindad y dañar la economía y el prestigio internacional de nuestro país”, ha señalado el Ministerio de Exteriores ruso al anunciar la lista de personalidades vetadas.
“La administración de Fumio Kishida ha emprendido una campaña antirrusa sin precedentes. Se permite una retórica inaceptable contra la Federación de Rusia, incluidas las calumnias y las amenazas directas”, agrega el organismo ruso en un comunicado. Además, acusa a los medios japoneses de actuar sesgados.
La prohibición afecta a varios ministros más, a los miembros del Consejo de Seguridad japonés, al líder del partido comunista nipón, varios directivos de medios de comunicación como Nikkei y algunos profesores universitarios.
La ofensiva rusa en Ucrania ha avivado otro conflicto congelado entre Tokio y Moscú. Se trata de las islas Kuriles, en disputa por ambos países desde el final de la Segunda Guerra Mundial y el motivo por el que ambos no firmaron formalmente un acuerdo de paz nunca.
Las negociaciones de los últimos años sobre esta cuestión han sufrido un enorme retroceso estos meses. Por primera vez desde comienzos de siglo, Tokio ha remarcado que las cuatro islas Kuriles que reclama “son parte integral del territorio japonés y están ocupadas por Rusia”. Días después, Moscú se levantó de la mesa de negociaciones.
El veto a las autoridades japonesas llega semanas después de que el Kremlin prohibiese la entrada a altos cargos de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea. Entre ellos, al primer ministro británico, Boris Johnson, por su “actitud hostil” hacia Rusia.