El sacerdote misionero Josiah K’Okal, de 54 años, fue encontrado muerto el 2 de enero en una zona boscosa del estado Monagas, Venezuela. Las autoridades han determinado que la causa de la muerte fue un suicidio, pero los allegados a la víctima cuestionan esta versión.
K’Okal, oriundo de Kenia, nacionalizado venezolano, llegó a ser superior de la delegación de los Misioneros de la Consolata en este país caribeño. Desde 2006, según el FIDES, se dedicó a estudiar la cultura y la lengua de los warao.
El sacerdote desapareció el 1 de enero. Según sus compañeros, salió de la sede de la congregación sin informarles a dónde iba. A partir de ese momento, su pista se perdió.
Funcionarios policiales iniciaron su búsqueda atendiendo la denuncia de su desaparición. El 2 de enero, cerca de las 10:30 de la mañana, se conoció el hallazgo de un cuerpo con las características similares a las del sacerdote.
Inmediatamente, una comisión de la Congregación se trasladó al lugar y confirmó que el cuerpo era el de Josiah K’Okal.
CICPC afirma que Josiah K’Okal se suicidó
El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) determinó que el sacerdote se suicidó. Según el director del Cicpc, Douglas Rico, el presbítero dejó abandonado un pedazo de mecate en su residencia, la pieza era una fracción de la utilizada en el hecho.
Sin embargo, los allegados a la víctima cuestionan esta versión. Según ellos, K’Okal no tenía motivos para suicidarse. Era un hombre alegre y comprometido con su trabajo.
El Director del CICPC, Douglas Rico, dijo que tras hacer la inspección al lugar y entrevistas a amigos y conocidos de la víctima, las autoridades descubrieron un «estado depresivo reciente», que se evidenció en las últimas conversaciones halladas en su teléfono.