Pese a que los alcaldes y gobernadores electos en las «megaelecciones» celebradas el 21 de noviembre de 2021 ya tienen casi tres meses ejerciendo sus funciones, eso no quiere decir que todos ellos vayan a terminar sus mandatos en el tiempo previsto en la Constitución de 1999. ¿La razón? El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ha decidido revisar los resultados de los comicios en tres municipios en los cuales presuntamente se habrían producido irregularidades tanto en las votaciones como en el proceso de totalización y adjudicación de los sufragios.
La Sala Electoral estudiará lo ocurrido en los municipios Carrizal y Guaicaipuro del estado Miranda; así como Mara, del estado Zulia. Así consta en las sentencias n.° 1, 2 y 3, dictadas el 16 de febrero, en las cuales admitió a trámite los recursos contenciosos electorales interpuestos contra los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Las decisiones de la Sala abren las puertas a la posibilidad de que pueda anular los comicios y ordenar la repetición de estos, en el caso de que se verifique algunas de las denuncias formuladas por los accionantes.
En los casos de los municipios de Miranda, los denunciantes (el aspirante oficialista a alcalde de Carrizal, Luis Aponte, y el opositor José Luis Rodríguez que esperaba llegar a la Alcaldía de Guaicaipuro) se quejaron de que las respectivas juntas municipales electorales no les adjudicaron los votos de los competidores que se retiraron de la contienda y decidieron respaldar sus postulaciones.
Tanto Aponte como Rodríguez sostienen que si se les adjudicaran los votos que reclaman, ellos serían los alcaldes y no sus contrincantes.
Por su parte, José Luis Ferreira, candidato a alcalde del municipio Mara del estado Zulia por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Un Nuevo Tiempo (UNT), el Movimiento Al Socialismo (MAS) y el Movimiento Ecológico de Venezuela (MOVEV), denuncia que el proceso de totalización no fue correcto, por cuanto en 16 mesas electorales, donde están registrados 11.854 electores, no se imprimieron las respectivas actas de escrutinio.
Motivos para dudar
La intervención de la Sala Electoral no debería ser motivo de angustia ni de preocupación, por cuanto ella es la última instancia a la que se puede recurrir en caso de alguna disputa relacionada con unos comicios. Sin embargo, el comportamiento que ha desplegado el organismo en las últimas dos décadas da muchos motivos para la intranquilidad.
Apenas el 10 de marzo la instancia desechó sin responder una demanda relacionada con las elecciones parlamentarias de 2015. El caso lo interpuso en diciembre de ese año Esteban Pérez Ramos, aspirante a diputado indígena por la oficialista Fundación para la Capacitación, Integración y Dignificación del Indígena (Fundacidi), contra los resultados de los comicios en el estado Amazonas.
Pérez Ramos denunció que la «anómala» cantidad de votos nulos registrados en este proceso lo viciaba y, por lo tanto, pedía su repetición.
En su sentencia n.° 22 la Sala Electoral ni siquiera analizó los señalamientos y se escudó en el hecho de que el demandante no cumplió con el requisito de retirar y publicar el cartel de emplazamiento para declarar la «perención de la instancia».
No se puede olvidar que el máximo juzgado aún no se ha pronunciado en relación a las denuncias de compra de votos en el estado Amazonas que el chavismo esgrimió hace siete años, que sustentaron la decisión del organismo rector del Poder Judicial de impedir la posesión de los cuatro diputados de la citada entidad. Esta sentencia inició un conflicto con el Parlamento controlado por la oposición y abrió las puertas al cerco y bloqueo que las salas Constitucional y Electoral le impusieron, impidiéndole, a través de más de un centenar de sentencias dictadas durante los últimos cinco años, ejercer sus potestades.
Y a ti venezolano, ¿cómo te afecta?La revisión de unos comicios por parte de la Sala Electoral debería ser algo rutinario, pues esta instancia es la competente para pronunciarse en relación con cualquier proceso eleccionario. Sin embargo, los venezolanos, y en particular los electores del municipio Carrizal, tienen motivos de sobra para temer que su voluntad no será respetada y que la Sala maniobrará para favorecer los intereses del chavismo. Algo que no sería la primera vez que ocurra.
No por nada la Sala Electoral, entre 2003 y 2014, no dictó una sola sentencia en contra de los intereses del Gobierno, tal y como lo denunció en su momento la organización Un Estado de Derecho, y en el período en que la oposición tuvo mayoría calificada en la Asamblea Nacional la puso en jaque al cuestionar las elecciones de Amazonas, decidiendo en plenas vacaciones judiciales el 28 de diciembre de 2015.