Especialistas en el tema educativo advirtieron que el sistema tiene un retraso de 30 años, sin embargo, aclararon que esta situación puede corregirse con voluntad por parte del Estado.
Prensa de Lara | María B. Jordán
Para salvar la educación pública se requiere por lo menos de seis aspectos que inician desde restablecer un financiamiento real hasta la actualización del currículo escolar.
Si se hace un viaje hacia tres décadas atrás se recuerda que también habían dificultades en el ámbito educativo; sin embargo, tanto los docentes como estudiantes contaban con beneficios como un buen salario, el Programa de Alimentación Escolar (PAE) y las escuelas y liceos estaban dotados con materiales pedagógicos e insumos. Una realidad que hoy no se ve reflejada, pues al ingresar a una institución lo que se visualizan son paredes agrietadas, techos con filtraciones e instituciones escasas de espacios óptimos para los estudiantes.
Raquel Figueroa, especialista en Políticas Educativas, miembro del Colegio de Profesores de Venezuela y de la Unidad Democrática del sector Educativo, explicó que lo primero que se debe tener en el país es un «Gobierno responsable» que cumpla al pie de la letra lo que demanda la educación, pues esta forma parte de un derecho humano. «Se debe establecer el financiamiento para poder salvarla con estrategias y planificación», dice.
Explica que se debe invertir en la infraestructura escolar; sin embargo, aclara que no se trata sólo de cuatro paredes, sino abarcar todos los servicios sociales que van desde agua, electricidad, dotación de comedor, material didáctico, pedagógico y demás.
De las 29.103 instituciones educativas que hay en Venezuela de acuerdo con los datos oficiales, un 74,7% están en mal estado, según el Informe de Emergencia Humanitaria Compleja en Venezuela, a eso se le suma que en un 66,4% no cuenta con pupitres ni con baños, mientras que el 67,6% de las escuelas y liceos no disponen de un servicio regular de electricidad ni mucho menos suministro de agua potable sin interrupciones.
En cuanto a la dotación, las instituciones no tienen equipos de computación y mucho menos internet, herramientas necesarias ante la evolución educativa a nivel mundial. «Es lamentable que los estudiantes no tengan acceso a las bibliotecas», dijo Figueroa.
La especialista en Políticas Educativas, señaló que además se requiere del restablecimiento de la carrera docente para que puedan existir profesores de alta calidad, abarcando áreas como la ciencia y la pedagogía, pues señala que no hay formación, sino que sólo hay una capacitación que no abarca una formación integral. Además, critica que se dejaran de realizar concursos de mérito y que los directivos de los planteles educativos pasen a ser encargados y no titulares.
Otro de los aspectos que va de la mano para salvar la educación es una actualización del diseño curricular, algo que no se hace desde el 2007. «En ese año tampoco fue que lo hubo, sino que empezaron a realizar unas consultas que no continuaron», dijo Figueroa. Precisa que la práctica se debe adaptar a teorías y conocimiento, dando el ejemplo que durante las clases a distancia en pandemia nunca hubo ni un proceso de formación para los docentes ni mucho menos readaptaron las metodologías de evaluación, lo que representa un retraso para la educación.
En cuanto a la disminución de la matrícula, Figueroa comenta que se empezó a dar desde el 2004 aproximadamente. Según datos del Informe de Emergencia Humanitaria Compleja en Venezuela de una población de 9,2 millones de niños, niñas y adolescentes, al menos 541 mil abandonaron la escuela por dificultades económicas del hogar y otros 200 mil se retiraron para trabajar.
Colaboración
Luis Arroyo, presidente del Colegio de Profesores del estado Lara, coincide con la profesora Figueroa al referirse que el sistema educativo «está en el suelo» por la falta de inversión económica. «Le hacemos un llamado primero al Estado, también a las organizaciones no gubernamentales y hasta las iglesias para que se unan», considera que así se podría rescatar la educación.
Explicó que si bien es cierto que los padres y representantes en muchas de las instituciones colaboran con el mantenimiento y dotación de algunas áreas, no es suficiente para recuperar toda una infraestructura escolar.
En cuanto al tema de la deserción, Arroyo explicó que el año escolar 2021-2022 abarcaba más de 300.000 estudiantes en todos los niveles, de los cuales se presentó una baja en la matrícula del 40% aproximadamente por la situación económica del país que los obligó a abandonar las aulas de clases.
En esa misma cifra ronda el abandono de docentes en la entidad, según Arroyo viéndose más afectada las materias de física, química, matemática e inglés. «Los sustituyen por profesores que no son del área y eso desmejora la calidad educativa del estudiante», dice al lamentar que los estudiantes no estén siendo atendidos por el especialista.
Adoctrinar
Oneiber Peraza, diputado a la Asamblea Nacional (AN) electo en el 2015 y además quien fue dirigente estudiantil, dijo que la educación en todos sus niveles académicos está en retroceso y no está a la altura de países del primer mundo, donde incluyen materias de sociopolítica, economía, además de varios idiomas desde la educación primaria. «En Venezuela lo que buscan es un adoctrinamiento y que las personas no sean libres de pensamiento».
El diputado dijo que «el Gobierno busca defender la revolución», algo que señala va en contra de los derechos educativos. Agregó que la misma situación del país hace que los jóvenes no tengan visión de una calidad de vida, pues recordó que varios años atrás la educación podía contar con beneficios tanto para los profesores como para los estudiantes y hoy no, lo que se traduce en que los estudiantes no vean como prioridad tener una carrera universitaria porque al ejercerla no tienen ningún incentivo económico ni mucho menos oportunidades de surgir.
Laura Igarra, presidenta del Colegio de Licenciados en Educación, lamentó que el sistema educativo cada día sea más precario, considera que debe darse una revalorización de los valores ciudadanos y del hogar que complemente la educación escolar. «Es triste la realidad que enfrentan los niños y jóvenes venezolanos».
Señaló que los docentes que quedan en las aulas de clases se mantienen por vocación; sin embargo, no dejan de ser golpeados por las precarias condiciones de trabajo, un bajo salario que no les permite vivir de manera digna y mucho menos poder alimentarse adecuadamente.
En Fe y Alegría continúan remando por la educación
El reto de mantener la educación a flote no es fácil, pero tampoco imposible. Ese es uno de los objetivos de la educación de Fe y Alegría, quienes buscan las estrategias y alternativas para llegar hasta los estudiantes de los sectores más vulnerables y mantenerlos escolarizados.
Con la llegada de la pandemia no todos pudieron acceder a la educación a distancia; sin embargo, desde Fe y Alegría han buscado la manera de ir más allá e incluso de ubicarlos y nivelarlos porque no todos los estudiantes, a pesar de estar en el mismo grado, cumplen con todas las competencias.
Noelbis Aguilar, directora de Fe y Alegría, explicó que en sus 177 escuelas coordinan el programa de atención y han podido llegar a más de 103.408 estudiantes a pesar de las dificultades que se puedan presentar, agregó que para nadie es un secreto los bajos salarios y la fuga de docentes por la misma situación.
Como alternativa buscan realizar rifas de manera anual, ofrecer sus tradicionales agendas y además tener alianza con la empresa privada y organizaciones no gubernamentales, quienes también colocan un granito de arena para levantar la educación venezolana y en este caso la de Fe y Alegría, quienes atienden a los sectores más deprimidos de Venezuela.
Señalan que los padres dan un aporte mensual en cada colegio, pero ante la situación es algo simbólico y buscan otras maneras de ingreso, porque la falta de servicios también se hace presente.
Estas instituciones también se organizan con campañas donde les solicitan a los representantes de Fe y Alegría y hasta la misma comunidad para comprar camiones cisterna para el agua, o con la mano de obra para arreglar algún baño o bebedero, acompañado de donaciones de organizaciones no gubernamentales.
Universidades se las ingenian
La situación económica y presupuestaria también afecta a las universidades, pero docentes, obreros y estudiantes se las ingenian para buscar alianzas y no dejar caer las casas de estudio. Los profesores se han incorporado a clases a pesar de los bajos sueldos que devengan en la actualidad.
Déborah Velásquez, presidenta de la Asociación de Profesores de la UCLA (Apucla), explicó que ellos se han incorporado a las aulas sólo porque no pueden dejar la educación. «En los decanatos están incorporados, pero sabemos y denunciamos la realidad que viven los profesores».
Por su parte, las alianzas para la recuperación de los espacios ha sido clave donde no sólo colaboran los estudiantes, sino también los egresados y profesores para darle otra cara a las universidades.