La donación de sangre es un proceso altruista que precisa poco esfuerzo (no lleva más de 20 o 30 minutos) y supone poco sacrificio para el que dona. Además, es imprescindible para que existan suficientes reservas de hemocomponentes que garanticen la actividad hospitalaria.
En determinadas comunidades autónomas, como Madrid, Cataluña o la Comunidad Valenciana, se necesitan unas 900 donaciones diarias. Con ellas se pueden asegurar las necesidades de los diferentes servicios en los centros hospitalarios. El servicio de oncohematología es el que más unidades requiere, además de cirugías, trasplantes, partos, anemias crónicas.
En el año 2020, pese a que la necesidad de componentes sanguíneos se redujo 40% por el parón que supusieron los meses más duros de la pandemia, se realizaron 1 804 500 transfusiones en España.
Las reservas de los centros de transfusión no han logrado recuperarse completamente desde hace meses. Esta situación se ha dado a raíz de las restricciones adoptadas por la pandemia y de las dudas relacionadas con el covid-19 que han experimentado los donantes.
Este stock, por tener una comparativa respecto al periodo anterior a la pandemia, se conseguía mantener en niveles aceptables de manera general. Se consideraban niveles óptimos que los centros de transfusiones contaran con unas reservas equivalentes a todas las necesidades hospitalarias a diez días vista.
Para evitar esa bajada se recurría a campañas de concienciación en medios de comunicación, redes sociales, transporte público. También se llevaban a cabo “maratones de donación” en épocas en las que era previsible la bajada de donaciones, como en las fechas navideñas.
Directrices a seguir para donar sangre durante la pandemia
No son pocos los donantes de sangre que se plantean si pueden hacer una donación o no después de haber pasado una infección por coronavirus. Por eso, se ha empleado un protocolo que determina quién puede donar sangre, el cual incluye también esta última cuestión.
Para las personas que han sido diagnosticadas como positivas, el periodo de espera para hacer una donación debe ser de al menos 28 días tras la desaparición de los síntomas del covid-19. También pueden hacerlo tras 14 días después de haberse realizado una PCR con resultado negativo.
Además, también se pide que si el donante ha tenido, en las últimas dos semanas, síntomas compatibles con el covid-19 o ha estado en contacto con alguna persona diagnosticada, no se acuda a donar.
Lo mismo sucede con quienes han presentado en los últimos 15 días afecciones respiratorias, cuadro catarral, fiebre o han estado en contacto con un paciente de coronavirus.
Asimismo, al personal sanitario que ha estado en contacto o ha trabajado habitualmente con pacientes infectados de coronavirus, se les recomienda esperar también 28 días tras el último contacto con un paciente positivo para poder ir a donar.
Los centros de donación de sangre son espacios seguros que cumplen siempre todas las garantías. Para que continúe siendo así, es necesario que cada uno de los miembros de la cadena de donación apliquen las medidas de prevención adecuadas. La responsabilidad individual es fundamental.
Estas recomendaciones garantizan, por tanto, la protección de todos los individuos, tanto de los donantes como de los pacientes que precisan la sangre.
¿Puede transmitir el coronavirus mediante la donación de sangre?
Hemos de indicar que, hasta la fecha, no existe evidencia de que una persona que recibe sangre de un positivo por covid-19 pueda infectarse mediante la vía de transfusión sanguínea. Se trata de un riesgo teórico e improbable.
Es cierto que la sangre procedente de pacientes con covid-19 puede contener ARN detectable (sucede en una minoría de muestras de pacientes). Esto indicaría la existencia de una infección activa, ya sea sintomática o no. Recordemos que esto es distinto al hallazgo de anticuerpos en sangre de un individuo, lo que sugiere que dicho paciente ha estado en contacto en algún momento con el virus y que su organismo ha generado respuesta inmune frente al virus.
De cualquier forma, no hay evidencia de que estas muestras puedan producir virus con capacidad de replicación, lo que sugiere bajo riesgo de transmisión. Además, recordemos que encontrar ARN del virus en la sangre significa infección pero no encontrarlo no significaría ausencia de infección.
La vacunación no interfiere en el proceso de donación
Las personas que han recibido la vacuna contra el covid-19 sí pueden donar sangre sin necesidad de guardar un periodo de espera. Pese a lo que indicaban determinadas informaciones que han circulado y que afirmaban lo contrario, si ha sido vacunado, es completamente apto para donar sangre, independientemente de la vacuna administrada, ya sea ARNm o adenovirus.
Eso sí, debe guardar una exclusión temporal de 48 horas como mínimo para acudir a donar (en algunas comunidades autónomas y salas de donación es posible que se de la situación de que se aumente el tiempo de exclusión con las vacunas de adenovirus como la de AstraZeneca, aunque no es algo generalizado).
Pero el motivo solamente está relacionado con la posible aparición de efectos adversos leves o moderados tras la administración de la dosis, como malestar general, dolor muscular, fiebre, astenia o cansancio. Estos efectos se podrían agravar tras la donación de sangre. Pasado este periodo, si el donante se encuentra bien puede acudir a su centro de donación.
Por último, si el futuro donante ha sentido fiebre tras la vacuna se le recomienda esperar quince días para hacerlo. Este margen de dos semanas se debe a que la fiebre podría estar relacionada con alguna infección presente en el donante, pero no relacionada con la vacuna. Esta infección no coronavírica también le excluiría, por tanto, de la donación.
Con todo el conocimiento sobre la mesa, recordemos que las donaciones de hemoderivados son fundamentales para que todas las actividades asistenciales y quirúrgicas en el ámbito hospitalario se puedan desarrollar con seguridad y normalidad.
Juan Carpio Jovani, Director departamento enfermería, Universidad CEU San Pablo; Guillermo Charneco Salguero, Profesor Dto. Enfermería, Universidad CEU San Pablo y Javier Perdiguero Garés, Profesor en la Escuela de Enfermería de la UAM-FJD, Universidad Autónoma de Madrid
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.