Una conversación grabada por los servicios de Inteligencia de EEUU identificó al general de brigada Yakov Rezantsev, comandante del 49º ejército combinado de Rusia, hablando con otro militar en estos términos: “Esta guerra se ganará en unas horas”. Ayer fue abatido por las tropas ucranianas en un nuevo golpe de mano en el aeropuerto de Jersón a las fuerzas armadas rusas. Son ya siete los generales alcanzados y 20 coroneles, bien por francotiradores o bien por drones, que se ha cobrado el ejército de Kiev.
En ninguna guerra, desde la Segunda Guerra Mundial, se producía un hecho semejante: que los generales enemigos se acerquen tanto al frente hasta resultar tan vulnerables como los propios soldados. La explicación la ofrecen no sólo el altísimo número de bajas rusas de estos días, sino el nerviosismo que esto provoca. Fuentes de Inteligencia occidentales aseguran que la impaciencia del Kremlin por conseguir resultados militares rápidos y la sensación de bajísima moral por parte de los militares rusos ha empujado a los generales a dirigir a su tropa desde las mismas trincheras. En ese contexto, cualquier francotirador experimentado y con buena mira telescópica puede identificar a distancia los barrocos rangos dorados sobre las guerreras verdes. Bang.
La lista la encabeza el citado Rezantsev, el más alto cargo del ejército alcanzado hasta el momento, pero en el empleo de general han caído también Magomed Tushayev, Andrei Mordvichev, Andrey Sukhovetsky, Oleg Mityaev, Andrei Kolesnikov y Vitaly Gerasimov. Aunque no se ha publicado la lista total de generales y almirantes involucrados en la invasión de Ucrania, fuentes del ejército lo cifran en de 20 a 22 en total. Si han muerto ya siete supone un porcentaje altísimo y toda una victoria contra Rusia.
Vitaly Gerasimov, jefe de personal del 41º ejército combinado de Rusia, fue asesinado el 7 de marzo en las afueras de la ciudad oriental de Járkov, según el Ministerio de Defensa de Ucrania, cerca de la frontera rusa. El ejército de Ucrania publicó una grabación de lo que dijo que eran dos funcionarios del servicio de seguridad ruso que discutían la muerte de Gerasimov y se quejaban de que sus redes de comunicación seguras ya no funcionaban en Ucrania. ¿Sus mensajes fueron interceptados, así como su localización? Nunca lo sabremos.
Gerasimov, viejo conocido de los campos de batalla, fue uno de los responsables de la segunda guerra de Chechenia, la operación militar rusa en Siria y en la anexión rusa de Crimea en 2014.
El general Andrei Mordvichev fue alcanzado por un ataque a la base aérea de Chornobaivka, cerca de Jersón. Era comandante del 8º ejército ruso combinado instalado en la zona sur. Cayó el 18 de marzo.
El general Oleg Mityaev murió en algún lugar cerca de Mariupol, la ciudad portuaria sitiada por los rusos en el sureste de Ucrania. La pieza se la cobró el controvertido batallón Azov, al que Rusia acusa de albergar voluntarios ultraderechistas ucranianos. Mityaev fue el comandante de la 150º división de fusileros motorizados del ejército ruso, una unidad de élite formada en 2016 procedente de Rostov, cerca de la frontera con Ucrania.
Andrei Kolesnikov, general del 29º ejército combinado, fue abatido en combate el 11 de marzo, pero no se conocen las circunstancias de su muerte.
Andrey Sukhovetsky, subcomandante de la misma unidad que Gerasimov, fue asesinado por un francotirador en el frente el 3 de marzo. A diferencia de los otros generales, la muerte de Sukhovetsky sí se informó en los medios rusos y el caudillo ruso, Vladimir Putin, confirmó en un discurso que un general había muerto en Ucrania. Del resto, los rusos de a pie aún no se han enterado ni puede que se enteren.
El último nombre de la lista es el de Magomed Tushayev, general de brigada de las tropas chechenas, que Rusia asegura que sigue vivo pero cuyo ejército aún no ha presentado prueba alguna de su existencia.