El Médico de los pobres José Gregorio Hernández, venerado como santo en Venezuela, se convierte este viernes en beato de la Iglesia católica, un acontecimiento esperado durante décadas por millones de fieles.
La pandemia del coronavirus, que ha desbordado hospitales con una segunda ola muy virulenta, impide que se realice una ceremonia masiva en algún estadio que congregue a miles de personas, como se pensó en principio.
En cambio, la declaración como beato de José Gregorio Hernández (1864-1919) se oficializará en un pequeño acto en un colegio católico de Caracas, con capacidad para 150 personas, pues las autoridades eclesiásticas intentan limitar las aglomeraciones debido al covid-19.
Pero este médico es objeto de auténtica devoción, y aunque los organizadores llamaron a los creyentes a convertir sus casas «en pequeños templos», se espera que fieles del doctor milagroso se reúnan frente a la iglesia del barrio popular de La Candelaria, donde sus restos reposaron hasta octubre de 2020, cuando fue exhumado para el proceso de beatificación.
Otro altar en la antigua barriada caraqueña de La Pastora, donde José Gregorio murió a los 54 años de edad en 1919 atropellado por un coche, también suele ser un punto de congregación entre sus devotos.
«Será muy austera, muy sobria, muy sencilla pero cargada de mucha espiritualidad», indicó Albe Pérez-Perazzo, coordinadora de la comisión de beatificación. «Malamente podemos convocar a reuniones en espacios públicos cuando justamente estamos celebrando la beatificación del médico de aquellos que más necesitan ayuda».