Imaginar un escenario en que el nuevo coronavirus llegue a Venezuela supone una alerta para el personal de los centros de salud. Sería una emergencia más en un sistema debilitado. “En el contexto de la llegada de un nuevo virus, no quiero dar proyecciones, pero el impacto sería importante, ya que son precarios los recursos”, dijo la presidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología, María Graciela López.
Por Carmen Victoria Inojosa / INFOBAE
Para José Oletta, ex ministro de Sanidad y Asistencia Social, el actual sistema de salud es precario: “Está extremadamente débil, no puede atender lo cotidiano, menos una situación de emergencia como la que significa una enfermedad emergente”.
Por ejemplo, el servicio de Terapia Intensiva del principal hospital pediátrico de Venezuela está en cierre técnico desde el 27 de febrero. “Esto en una fotografía de lo que ocurre en las demás unidades de terapia intensiva”, asegura López.
“Nos encontramos atadas de manos”, manifiesta Margott Monasterio, enfermera y representante sindical del Hospital Universitario de Caracas (HUC) de la Universidad Central de Venezuela. Este es el primer hospital y el centro especializado más grande de la ciudad.
Naciones Unidas, en su reporte del 17 de febrero sobre Venezuela, dijo que en cuatro años la mitad de las empresas transnacionales productoras de medicamentos se retiraron del país y hasta 25 % del talento humano migró del sector público al privado o se fue al exterior. Por el apagón nacional, en marzo de 2019, más de 30 % de los equipos médicos sufrieron averías, sin que hasta la fecha hayan logrado repararlos al 100 %.
Las cifras del sistema de salud demuestran la aguda crisis sanitaria que se vive. En 2019 al menos 70 % de los centros recibieron el suministro de agua una o dos veces por semana, indicó la Encuesta Nacional de Hospitales. Mientras que 63 % reportó fallas en servicio de energía eléctrica, de hecho, el estudio registró 164 muertes atribuibles a estas fallas.
Monasterio cuenta que el personal del HUC ha insistido a los jefes directivos —como medida preventiva— sobre la dotación para la protección de la COVID-19, una enfermedad infecciosa causada por el coronavirus. Este brote estalló en China en diciembre de 2019. Al 28 de febrero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha notificado 83.631 casos confirmados y 2.858 muertes en más de 50 países.
En Venezuela no hay casos reportados. Pero la preocupación es alta ante la falta de insumos en los hospitales. El HUC fue uno de los seleccionados por el Ministerio de Salud para atender casos sospechosos, informó María Eugenia Landaeta, médico infectólogo del HUC.
El 28 de febrero, el ministro de Salud, Carlos Alvarado, señaló que había identificado “al menos un hospital por estado con capacitación y dotación, para atender la situación”. Sin embargo, no ofreció detalles de cuáles son esos centros. Ese mismo día, Nicolás Maduro anunció que una comisión presidencial, a cargo de Delcy Rodríguez, desplegaría protocolos de vigilancia epidemiológica. Peo tampoco se informó quiénes la integran.
Sin insumos
“Tenemos el plan, basado en el que se hizo para la influenza, el problema es con qué vamos a cumplir ese plan. No ha habido dotación en el HUC, ninguna respuesta a pesar de que se ha hecho la solicitud de insumos dos veces”, expresó Landaeta.
El 21 de febrero sostuvieron una reunión en el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel con autoridades de salud, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), personal de laboratorio y epidemiología. Ese día el ministerio pidió que hicieran una lista con los insumos que necesitaban. Esta fue entregada en físico y vía correo electrónico.
Landaeta destacó que solicitaron material descartable. “Ni siquiera tenemos guantes ni mascarillas”, apuntó. “Los equipos de terapia intensiva tienen consumibles que necesitamos que doten”, agregó. De presentarse un paciente, podrían atenderlo. “Lo que no podríamos es con grupo grande”, señaló Landaeta.
EL HUC requiere dotación de lentes protectores, mascarillas N95 y quirúrgicas, batas de protección, guantes, soluciones de hidratación, oxígeno terapia, sábanas, agua y jabón. “Eso lo veo complicado, si tenemos tanto tiempo con una crisis tan grave, es difícil que se consigan los insumos suficientes para atender los pacientes. Además que no sabemos cuántos serán”, destacó Landaeta.
López mencionó que en Venezuela sí hay técnicas de biología molecular para la detección de la COVID-19. “Sí podríamos detectar casos sospechosos”, aseguró, “pero no manejo las cantidades y si las pruebas serían suficientes para los casos que pudiesen presentarse”. El Ministerio de Salud anunció que la OPS entregará un kit de diagnóstico de la cepa del coronavirus.
Sin embargo, Oletta aseveró que en 2019 el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel procesó 185 muestras relacionadas a enfermedades respiratorias, esto de acuerdo con datos de la OPS. El instituto es el centro de referencia nacional y el laboratorio que procesará las pruebas de coronavirus.
“Esto revela una caída sustantiva de la capacidad del instituto para procesar muestras”, además, “la debilidad para hacer diagnósticos. Espero que se haya subsanado. No podemos trabajar a las primeras de cambio”, dijo Oletta.
Venezuela ha estado afectada por otras epidemias. De acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, en 2019 se notificaron 552 casos confirmados de sarampión en 12 estados más la capital del país. Pero entre 2017 y 2019 han sido 7.058. A estos, se suman los reportes de malaria y difteria. “Es decir, el sistema nacional de salud ha estado a prueba y no ha salido bien”, sostuvo Landaeta.
Ruta de asistencia
El HUC se estableció una ruta para la atención del paciente y dispuso de tres áreas de aislamiento: sala de emergencia, cuidados intensivos e infectología. Landaeta indicó que en terapia intensiva disponen de cuatro camas y cinco en infectología, estas podrían aumentar de acuerdo con la demanda.
Sin embargo, la preocupación se mantiene ante el déficit de personal. “Hemos expresado en la solicitud de dotación, el incremento de enfermeras, que puedan estar fijas y bien entrenadas en el área de aislamiento para evitar la transmisión del virus”, expresó Landaeta. Desde 2017 el HUC ha perdido 50% de su personal.
Una de las preocupaciones de Oletta, es que no hay suficientes infectólogos en el país. “Hace dos años se había reducido 13%”, dijo. La Sociedad Venezolana de Infectología tiene 380 miembros, a julio de 2019, habían emigrado 54. “Ya es un número bastante bajo para una especialidad tan relevante para nuestro país”, agregó López.
Oletta también destacó la falta de precisión por parte de las autoridades al momento de tratar a un paciente: “Debe haber un listado de los hospitales, a dónde serán enviados, en qué áreas serán atendidos. Si esos centros tendrán disponibilidad de agua y electricidad continúa, si tendrán la limpieza requerida para que no se transformen en fuentes de infección”.
Oletta lamentó que no se convocara a un órgano con competencias para tener el mayor asesoramiento posible. Como por ejemplo, a la Academia Nacional de Medicina.
Alertó que las personas de mayor riesgo serán aquellas que tengan cuadros de desnutrición, enfermedades crónicas, oncológicas, VIH, cuyo sistema inmunológico esté comprometido. En Venezuela 9,3 millones de están en inseguridad alimentaria, reveló el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas.
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