Estudio realizado por la Universidad de Oslo de Noruega y el Centro de Investigación Formación Obrera (CIFO) de Venezuela señala que no todos los actores del sector privado tienen el mismo acceso a los mecanismos de importación y financiamiento en divisas.
Por talcualdigital.com
Además refiere que la mayoría de los bodegones en el país están en funcionamiento desde el 2019 en adelante, por lo que 67% de sus propietarios tiene muy poca experiencia en el negocio.
En el negocio de los bodegones, sector que surgió en 2019 por la flexibilización de controles por parte del Gobierno, el 44% no tiene ninguna experiencia en el sector; 12% más de un año y el 10% menos de un año.
Esta situación «podría explicar el surgimiento de un segmento del empresariado con capitales de reciente constitución probablemente vinculados al gobierno, por la rapidez de sus permisos», explicó la el economista Manuel Sutherland, director del CIFO y coordinador de la investigación que señala que solo el 33% de los bodegoneros tiene experiencias previas en el sector desde hace más de 5 años, refiere TalCual.
«Más de dos tercios de los dueños y encargados de los bodegones declararon no tener ninguna experiencia previa en un rubro similar. Están prácticamente aprendiendo a administrar y gerenciar ese tipo de sitios y por eso tienden a cometer muchos más errores que si tuvieran una gran experiencia en el ramo», expresó Sutherland.
El experto considera que gran parte de estos nuevos emprendimientos podrían estar gerenciados por nuevos empresarios relacionados con el Gobierno, debido a la rapidez y facilidad con la que algunas personas pueden abrir un negocio, obtener permisos para la venta de licores, abrir en las semanas de cuarentena radical y conseguir que el Estado les elimine pagos de aranceles.
Afirmó que «es bastante probable que buena parte de esos bodegoneros sean empresarios no tradicionales que derivan de grandes contratos con el Estado, que pudieron haber acumulado capital a través de esos negocios y que ahora están invirtiendo dada la estrechez presupuestal del Estado».
Sutherland denunció que mientras la producción nacional debe seguir pagando impuesto de importación por las materias primas e insumos que trae del exterior, tributos internos y hacer frente a una serie de problemas propios que sufre el país, como la escasez de combustible y fallas de los servicios públicos, en los bodegones hay productos exclusivos que entran al país sin pagar impuestos y que se venden en divisas.
La investigación concluye que se trata de un proteccionismo que facilita a la importación de mercancías terminadas del que los industriales locales no gozan.
«A través de los bodegones se constata una apertura fragmentada con la importación masiva de mercancías, insólitas ventajas tributarias y arancelarias, la dolarización de sus mercancías y, en algunos casos, de los salarios».
La investigación señala que no todos los actores del sector privado tienen el mismo acceso a los mecanismos de importación y financiamiento en divisas, por lo que quien no tenga conexión con las élites del poder, tiene desventaja comercial.
«Es notoria la dificultad burocrática que se impone como barrera para hacer negocios en Venezuela: una infinidad de procesos jurídicos se requiere para abrir un comercio, tener licencia de expendio de licores, permiso para importar alimentos, etc. A fin de cuentas, tener vínculos con autoridades que ofrezcan permisos, licencias y un sinfín de autorizaciones se torna una necesidad. Es decir, quien no tenga conexión con las elites del poder, parte con desventaja comercial».
En ese sentido, Sutherland considera que los bodegones son una manera de continuar con la burguesía rentística importadora que cometía fraudes con sobrefacturación e importación de cajas vacías «gracias a la construcción que hizo el chavismo de un entramado financiero que facilitaba mucho la privatización de la renta petrolera, la fuga de capitales y, con base en una sobrevaluación de la moneda, la apropiación de divisas de manera muy barata».
Aunque no toda la población venezolana tiene acceso a estor bodegones, durante la cuarentena, 37% de la población compra en bodegones, según un estudio realizado en 2020 por el Grupo ARS DDB.
En los últimos dos años, 47% de los bodegones que hay en el país abrieron sus puertas en los últimos dos años, por lo que el experto considera que es notorio que el 80% de los establecimientos tiene menos de cinco años en funcionamiento, lo que «parece indicar que su surgimiento está muy relacionado con la severa escasez que azotó a la nación en 2016 y una respuesta social, elitista, a la misma».
Por esa razón, Sutherland cree que los bodegones han sido también una respuesta principalmente a la escasez, que hizo que venezolanos que tenían aún recursos no consiguieran bienes esenciales. Debido a la política de control que obligaba a vender a pérdida en medio de una hiperinflación, a muchas empresas locales se les hizo muy difícil seguir produciendo.
«Las sanciones han sido un impulso adicional al plan bodegonero, pues les han dado la posibilidad a muchas personas que no pueden viajar y tener un negocio en el extranjero por estar sancionadas de invertir en bodegones en Venezuela como una forma de hacer negocios rápida e internamente y, de alguna manera, reciclar capital que se fue obteniendo de otras formas. El asunto es que también los bodegones están creciendo a un rapidez inusitada y hay ámbitos en los cuales ya se les está dificultando bastante salir de mercancías. Se nota que hay mercancías que tienen muchísimo tiempo en anaquel sin rotación».
Método de pago
En el país se sigue usando con mayor frecuencia el pago en bolívares, a través de medios electrónicos para montos pequeños , debido a que no encuentran disponibilidad de cambio en divisas por bajos montos.
Por lo que expertos explican que debido a que no hay una inyección importante y constante de los billetes de 1, 5 y 10 dólares, que más demanda la población escasean, por lo que consumidores prefieren seguir pagando en bolívares para ahorrarse el alto costo de pagar en divisas, que en ocasiones se ven obligados a gastar todo el billete para poder comprar.
Aunque la mayoría de los bodegones reciben más divisas que bolívares, solo un escueto 12% paga sus salarios en divisas. La investigación señala que el 89% de los trabajadores gana menos de 60 dólares mensuales y que 65% menos de 40 dólares al mes. «Los beneficios de devengar remuneraciones en divisas son reales. Sin embargo, el 89% ingresa menos del 25% de la canasta alimentaria».