Taiwán criticó el lunes a China por realizar nuevos ejercicios aéreos y marítimos en torno a la isla, mientras Pekín seguía con sus represalias por la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi.
“El Ministerio de Asuntos Exteriores condena enérgicamente la decisión de China de ampliar las maniobras militares. La provocación y la agresión de China han perjudicado el statu quo del Estrecho de Taiwán y han aumentado las tensiones en la región”, dijo en un comunicado.
Los ejercicios debían terminar en principio el domingo al mediodía (hora local, 4 GMT), según la administración de seguridad marítima china. Pero el domingo, ni China ni Taiwán confirmaron su conclusión, aunque el ministerio taiwanés de Transporte había mencionado una reducción parcial.
“El Ejército Popular de Liberación (EPL) de China continuó ejecutando ejercicios conjuntos prácticos y entrenamiento en el mar y espacio aéreo alrededor de la isla de Taiwán, enfocándose en organizar operaciones conjuntas submarinas y de ataques marítimos”, dijo el comando este del ejército chino en un comunicado. El texto del EPL no precisó en qué zonas se llevan a cabo las maniobras ni tampoco si se efectúan con “disparos reales”.
China comenzó a realizar maniobras con fuego real en seis grandes áreas alrededor de Taiwán el jueves, al día siguiente de la visita que la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, efectuó a la isla.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, denunció el sábado la “total desproporción” de la reacción china y emitió una declaración conjunta con sus homólogos japonés y australiano en la que pedía a China que pusiera fin a las maniobras militares.
La prolongación de los ejercicios militares de China alrededor de Taiwán aumenta el riesgo de renovadas interrupciones en la cadena de suministro global al tener lugar en una de las vías marítimas más transitadas del planeta.
Consecuencias económicas
La extensión de las maniobras por parte de China, que considera a Taiwán parte de su territorio y no descarta una invasión de la isla autogobernada, aumenta la incertidumbre sobre el objetivo final de las acciones de Beijing y pone en riesgo la estabilidad de una de las principales rutas marítimas mundiales.
Casi la mitad de la flota global de contenedores y un 88 por ciento de los barcos más grandes por tonelaje pasaron a través del Estrecho de Taiwán este año, según datos de Bloomberg.
Se trata de una ruta clave para el suministro de semiconductores procedentes de Taiwán -hogar de TSCM, el mayor fabricante mundial de un componente clave en los actuales productos tecnológicos- y el equipamiento electrónico fabricado en el este de Asia, así como una arteria esencial en el transporte de gas natural.
Así, expertos advierten que la más mínima alteración en dichas rutas comerciales puede sentirse en la cadena de suministro global, lastrada por la pandemia y los confinamientos decretados en China, inmersa en su política de cero covid, y la invasión rusa de Ucrania.
“Los semiconductores y la energía se enfrentan a las mayores interrupciones de suministro si la situación continúa relativamente intensa o si hay una escalada mayor (en Taiwán), como un bloqueo a las exportaciones. Entonces, el mundo sufrirá”, advirtió Alicia García-Herrero, economista jefe de Asia-Pacífico de Natixis.
Si bien el impacto en el transporte aéreo y marítimo hasta ahora ha sido moderado, la experta anticipaba en una conferencia de prensa el viernes que los ejercicios pudieran continuar de forma intermitente, dificultando las decisiones de los transportistas. “Quizás no tanto por un bloqueo total de la isla, sino por uno potencial, las compañías podrían tomar decisiones para proteger o aumentar la capacidad de resistencia de su suministro, como desviar las rutas o buscar otros destinos”, consideró García-Herrero.
Pero hay un factor clave que devuelve el optimismo a los expertos: China tiene mucho que perder si la crisis perdura, pues más del 42 por ciento de las exportaciones de Taiwán van dirigidas a China.
La mayor partida de las importaciones que China recibe de Taiwán está compuesta por productos electrónicos, siendo los semiconductores -una industria clave que Pekín intenta desarrollar sin gran éxito aún- el principal componente, de acuerdo con una nota de Capital Economics firmada por Julian Evans-Pritchard.