Sandra Bautista, es una de las cientos de maestras mirandinas que han tenido que renunciar a dar clases ante los bajos sueldos y han tenido que dedicarse a otros oficios para poder «sobrevivir» a la crisis.
La joven, quien trabajó durante casi una década en El Simoncito de La Rosaleda, en el Municipio Los Salias, renunció recientemente al conseguir un trabajo que la garantiza mejores ingresos.
“Yo renuncié por el tema del sueldo, estudié con mucho sacrificio y me encanta mi profesión y espero que esto se arregle para volver a las aulas, yo me retiro porque estaba cobrando 5 millones y eso no me alcanzaba ni para mantener mi carro”, explicó.
Bautista comparte la opinión que mientras no estén dadas las condiciones no es favorable regresar a las aulas, “los niños no van aguantar un tapabocas o resistirse a un afecto, un abrazo, un beso, el docente es contacto con los niños, sino los vas a poder abrazar será muy difícil”, dijo.
Por su parte, Marquia de Santiago, maestra de la Escuela Básica Nacional Los Salias con 26 años de servicio, se suma a quienes exigen a la administración de Maduro realizar una campaña de vacunación nacional masiva, “de lo contrario será difícil mantener controlados a tantos niños y respetar el distanciamiento físico en los salones”.
Redacción El Tequeño