Corea del Sur afirmó este miércoles que el régimen de Kim Jong-un cortó las comunicaciones telefónicas transfronterizas, un día después de denunciar la actitud “unilateral e irresponsable” de Pyongyang y en medio del repunte de las tensiones bilaterales.
El Ministerio de Unificación surcoreano señaló que la dictadura norcoreana no ha dado respuesta a las llamadas desde el 7 de abril y resaltó que la situación es la misma a través de las líneas de comunicación militar oriental y occidental, según información de la agencia surcoreana de noticias Yonhap.
El titular de la cartera, Kwon Young Se, afirmó el martes que las autoridades norcoreanas “no han dado ninguna explicación” y advirtió que la postura de Kim Jong-un llevará al país “al aislamiento” y “lo pondrá en apuros”.
Por otra parte, denunció que » pesar de numerosos llamamientos y advertencias, el Norte opera en instalaciones en el Complejo Industrial Gaeseong (GIC) sin permiso, violando la propiedad de compañías surcoreanas”.
“El Gobierno condena firmemente estos actos ilegales, que violan el Acuerdo para la Protección de Inversiones Intercoreanas alcanzado entre ambas Coreas y la Ley del Complejo Industrial Gaeseong de Corea del Norte. Afirmamos claramente que el Norte será el único responsable de las consecuencias”, advirtió.
El ministro de Unificación surcoreano aseveró que “tal y como se anunció el 6 de abril, el Gobierno de Corea del Sur adoptará todas las medidas, incluidas acciones legales, para que el régimen de Corea del Norte rinda cuentas por sus actividades ilegales y cooperará activamente con la comunidad internacional (a tal fin)”.
Las autoridades surcoreanas afirmaron el lunes que estaban sopesando la posibilidad de que Pyongyang hubiera suspendido “de forma unilateral” el canal de comunicación, a través del cual ambos países mantenían dos contactos diarios. Corea del Norte restauró la línea en julio de 2021, cerca de un año después de cortarla por el lanzamiento de panfletos de propaganda a través de la frontera, pero la suspendió durante dos meses en agosto de 2022 en protesta por las maniobras militares entre Washington y Seúl.
Pyongyang ha amenazado repetidamente a los aliados por estos ejercicios, que han incluido el despliegue de activos estratégicos estadounidenses como portaaviones o bombarderos con capacidad para cargar armas nucleares, y el fin de semana anunció que había testado por primera vez un dron submarino con capacidad nuclear.
Otro precedente de este silencio tuvo lugar en 2017, cuando Corea del Norte rompió la comunicación varios días antes de lanzar un misil balístico que sobrevoló Japón. La línea directa entre ambos países quedó teóricamente restaurada cuatro años después.
La tensión en la península está en niveles máximos tras un 2022 en el que el ejército norteño realizó un número récord de test de misiles y en el que surcoreanos y estadounidenses retomaron sus grandes simulacros militares.