Tobo en mano, Carmen camina cada mañana desde su vivienda, ubicada en el sector El Encanto de la capital mirandina, hasta lo que parece ser un manantial que brotal de las vías del antiguo ferrocarril de Venezuela.
Ya no recuerda cuando fue la última vez que abrió «el chorro» de su casa y en vez de salir aire le salió agua, «la única manera de poder bañarnos, limpiar y cocinar es buscarla la final del Túnel 10», puntualiza.
Camina, acompañada de sus dos hijos, por los rieles de lo que fue el Tren de El Encanto. El recorrido es de unos 30 minutos, entre charcos de barro generados por las lluvias y la maleza. No es la única, para varias familias es la única fuente de agua en medio del colapso de los servicios públicos en Guaicaipuro.
Mientras recoge el agua que enama de la montaña y se deposita a un lado de las vías, Carmen recuerda que se encuentra en un lugar histórico. El 29 de septiembre de 1963 justo en ese punto se desarrolló el conocido asalto al Tren del Encanto.
Recuerda que fue una operación ejecutada por las FALN que consistió en la toma de un tren que se dirigía hacia Los Teques, en el que quince guerrilleros se enfrentaron con la Guardia Nacional. Buscaban apropiarse de armas que serían transportadas hacia Caracas y utilizadas para fortalecer su organización.
«Desde chiquita me contaban lo que aquí ocurrió, le tenía miedo a venir porque también dicen que se escuchan voces dentro del túnel, pero la necesidad tiene cara de perro», agrega entre risas.
Asegura que la calidad del agua es buena, «es un manantial, al llegar a casa la hiervo bien, igual no creo que sea peor que la que bombea Hidrocapital que parece papelón».
Se estima que el 86% de los venezolanos reportó problemas con el suministro de agua, incluyendo un 11% que no tiene, según una encuesta realizada por la ONG Observatorio Venezolano de Servicios Públicos entre 4.500 residentes en abril.
Daniel Murolo
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