En la mañana de este jueves, el presidente de Estados Unidos envió un tuit a sus más de 60 millones de seguidores en el que criticó a una joven de 16 años con síndrome de Asperger que se ha empeñado en luchar contra el cambio climático alrededor del mundo.
“¡Greta debe trabajar en su problema de manejo de ira y luego ir a ver una buena película anticuada con un amigo!”, escribió Trump sobre la activista de crisis climática Greta Thunberg. “¡Relájate, Greta, relájate!”, remató.
Esta no es la primera vez que Trump ataca a Thunberg. “Parece una niña muy feliz que espera un futuro brillante y maravilloso”, expresó con sarcasmo Trump en Twitter después del discurso que Thunberg pronunció ante la Asamblea General de las Naciones Unidas a principios de este otoño. “¡Qué bueno verlo!”, insistió el presidente.
Lamentablemente, la reacción de Trump resulta predecible luego de que la joven activista sueca fuera nombrada como la persona del año de la revista Time… por encima de él. Trump es un bravucón. Y ha demostrado una y otra vez que no tiene recelo en matonear a nadie. No olvidemos que se burló de la apariencia de Carly Fiorina cuando estaba compitiendo con ella por la nominación republicana durante la campaña electoral de 2016. Y en esa misma campaña, el ahora mandatario se mofó de un periodista de The New York Times imitando groseramente su discapacidad física. Entonces, que el presidente de Estados Unidos le diga a una joven de 16 años con síndrome de Asperger –una condición que se caracteriza principalmente por la dificultad en las interacciones sociales– que haga algunos amigos y, básicamente, “se relaje”, se adapta muy bien a ese patrón de comportamiento.
Thunberg respondió cambiando su biografía de Twitter para burlarse de las palabras del presidente y refirió a sí misma como: “Una adolescente que trabaja en su problema de manejo de la ira. Actualmente se relaja y mira una buena película anticuada con un amigo”. Thunberg ha sido abierta sobre su diferencia neurológica, reconociendo las luchas que ha tenido y asegurando que es un “superpoder” cuando se trata de su activismo.
Trump es Trump. Nunca se ha comportado de otra manera diferente a esta. Ahora, es no justifica su comportamiento. Pero sorprende que actúe así.
Lo que es realmente preocupante –y que genuinamente me da rabia– sobre todo esto es que no escucharemos el rechazo por parte los partidarios de Trump (en cargos electos y fuera de ellos) debido este comportamiento absolutamente espantoso.
¿Por qué? Porque, en este momento de la historia política estadounidense, el partido con el que se identifican sobrepasa, ejem, todo lo demás, incluida la decencia común.
Porque la decencia común dictaría que, como sociedad, no aceptamos que un adulto intimide a una niña de 16 años en internet. Porque sabemos que está mal. Porque somos conscientes de que si tuviéramos una hija no querríamos que un adulto la matoneara. Mucho menos un hombre adulto. Mucho menos uno que es el presidente de Estados Unidos.
Esa no es una posición partidista. Es moral. Es de sentido común. ¿No me crees? Lee estas palabras de la primera dama Melania Trump:
“En la sociedad global de hoy, las redes sociales son una parte inevitable de la vida cotidiana de nuestros hijos. Se pueden usar de muchas formas positivas, pero también pueden ser destructivas y dañinas cuando se utilizan incorrectamente. Es por eso que ‘Be Best’ elige enfocarse en importancia de enseñar a nuestra próxima generación cómo comportarse de manera segura y positiva en un entorno en línea”.
¡De acuerdo! Los peligros del acoso en línea para nuestros hijos son reales y siguen empeorando. ¡Eso es algo en lo que podemos y todos debemos estar de acuerdo!
Y, aún así, cuando la persona más poderosa del país intimida a una niña de 16 años con síndrome de Asperger, no hay expectativas razonables de que todos –republicanos, demócratas y personas a quienes no les importa la política– condenen rotundamente este comportamiento.
Entonces, ¿qué demonios? Nuestra humanidad común debería dictar que no permitamos que el presidente –o CUALQUIER adulto– intimide a un niño, ¿cierto? ¿CIERTO? CIERTO.
Que hayamos olvidado esa memoria de nuestra humanidad común es muy preocupante. Y bien puede ser el legado duradero del tiempo de Trump como presidente.