Trabajadores públicos venezolanos “celebraron su día” sin estímulo, sin garantías, y sin oportunidades

Redaccion El Tequeno

Cada 4 de septiembre se celebra el Día del Empleado Público en Venezuela, sin embargo, este año, quienes desempeñan funciones en la administración pública no tienen motivos para celebrar.

Manuela Reyes Gómez || La Prensa del Táchira 

No hay mucho que celebrar a parte del significado del día como tal. Me siento igual que todos los servidores públicos de este país, sin estímulo, sin garantías, sin oportunidades“. Así se expresa Alma Guerrero, secretaria ejecutiva del Sindicato Único de Empleados Públicos del ejecutivo del estado Táchira.

Hoy carecemos de los beneficios laborales más elementales. No hay ni equidad ni igualdad pues la remuneración que percibimos no alcanza ni para dos productos de la cesta básica“, lamenta.

Asegura que en la actualidad los servidores públicos no cuentan con seguridad social e indica que han elevado propuestas para la dolarización de los sueldos “en un estimado de 600 dólares como mínimo“, así como “adecuar el tabulador en base a la meritocracia y tomando en cuenta las contrataciones colectivas“.

Sin razones para celebrar

EFE/Miguel Gutiérrez

La dignidad del funcionario público ha disminuido a niveles desastrosos con una indolencia de un gobierno nacional que no ve en el trabajo algo importante. Definitivamente no hay nada que celebrar“.

Así se expresa Sergio Olano, secretario de reclamos del Sindicato Único de Empleados Públicos del ejecutivo del estado Táchira, quien expresó que “el empleado público durante muchos años ha venido decayendo en su situación y sus beneficios. Cada vez estamos más desasistidos, los beneficios se nos han ido disminuyendo, los beneficios contractuales se han ido diluyendo en el tiempo“.

Lo anterior, debido a que, según narra Olano, este gremio tiene 20 años sin renovar su contrato colectivo. “Introdujimos hace 3 años un nuevo proyecto de convención colectiva que aún no ha pasado de las primeras fases“.

“Vamos empeorando”

EFE/Cristian Hernández

De acuerdo a Olano, no existe una verdadera intención a nivel nacional de mejorar la vida de quienes laboran en la administración pública, pues de acuerdo a la Ley, para mejorar o modificar las convenciones colectivas, las mismas deben ir hasta los ministerios de Planificación y Desarrollo y Economía y Finanzas “y ahí se tranca mucho”.

No hay una verdadera intención de hacer la convención colectiva“, lamenta Olano, “Ya que nuestros salarios son paupérrimos, nuestra condición de comida y familiar son condiciones mínimas y no están concatenados con los Derechos Humanos y con los derechos del trabajo que son siempre beneficios progresivos. Nosotros vamos empeorando“.

Debido a que la Gobernación depende de los situados que llegan desde Caracas, “con ese cuentagotas que ahora le tienen a los estados, le envían lo mínimo necesario“, lo que deja fuera los tan deseados beneficios laborales.

Es una lucha, tiene que ir a Caracas, regresar de Caracas, tienen que pedirle permiso para hacer cualquier cosa en beneficio de los trabajadores y el gobierno nacional se hace el de la vista gorda y echa para atrás los papeles“, lamenta.

Ni sol ni sombra de lo que era

Foto: Así transcurre la protesta de empleados públicos en varios estados del país / Vía @Anay65 – twitter

Hace 30 o 40 años, los trabajos como empleados públicos eran los más buscados debido al estatus y beneficios que este tipo de empleo ofrecía. Olano es hijo de un empleado público que con sus ingresos logró comprar casa propia, carro y pagar la educación de sus hijos, sin embargo, para Olano y sus compañeros, esto es imposible.

Hoy día a nosotros no es difícil pagar un alquiler como funcionarios públicos, mucho menos podemos darle una vida digna a nuestra familia o a nosotros mismos”. Por eso, muchos de sus compañeros en su tiempo libre buscan otras opciones para generar ingresos como “plomeros, carpinteros, mecánicos, taxean, mucho delivery, ofrecen comida, dulces, todo aquello para lograr mantener a las familias“.

Y es que con un salario de entre 400 mil y 600 mil bolívares mensuales, no es mucho lo que pueden comprar. No obstante, la señora Alma Guerrero desea animar a sus colegas a “seguir adelante, a seguir dando y colocando su granito de arena para mejorar lo que esté por mejorar y superar todas las adversidades que estamos pasando. Ya vendrán tiempos mejores, Dios mediante“.

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