“¿Las aceras de Los Teques? Son un desastre. ¿Qué te puedo decir?, dijo Antonio Sifonte, de 50 años, al ser consultado sobre el estado de los retiros en el centro de la capital mirandina.
Sifonte, habitante de la calle Ayacucho, señaló que hay que sortear obstáculos, subir y bajar diferentes alturas y cuidarse de la peligrosa práctica de dueños de negocios y casas céntricas que decidieron colocar cerámica u otros materiales resbalosos, sobre todo cuando llueve, en los portales que abarcan las aceras y se convierten en una auténtica guillotina para los transeúntes.
Si hay algo que está a la vista es la multiplicidad de formas: aceras que miden casi un metro de alto y otras que de casualidad miden 40 centímetros de ancho.
Zonas donde no hay los retiros para discapacitados, otros tramos que ya no existen y en otros, sencillamente privó el criterio del dueño de la fachada.
En la avenida La Hoyada, a la altura del centro comercial Paseo Mirandino, la acera está repleta de irregularidades. «Cuando llueve se llena de agua, es fácil tropezar, son un peligro para adultos mayores», reseñó este miércoles #11Dic otro vecino.
