El primer ministro de Trinidad y Tobago, Stuart Young, busca retener el poder en las elecciones del lunes frente a una oposición que es favorita en los sondeos en el país sacudido por la violencia y una crisis económica.
Conocido por su carnaval y sus playas, este país caribeño anglófono de 1,4 millones de habitantes atraviesa una grave crisis de seguridad y apenas salió el 14 de abril de un estado de emergencia declarado en diciembre de 2024.
Según datos oficiales, el año pasado se registraron cerca de 600 homicidios, muchos de ellos vinculados a bandas criminales, en el archipiélago, ubicado a pocos kilómetros de la costa venezolana.
Además, Trinidad y Tobago, segundo mayor productor de gas del Caribe, atraviesa un período de recesión económica que esperaba superar gracias a la explotación del gran yacimiento de gas «Dragón» con Venezuela.
Pero Estados Unidos, que busca asfixiar económicamente a Venezuela, revocó en abril, bajo pena de sanciones, el permiso que permitía a Trinidad y Tobago desarrollar el yacimiento gasífero con Venezuela.
Promesas
Se espera que alrededor de 1,1 millones de personas voten para elegir a los 41 miembros de la Cámara de Representantes que decidirán el puesto de primer ministro, en este sistema parlamentario que funciona de manera similar al de la antigua potencia colonial del Reino Unido.
El exministro de Energía de Trinidad y Tobago Stuart Young, de 50 años, miembro del Movimiento Nacional del Pueblo (PNM) de centroizquierda, en el poder desde 2015, asumió el gobierno en marzo después de que Keith Rowley renunciara al cabo de una década en el cargo.
El partido de Young y Rowley cuenta con algo más de 30% de la intención de voto, según una encuesta reciente, frente al Congreso Nacional Unido (UNC, centro) de la exprimera ministra Kamla Persad-Bissessar (2010-2015), de 73 años, a quien las encuestas dan 47% del favoritismo.
«Estamos llegando a nuestro punto máximo en el momento justo», afirmó Persad-Bissessar, quien prometió durante la campaña un aumento de los salarios de los funcionarios.
Según Young, estas promesas son poco realistas, pues considera que «ningún gobierno puede permitirse» una medida que costaría el equivalente a unos 2 mil millones de dólares estadounidenses.
El comisario de policía Junior Benjamin, informó a principios de esta semana que han «recibido información que sugiere que se están planeando cosas para perturbar el proceso electoral».
«Adoptaremos un enfoque de tolerancia cero», advirtió. Se espera que los resultados se anuncien el lunes por la noche.
AFP