El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, destacó este martes la renuncia del presidente de Bolivia, Evo Morales, como un «momento significativo» para la democracia en la región, que envía «una fuerte señal» a los gobiernos de Venezuela y Nicaragua, cuya autoridad Washington desconoce.
«Estos eventos envían una fuerte señal a los regímenes ilegítimos en Venezuela y Nicaragua de que la democracia y la voluntad del pueblo siempre prevalecerán», dijo Trump, en una declaración tras la dimisión de Morales el domingo en medio de multitudinarias protestas por cuestionadas elecciones.
«La dimisión ayer del presidente de Bolivia, Evo Morales, es un momento importante para la democracia en el Hemisferio Occidental. Tras casi 14 años y tras su reciente intento de saltarse la Constitución boliviana y la voluntad del pueblo, la salida de Morales preserva la democracia y abre el camino para que el pueblo boliviano haga que se escuche su voz», ha afirmado Trump en un comunicado oficial difundido por la Casa Blanca.
Así, «Estados Unidos aplaude al pueblo boliviano por exigir libertad y al Ejército boliviano por cumplir con su juramento de proteger no solo a una persona, sino la Constitución de Bolivia». Para el mandatario estadounidense, «estamos un paso más cerca de un Hemisferio Occidental completamente democrático, próspero y libre».
CRISIS EN BOLIVIA
El origen de la crisis en Bolivia son las elecciones presidenciales del pasado 20 de octubre, en las que, según el candidato opositor Carlos Mesa, se produjo un «fraude gigantesco» para garantizar un cuarto mandato de Morales.
Tras una ola de protestas que derivó en enfrentamientos, bloqueos y saqueos, Morales accedió a que la Organización de Estados Americanos (OEA) hiciera una auditoría electoral que finalmente ha confirmado irregularidades.
En este contexto, el líder indígena aceptó celebrar nuevas elecciones pero insistió en mantenerse como candidato, tras lo cual tanto la Policía como las Fuerzas Armadas le demandaron que dimitiera, algo que hizo poco después. Morales, así como algunos países latinoamericanos, ha denunciado un «golpe de Estado».