Este domingo era el día en que Daniel García, repartidor venezolano residente de la capital de Colombia, había planeado iniciar un arduo viaje por tierra hacia Estados Unidos.
Por New York Times
Entonces Donald Trump se convirtió en presidente electo, y todo cambió. Inseguro de si podría llegar a la frontera antes de la toma de posesión de Trump, y temeroso de que lo regresaran una vez que Trump estuviera en el poder, García, de 31 años, ha decidido quedarse.
“Es una inversión muy alta”, dijo sobre el viaje al norte, que calculó que le costaría 2500 dólares, más o menos los ahorros de un año. “Prefiero no arriesgarme”, añadió.
Ahora que Trump se dirige de nuevo a la Casa Blanca, muchos migrantes potenciales se están replanteando sus planes, mientras que los funcionarios de fronteras se esfuerzan por comprender lo que una presidencia de Trump significará para las personas que intentan llegar a Estados Unidos.
La postura dura contra la inmigración fue uno de los pilares de su campaña, un mensaje que se extendió por todo el mundo.
En México, grupos humanitarios y funcionarios de migración se preparan para una posible avalancha de migrantes hacia Estados Unidos antes de que Trump asuma la presidencia en enero.
“La gran mayoría de los que están en México van a intentar llegar a la frontera”, dijo Irineo Mujica, director para México de Pueblo Sin Fronteras, un grupo transnacional de defensa de los derechos humanos. “Ahora definitivamente se cierra la puerta y muchos de ellos van a tratar de correr”.
Pero es demasiado pronto para saber si esa oleada se materializará realmente. En internet, en los grupos de Facebook y WhatsApp donde los migrantes potenciales comparten información, los contrabandistas están utilizando la elección de Trump para instar a la gente a utilizar sus servicios lo más pronto posible.
“Hay tiempo”, dijo un contrabandista en un grupo de WhatsApp para posibles migrantes que cuenta con más de 400 miembros.
Una persona con buena salud, con algunos ahorros y suerte, puede llegar desde Sudamérica hasta la frontera con EE. UU. en unos dos meses.
Si la persona es secuestrada, robada o asaltada —experiencias habituales de los migrantes, sobre todo cuando atraviesan México—, puede tardar más.
Y, por supuesto, muchos migrantes ni siquiera llegan a acercarse a la frontera entre EE. UU. y México. Son deportados, detenidos por las autoridades mexicanas o se convierten en víctimas de lesiones, o algo peor.
Sin embargo, algunas personas que se habían planteado el viaje dijeron que ya han decidido que la elección de Trump significa que no intentarán llegar a Estados Unidos, por medios ilegales o legales. Algunos dijeron que temían la deportación, o simplemente un clima poco acogedor.
Trump ha culpado a los inmigrantes de muchos problemas de Estados Unidos, como la delincuencia y el aumento del coste de la vivienda, y ha prometido llevar a cabo la mayor campaña de deportación masiva de la historia del país.
En Maracaibo, la segunda ciudad más grande de Venezuela, Josefina Quintero, de 59 años, dijo que su hija se había marchado a Estados Unidos hace años y la había instado a considerar la posibilidad de solicitar un programa de entrada legal conocido como libertad condicional humanitaria para que la familia pudiera reunirse.
Quintero, quien gana unos 20 dólares a la semana haciendo trabajos de limpieza, nunca presentó su solicitud. Le preocupaba dejar a su padre de 90 años, quien padece demencia, y ahora cree que Trump pondrá fin al programa.
“Ya ese sueño se esfumó. Me toca conformarme con quedarme”, dijo. “Me duele no conocer a mis nietos en persona, ni abrazarlos. Seguiré hablando con ellos por videollamada hasta que haya una nueva oportunidad”.
La migración en la frontera sur de EE. UU. alcanzó niveles récord bajo el gobierno de Biden, impulsada por la pobreza y los conflictos en países como Venezuela y Ecuador. Otro factor ha sido la creciente popularidad de una ruta a través del Tapón del Darién, la selva entre América del Sur y América del Norte que antaño constituía una formidable barrera física para quienes pretendían llegar a Estados Unidos.
Trump arremetió contra las políticas fronterizas y migratorias del gobierno de Biden, calificándolas de demasiado laxas. En la ruta hacia Estados Unidos durante los dos últimos años, muchos venezolanos han declarado a los periodistas del New York Times que parte de su decisión de emprender el viaje tuvo que ver con la creencia de que Biden había creado una política especial de entrada en la frontera para las personas procedentes de su país.
En 2022, las detenciones de migrantes en la frontera sur se dispararon hasta alcanzar los 2,2 millones, alimentando el descontento en Estados Unidos y convirtiéndose en uno de los temas centrales de las elecciones presidenciales de noviembre.
Los cruces en la frontera sur de EE. UU. se han ralentizado en los últimos meses, a medida que el gobierno de Biden tomaba medidas enérgicas, reduciendo las opciones para solicitar asilo y animando a los países de la ruta a dificultar el paso. El gobierno también ha ampliado los programas de entrada legal.
El gobierno mexicano ha dificultado especialmente la travesía de la nación, devolviendo a los migrantes que llegan al norte del país a regiones distantes del sur, y creando lo que un investigador denominó un “carrusel migratorio”.
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