Con un evento de poco más de una hora de duración, realizado en el Aula Magna de su sede Montalbán, la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) celebró, el martes 31 de octubre, los 70 años de su fundación.
Durante la actividad se mostró mostró su evolución, de una modesta casa de estudios en la esquina Jesuitas, en el centro de Caracas, a una institución consolidada como la mejor universidad privada de Venezuela, con un moderno campus levantado en lo que fue parte de la antigua Hacienda Montalbán y una extraordinaria extensión en Ciudad Guayana.
Las máximas autoridades de la UCAB y su canciller, el cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Caracas, fueron anfitriones de representantes del cuerpo diplomático, expertos de distintas áreas del saber nacional, directivos y miembros de las Academias Nacionales, autoridades de universidades fraternas, empresarios, egresados y clérigos de distintas órdenes.
La festividad, que también sirvió para bautizar el libro 70 años de la Ucab, coordinado por el profesor José Luis Da Silva, director del Secretariado de Investigación y Transferencia de la universidad, tuvo como broche, para cerrar, una muy aplaudida interpretación del flautista Luis Julio Toro, fundador del Ensamble Gurrufío.
El cardenal Porras dijo que “esta celebración nos hace ver el pasado para saber dónde estamos y a dónde queremos ir. La UCAB no nació enmantillada, ha podido ser por ese esfuerzo continuo y que mira hacia el futuro y que la convierte en una de las grandes universidades de América Latina y el mundo”.
Mensaje desde Roma
Por su parte, en un mensaje transmitido desde Roma, el prepósito general de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa Abascal, saludó a su alma mater y afirmó que “la Ucab está más viva que nunca y más consciente del servicio que debe prestarle a un país sumergido en una crisis profunda”. Añadió que “los que llevamos a la Ucab en el corazón tenemos motivos para estar de fiesta”.
Sosa Abascal destacó que “que una institución educativa de profunda vocación social alcance 70 años de historia en Venezuela no es poca cosa, con más de un tercio de estudiantes becados, con reseñas continuas de mejoras en los rankings internacionales, con la disciplina de repensarse permanentemente para ofrecer una formación integral y de alta calidad acorde con nuestros desafiantes tiempos, con los valores ignacianos siempre como referencia, con investigaciones que contribuyen al desarrollo del país, con una labor intensa en las comunidades y la incorporación de nuevas titulaciones”, dijo.
Semillas de futuro
El hilo central que conectó las participaciones, discursos y performances que entretuvieron al público que colmó el recinto fue la alegoría de una semilla que, poco a poco, echa raíces, crece y se robustece, lo que se completó con la entrega a cada asistente de un sobre contentivo de semillas de apamate, con sus respectivas instrucciones para la siembra y cuidado.
El acto se caracterizó por su frescura y la participación destacada, como presentadores, de jóvenes estudiantes de distintas carreras, vestidos con los atuendos casuales que usan en su día a día en el campus.
El diseño del evento -que se transmitió a través de YouTube para conectar a los miembros de Ucab Guayana y a los egresados en todo el mundo- incluyó aspectos clave que han marcado la impronta de la Compañía de Jesús en el quehacer ucabista.
Así, la ceremonia abrió con el himno nacional, cantado por un grupo de niños de la U.E. “Luis María Olaso” de Fe y Alegría, ubicado en la parte alta de la parroquia La Vega de Caracas, donde la Extensión Social de la Ucab mantiene alianzas de trabajo comunitario en distintos ámbitos. Esto sirvió para recordar que lo que es hoy una organización con presencia en 22 países nació como un proyecto del Voluntariado de la Ucab.
Seguidamente, se presentó el documental oficial por los 70 años, el cual mostró, entre otros aspectos, una recopilación de los hitos más importantes del nacimiento de la Ucab, relatados por quien fue su rector desde 1990 a 2010, el padre Luis Ugalde.
El audiovisual también contó con los testimonios de autoridades y profesores de la universidad, involucrados en su transformación para enfrentar los retos de la educación superior en el siglo XXI.
Tras la proyección del video, integrantes de Teatro Ucab, acompañados por un ensamble instrumental del Sistema de Orquestas, realizaron una emotiva actuación en la que, al compás del Oboe de Gabriel, pieza emblemática del compositor italiano Ennio Morricone, se convirtieron en raíces y ramas de un árbol que crece fuerte y listo para dar sus frutos.
El vestuario de esta presentación fue creado por la Academia de Moda Ucab y la iluminación fue diseñada por el profesor de la Facultad de Ingeniería, Manuel Peña.
Frutos de esperanza
En su turno de ofrecer el mensaje central del 70 aniversario, el rector Arturo Peraza, condensó en apenas 11 minutos sus principales satisfacciones, preocupaciones y aspiraciones sobre el papel de la universidad que dirige desde mayo de 2023.
Habló de su deseo de ayudar a que el país deje atrás “el modelo extractivista” que se impuso en Venezuela y fortalecer “a ese actor que se llama sociedad civil”. Agradeció “a tanta gente buena que hoy quiere darle gracias a Dios por estos 70 años”.
Peraza manifestó que “si yo tuviera que pensar en torno a la imagen de la UCAB, diría que es constantemente este camino de sembrar para transformar”, afirmó Peraza, luego de mencionar las raíces de la presencia de los jesuitas en Venezuela cuando, en el siglo XVIII, el padre José Gumilla trajo la primera planta de café a Venezuela, en la zona del río Orinoco.
La historia en Montalbán
Agradeció la visión de la familia Vollmer (que donó en 1962 los terrenos sobre los cuales se erigió el campus Montalbán) porque “decide transformar una siembra en otra: transformar la hacienda Montalbán en una universidad”.
“Una siembra que produjo profesionales que han ayudado al país en diversos ámbitos y se sembró en otros lugares; esta semilla se enfrentó a terrenos rocosos y hierbas que impedían su crecimiento, pero esta semilla ha producido el 100% (…) Cuando uno está sentando en la Hacienda Montalbán, uno puede decir: Gracias, Señor, porque la Hacienda Montalbán ha producido frutos de esperanza”, comentó.
El sacerdote jesuita dedicó la mayor parte de su reflexión en el Aula Magna a hablar de las transformaciones que Venezuela necesita e invitó a “hacer este ejercicio colectivo” que realizó el primer rector, Carlos Guillermo Plaza, con la familia Vollmer para “transformar una hacienda en un proceso de conocimiento y de desarrollo, porque decidieron sembrar y transformar”.
Cuestionó que el país se haya vuelto una sociedad dependiente. “En Venezuela necesitamos transformar modelos, Venezuela se quedó pegada con el modelo extractivista con el cual se inició el siglo XX”.
Usó analogías freudianas para comparar la nación con una persona que, emocionalmente, se estanca y hasta involuciona, y se convirtió en “una sociedad narcisa, clientelar”.
La imposición de ese esquema, dijo, “no permite generar ciudadanía, que es lo que nosotros como universidad quisiéramos promover”. En la continuación de su analogía psicológica, Peraza afirmó que “nuestra sociedad requiere normas y responsabilidades”.
Añadió: “Necesitamos crear un Estado de derecho fuerte, capaz de regular nuestras relaciones como sociedad e incluso que pueda hacer valer los derechos humanos y el sentido de respeto ciudadano y la construcción de democracia como un elemento fundamental a través del cual construimos nuestras relaciones; pero aún más, si quisiéramos pensar en la tercera fase, tendríamos que pensar en esa fase del eros, la fase del amor, que es capaz de producir vida, que es capaz de producir nuevos desarrollos, que es capaz de abrirse al otro y darle lo mejor que esto tiene”.
Trabajo y educación
También recordó que la Constitución venezolana señala que “el trabajo y la educación son la base de la construcción de la nueva sociedad”.
“Nosotros quisiéramos animar ese camino y por eso también necesitamos reforzar y facilitar procesos en donde la creatividad, el desarrollo tecnológico y la inversión estén en la clave fundamental del país del siglo XXI. La Ucab entiende que tiene un rol en este proceso de transformación, somos una universidad en constante cambio”.
Agradeció el apoyo de empresas, organizaciones y particulares que han colaborado y siguen colaborando con los proyectos de la institución, incluyendo a los que “se unen a nosotros para abrirles oportunidades de futuro” a un tercio de los estudiantes ucabistas beneficiados con el fondo de becas.
Resaltó que los obstáculos deben ser oportunidades para crecer y que la universidad está empeñada en seguir ese camino. “A nosotros las dificultades nos invitan a seguir creciendo y abriendo ventanas para tratar de transformar, abrir nuevos diálogos y nuevas narrativas. Por eso, creemos que nuestra misión tiene que ver con desarrollar tecnología, pero especialmente ser una universidad inclusiva, porque no va a ser posible un país en un contexto de máxima pobreza, sino con gente suficientemente preparada que pueda enfrentar los retos del siglo XXI y los retos que este mundo nos está planteando”.