Los investigadores ucranianos de una zona reconquistada a los soldados rusos han descubierto una celda en la que se detenía y maltrataba a niños, según denunció este miércoles un alto defensor ucraniano de los derechos humanos.
Dmytro Lubinets, comisario de Derechos Humanos del Parlamento ucraniano, declaró que la celda se encontraba en uno de los cuatro centros de tortura gestionados por el ejército ruso en Kherson, ciudad del sur de Ucrania abandonada por las fuerzas pro-Moscú el mes pasado.
Rusia niega haber atacado a civiles en la guerra y rechaza las acusaciones de haberlos maltratado.
Lubinets, que ha presentado una serie de informes sobre presuntas torturas, afirmó que las condiciones eran peores que las de los lugares de confinamiento investigados en otras zonas recuperadas.
“Encontramos 10 cámaras de tortura en la región de Kherson, cuatro en la ciudad de Kherson”, dijo a los periodistas en una reunión informativa. “En una de las cámaras de tortura encontramos una habitación separada, una celda donde se encerraba a los niños… incluso los ocupantes la llamaban así, celda para niños”.
La celda sólo se diferenciaba de las habitaciones adyacentes en que las fuerzas de ocupación colocaban esteras finas en el suelo, detalló el funcionario ucraniano.
“Hemos documentado que a los niños no se les proporcionaba agua, se les daba agua cada dos días. Prácticamente no les daban comida”, dijo Lubinets. Y agregó: “Utilizaban la presión psicológica. Les decían que sus padres les habían abandonado y que no volverían”.
Un niño de 14 años fue detenido, dijo, por hacer fotos de material militar ruso dañado.
“Eran niños que, a ojos de los invasores, se resistían”, dijo Lubinets.
Lubinets no aportó pruebas de sus afirmaciones. La agencia Reuters no pudo confirmar de inmediato la veracidad de su relato.
El comisario de Derechos Humanos del Parlamento ucraniano también indicó que unos 12.000 niños ucranianos habían sido llevados a Rusia desde que comenzó la invasión en febrero, incluidos 8.600 llevados por la fuerza.
Funcionarios occidentales han hablado de deportaciones masivas de ucranianos obligados a pasar por puntos de “filtración”. El embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas cifró en septiembre las deportaciones entre 900.000 y 1,6 millones.
Rusia, no obstante, niega haber organizado deportaciones masivas a Rusia, ni de adultos ni de niños.
Nikita Chibrin, un soldado ruso de 27 años que desertó a las tropas del Kremlin, huyó a España en búsqueda de asilo, tras ser testigo de los crímenes atroces que cometían sus compañeros de armas durante la invasión a Ucrania ordenada por el presidente Vladimir Putin.
Chibrin es oriundo de la ciudad rusa de Yakutsk y pertenecía a la 64ª Brigada de Fusileros Motorizados de Guardias Separados, una de las unidades de Putin señaladas de cometer crímenes de guerra en la región de Bucha.
En una declaración ofrecida a la cadena CNN, el ex soldado ruso aseguró que desertó de sus funciones militares tras vivenciar las atrocidades cometidas por sus compañeros a personas civiles en Ucrania durante la invasión.
Dijo que tenían la “orden directa de matar”. De matar a cualquier persona, incluyendo civiles, que difundieran algún dato que pudiese revelar su ubicación en el territorio ucraniano.
Uno de los crímenes que más afectó al ex soldado, fue cuando se enteró de una violación por parte de sus compañeros de armas contra una mujer y su hija.
“Los vi correr, luego supe que eran violadores. Violaron a una madre y a una hija”, contó. Lo que más lo indignó fue que sus comandantes al enterarse del delito solo se encogieron de hombros como si no les importara. Chibrin dijo que los violadores fueron golpeados pero nunca castigados. Además contó que, los soldados rusos cometían robos y saqueos generalizados de todo tipo de productos por donde pasaban.