Un grupo de familias se atrevió a acudir a las autoridades locales para relatar lo que sucede con el influyente dueño del hato Merecure. Quien tendría propiedades en Estados Unidos, Colombia y México. Es un panorama aterrador.
A menos que esté desesperado, nadie osa en la frontera a denunciar a los poderosos del Apure venezolano, pero un grupo de familias se ha atrevido a acudir a las autoridades locales para relatar lo que sucede con el influyente dueño del hato Merecure, quien tendría propiedades en Estados Unidos, Colombia y México.
Es un panorama aterrador. “Son más de 60 muertes violentas ordenadas por las autoridades de este hato ganadero y el ex alcalde Pedro Leal”, dijeron en su denuncia ante concejales, alcaldes, fiscales, jueces, pero el dinero y el poder no ha permitido una investigación seria, menos aun cuando las relaciones del hato con el partido de gobierno, PSUV, son estrechas y más necesarias ante la cercanía de las elecciones.
Son 150 familias campesinas e indígenas, de las comunidades Tres Bocas y el Garcero, de la parroquia Cunaviche del estado Apure, quienes han denunciado públicamente la violación a sus derechos, indicando especificamente al dueño del hato Merecure, Luis Alberto Bracho Valbuena; al administrador Nelson Ramón Daboín González; al abogado Andrés Octavio García Pérez; al Jefe de Seguridad, Policía del estado Apure, Josué Mota; al ex alcalde del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Pedro Danilo Leal, a quienes señalan de abuso de poder político y económico, actuando con funcionarios de los cuerpos órganos de seguridad policial y militar.
“Un cuñado del abogado Andrés García, con quien tiene estrechos lazos de amistad y familiar, es el coronel (GNB) Edgar Romero, dueño del hato La Pelúa en San Rafael de Atamaica, estado Apure. Es por ello que la intervención de la GNB es a favor del hato Merecure”, dice un oficial.
Todas las denuncias están paralizadas por orden del gobernador del estado Apure, Eduardo Piñate. Además, “el Cicpc trabaja para el hato porque el director nacional del Cicpc es amigo de ellos”, dice una de las víctimas en relación al comisario Douglas Arnoldo Rico González.
La fiscal séptima de Apure, Lorena Josefina Firera Morales, recibió las denuncias desde hace más de tres meses, pero no le ha dado curso, ignorando la declaración de la gran cantidad de productores y campesinos.
“Los otros fiscales que obstaculizan la investigación contra el hato Merecure son Oswaldo de Jesús Rosales Luna, el fiscal 20, y la fiscal 4, Génesis Paola Crescini Farfán, quien ha estado relacionada sentimentalemnet al abogado del Merecure, Andrés García”, dice un ganadero en conversación con Infobae.
“Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC), Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), han criminalizado a la comunidad por robos de animales y habría actuado, ordenando: asesinatos selectivos, secuestros de niños, robo de sus animales, desaparición forzada, desplazamiento forzoso, tortura y tratos crueles e inhumanos, todos delitos de Lesa Humanidad, previstos así en la Declaración Universal de los Derechos Humanos”.
A diferencia de los antiguos dueños del hato Merecure, que es parte de la Productora Hernández S.A. (Prohesa) que adquirió Bracho a la familia Hernández quienes eran una familia muy respetada de tradición ganadera y quienes no se sabe por qué razón vendieron el hato y se fueron todos del país, el actual dueño, Luis Alberto Bracho Valbuena, es casi anónimo, vecinos de la zona dicen que pocas veces visita el hato y cuando lo hace es con numerosos escoltas fuertemente armados.
No hay fotografías públicas de Bracho y la única a la que Infobae tuvo acceso es de hace bastantes años. “Sí, es él, pero es una foto antigua”, dice una fuente que conoce al hombre de 54 años de edad.
Uno de los problemas principales con los habitantes de la zona es que los encargados del hato les impiden el acceso a las vías de paso, suponen que es para que no vean la existencia de pistas clandestinas que estarían siendo usadas por gente del narcotráfico.
En el bravío llano venezolano siempre existieron los “campo volantes”, hombres llaneros fuertemente armados, que andan a caballo custodiando las kilométricas extensiones de propiedad para la cual son contratados y controlar principalmente el abigeato.
En el caso del Merecure además de los campo volantes prestan seguridad expolicías destituidos de las instituciones por conductas delictivas, además del apoyo que reciben de funcionarios activos.
Hay dos pistas autorizadas por el Estado en el hato Merecure, pero hay cinco pistas más clandestinas al servicio del narcotráfico, que están custodiadas por funcionarios del CICPC.
“Mataron a mi hijo”
Jesús Hernán Tovar del fundo Tres Bocas, sector El Garcero, parroquia Cunaviche, ha denunciado lo que le ocurrió en diciembre 2020. A su fundo, por vía fluvial, llegó un obrero del hato Merecure y varios hombres.
Dos de ellos con armas de fuego en la mano le gritaron que eran enviados del entonces Alcalde Pedro Danilo Leal, Nelson Daboin y Andrés García del Hato Merecure.
“Nos encerraron en la casa, a mí, a mi esposa Gladys Cadenas y a uno de mis hijos. En el patio le dieron varios disparos a mi hijo Ángel Isaías Tovar Cadenas”.
En enero 2023 el CICPC detuvo a Víctor Manuel Velazco Carreño alias Rasguño, uno de los hombres que atacó a la familia Tovar, de quien dijeron es colombiano y perteneciente a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), grupo guerrillero colombiano que se sumó al proceso de paz pero de lo que queda un importante número de disidentes.
Los Tovar supieron después que además de alias Rasguño, los otros hombres que los agredieron, son Fabián y Jairo, quienes residen en el sector La Campereña, municipio Biruaca, y que pertenecen al equipo de seguridad de Pedro Leal.
Lo inaudito es que los problema de Tovar no terminaron con el asesinato de su hijo, porque después se lo han llevado contra su voluntad para el hato Merecure.
Eso ha ocurrido por lo menos ocho veces. “Las amenazas de muerte han continuado contra mi y contra mi otro hijo.
Los funcionarios de seguridad, como ocurre con los del CICPC, siempre nos amenazaba diciendo que el abogado Andrés García le ha puesto precio a nuestras cabezas”, finaliza diciendo Tovar.
Nadie a salvo
El pastor de la comunidad de la iglesia el Tabernáculo de Dios es Pedro Rafael Montoya, quien además es campesino y pescador, habitante del Garcero, parroquia Cunaviche.
Narra que “el 3 de abril, hombres del hato Merecure detuvieron a mi hijo Gerson Montoya, lo llevaron al hato bajo amenaza de muerte, lo encerraron en un cuarto desde las 11 de la noche y lo soltaron a las 3 de la madrugada”.
“Los hombres armados, además nos robaron un motor Yamaha 40, un bote, el chinchorro de pescar. Esa gente es un peligro para todos los habitantes, sembrando terror en la comunidad. No solo nos quitan la tranquilidad sino que ponen a nuestras vidas y familias en peligro”.
“Logré huir”
José Manuel Torres es un pequeño productor y pescador, que vive en la calle Rómulo Gallegos de San Juan de Payara.
En su testimonio relata que de manera frecuente es amenazado por la casi docena de “campovolantes” del Hato Merecure.
“Llegan a los alrededores de mis tierras, con armas de fuego, pistolas, rifles, escopetas, recordándome que me quieren muerto. Ante el temor de que me asesinen voy con varias personas hasta las tierras”.
Recuerda que en 2014, hombres armados llegaron, en dos camionetas del hato Merecure, a su casa en San Juan de Payara.
“Mi hija cerró la puerta de la casa y tuve que huir por la pared de atrás de la casa, porque sino me habrían asesinado delante de mi hija. No han dejado de buscarme y amenazarme, no solo los hombres del hato también funcionarios del CICPC, Policía Nacional y DGCIM. El mensaje que me envían es que van a asesinarme por orden de Andrés García y Nelson Daboin del Hato Merecure, porque el que tiene cuentas pendientes con el Hato Merecure, se muere”, dice Torres para finalizar.
“Cicpc lo extorsiona”
También anda escondido, temiendo ser asesinado, denuncia Alexis Daman Torres, habitante de la Costa Arauca, parroquia Cunaviche, Apure.
“He sido amenazado por el Hato Merecure, por su administrador Nelson Daboin, y por su abogado Andrés García, quienes frecuentemente me mandan a buscar con el CICPC, la PNB y la GNB”.
“Hace poco me llevaron detenido hasta la sede del CICPC, donde un funcionario de apellido Castillo me exigió 2 mil dólares para no procesarme por los tribunales
‘Es más barato con nosotros que con los abogados’ me dijo. Pero me informó que el Hato Merecure le tiene precio a mi cabeza, por lo que era mejor que pagara porque si no me iban a “sembrar” y me meterían varios años a la cárcel, por órdenes de Luis Bracho”.
A su juicio el enfrentamiento entre los del Hato Merecure y los habitantes es más complicado que la restricción del hato a que pasen por el río.
“Ahí nos roban todo lo que llevemos hasta nuestras casas. A mí, como a todos mis hermanos, hijos, esposa, toda mi familia, nos quieren muertos. Nos dicen que no valemos nada, que somos muy pobres para luchar con ellos; me han robado animales”.
Asegura que los del Merecure les dicen “que son los terratenientes de la zona y que nos van a exterminar por delincuentes.
Se han dado a la tarea de difamarnos en todos los medios de comunicación que se les ocurre, y publican artículos de opinión diciendo que la comunidad los roba, cuando todo el mundo sabe que en Merecure despachan, a escondidas, gandolas de ganado a las 3 de la mañana”.
Lo secuestran
“He sido retenido en el río, me han quitado motores fuera de borda, me han apuntado con armas largas por personas del Merecure”, dice Jorge Luis Matute Conde, quien vive en el sector Arauca, parroquia Cunaviche.
En su relato señala a funcionarios del CICPC que llegan en botes del Merecure a su propiedad. “Los campo volantes del hato llegan encapuchados, vestidos de negro, sin identificación alguna, acompañados de trabajadores de seguridad del hato, que son CICPC retirados o policías activos”, dice asegurando que varias veces esos exfuncionarios le han robado el equipo de pesca e incluso los pescados, advirtiéndole que se vaya de la zona o lo matarán.
Uno de los hechos más graves es se lo han llevado a la fuerza, lo que constituye un secuestro, hasta el Merecure.
“Nos meten en un cuarto oscuro hasta que les da la gana de dejarnos ir; nos mantienen sin agua, sin comida, sin luz, sin acceso a teléfono y bajo amenaza de matarnos”.
Son seis años
Ni la vocera del Consejo Comunal El Garcero, Olga Teresa Montoya de Silva, se salva de la hostilidad que ha generado el Merecure.
Denuncia que son 6 años de zozobra por el hostigamiento que el hato general contra los habitantes de su comunidad.
“Los campo volantes llegan armados a mi casa, aterrorizándome y buscando a mis hijos para asesinarlos”.
Relata que “el 27 de abril, funcionarios del CICPC, por orden del abogado del hato, detuvieron a mi hijo y se lo llevaron, mientras los campo volantes me apuntaban con sus armas.
Ron los campo volantes, como si yo representara algún peligro. Mi hijo estuvo ocho días detenido y tuve que contratar un abogado para que lo asistiera”.
“Cuando fue liberado, me llamó el señor Cosme Torres, quien supuestamente es el mecánico del CICPC o funcionario de inteligencia, para decirme que el abogado del hato, Andrés García, había dado la orden de detenernos nuevamente sino le pagábamos 7 reses o su valor en dinero”, dice manifestando que además le contó que ellos con el CICPC, le estaban colocando unos montos que cada familia del Garcero debe pagar.
Presa y amenazada
Hacía seis meses que Aracelys Nazaret Heredia Hurtado, había sido intervenida de una cesárea, cuando los campo volantes del Merecure y funcionarios del Comando Antiextorsión y Secuestro (CONAS) de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), se metieron a las tierras de su papá, Homero Heredia, en el Fundo Las Delicias, que está en la comunidad Juan Florencio, parroquia Cunaviche.
“Nos detuvieron, a mi hermano y a mí. Se robaron todo lo que tenía en la casa: nevera, cocina, la ropa y la comida. Estuve dos meses presa y me trasladaron hasta la Guardia de Apurito, donde nadie podía visitarme, porque mi familia no tenía ni para pagar pasajes”.
“Me tuvieron ahí durmiendo en el suelo, sin saber absolutamente nada de mis hijos, ni del bebé ni el de 12 años. Finalmente Sali, pero las amenazas han seguido; del hato Merecure nos siguen robando el ganado y nos amenazan de muerte a cada rato. Cuando les parece nos llevan al hato”, concluye Aracelys.
Ex alcalde Pedro Leal
Ha sido extorsionado desde hace años por hombres del Merecure, asegura Simón Alfonzo Villazana Rodríguez, quien habita en San Rafael de Atamaica, municipio San Fernando.
“He sido extorsionado por el Hato Merecure, por Andrés García y por Nelson Daboin; siendo alcalde Pedro Leal me Llamó y yo fui personalmente a hablar con él en la Alcaldía, y me dijo que le robaba ganado al Merecure y a su hato que se llama Curujujul, vecino de Merecure, y que me iba a matar por esos robos”.
Expresa que funcionarios del CICPC lo obligaron a vender una camioneta y un ganado “para darles 15 mil dólares para que no me asesinaran; hace unos meses me quitaron un ganado y lo vendieron por 10 mil dólares. Durante años la gente del hato no me dejan en paz”.
El terror
“Desde el 27 de abril, estoy huyendo de mi casa y el CICPC no deja de buscarme”, ha dicho Wilson Andrés Rodríguez, quien vive en el sector El Garcero, de la Costa Arauca, quien se queja de no poder estar junto a su familia.
“Los funcionarios policiales, entre ellos el inspector Castillo, actúan por orden de Andrés García el abogado del hato Merecure; nos dicen que la cabeza de los habitantes del Garcero tiene precio y que el problema se resuelve si buscamos dinero”.
Rodríguez argumenta que el verdadero problema es el poder de la gente del hato en la zona. “No es nuevo; desde hace hace años lograron tanto poder porque el alcalde Pedro Leal los convirtió en intocables”.
A su juicio, son los dueños y responsables del hato “los que dañan a la comunidad con sus robos, con la gente armada, con los amigos de ellos que disparan y cazan animales. Han ido abriendo profundas zanjas para utilizarlas como linderos, por lo que cualquier animal de la comunidad que cae ahi lo matan. El hato siembra terror”.
También Jhonis Querales Alfonso, residenciado en Tres Bocas, lleva tiempo huyendo de los hombres armados del Merecure.
“Mi vida ha cambiado por el terror que siembra el hato en la comunidad. Todos sentimos miedo por nuestras vidas, porque recibimos amenazas de muerte en la comunidad del Garcero, a veces por los hombres armados del hato, pero otras por funcionarios del CICPC y otros organismos de seguridad”.
Otra vez Castillo
Así como varios pescadores y pequeños productores de la parroquia Cunaviche, Elvis José Torres, también señala al comisario Antonio Castillo del CICPC, por abuso de poder, amenazas, tratos crueles y violación a los derechos humanos, “diciendo que recibe instrucciones del hato Merecure”.
Torres, quien vive en el sector Costa Arauca, asegura que “el comisario Castillo ha ido a buscarme en varias oportunidades a mi fundo, acusándome de robar el hato”, pero también lo denuncia porque “golpeó salvajemente a los trabajadores, los apuntó con la pistola y les metió el arma en la boca”
“Yo fui al CICPC con abogados y el comisrio Castillo no me atendió; aun así, posteriormente detuvo a un trabajador y bajo amenaza de sembrarlo tuve que pagarle mil dólares para que lo dejara en libertad. Siguen enviando itaciones con los obreros del hato”.
Torturado y detenido
En enero de 2023, José Ángel Querales Morales, quien vive en el sector Juan Florencio, parroquia Cunaviche, se encontraba departiendo con algunos amigos, cuando llegaron los campo volantes del hato Merecure con funcionarios del CICPC. “Fuimos torturados, nos golpearon muchísimo”.
Narra que “me metieron la pistola en la boca porque, según los funcionarios, un cuñado mio roba ganado al hato. Luego me llevaron al CICPC prácticamente secuestrado; mi familia tuvo que pagar 2 mil dólares para que me dejaran en libertad”.
No menos aterrador es el relato de José Hernán Espinoza, del Fundo el Topochal, sector Juan Florencio, parroquia Cunaviche, cuando “en mayo, se pasaron once reses para el Merecure, como me confirmó uno de los trabajadores del hato, quien me dijo que podía pasar para entregármelas.
Me presento con los documentos de los animales, pero no me dejaron pasar y se apoderaron de mis reses”.
Asegura que así ha hecho el hato como muchas personas de la zona, “y nadie puede decir nada porque nos amenazan y los hombres armados del hato actúan con violencia sobre los pobladores”, asevera Espinoza.
Dos Torres
Neiker Alberto Torres Rodríguez, quien vive en el sector el Garcero, parroquia Cunaviche, denuncia que “el Hato Merecure no solo me amenaza de muerte y envía al CICPC a extorsionarme, también ha detenido a mis hermanos, a mi padre y siempre termino pagando las extorsiones”.
Asegura que Andrés García y Nelson Daboin habrían dado la orden para que los hombres del hato “abrieran una zanja casi en el patio de mi casa.
El año pasado me robaron don vacas y un maute, y se me han perdido 26 cochinos en total. Los hombres armados del Merecure dicen que son de la guerrilla colombiana y siembran el terror en la zona; bajo amenaza es imposible trabajar”.
Otro de apellido Torres es Jesús Enrique, quien vive en San Juan de Payara, sector El Casareño, quien asegura tajantemente que “la orden desde el hato es asesinarme por instrucciones de Andrés Garcia y Nelson Daboín; me busca el CICPC, la policía, la Dgcim, por lo que no puedo trabajar con tranquilidad, no tengo paz”, dice porque teme por su vida y por su familia a causa de las amenazas de los hombres armados del hato.
Tomado de Infobae