Un manjar precolonial para afrontar inseguridad alimentaria y cambio climático

Redaccion El Tequeno

NAIROBI (Por Wilson Odhiambo / IPS)  La lucha de Kenia por la seguridad alimentaria puede recuperando olvidadas tradiciones culinarias, ya que una universidad local logró una subvención para tratar de recuperar el consumo de lo que era un manjar en tiempos precoloniales y que fue desapareciendo de las mesas del país hasta ser vista como una mala hierba.

Su proyecto, denominado Exploración del potencial de la togotia (Erucastrum arabicum) para la seguridad nutricional y la adaptación al cambio climático en Kenia, obtuvo la subvención en octubre de 2022 en un intento de ayudar a agricultores y consumidores a darse cuenta de la importancia de este abandonado cultivo.

Según los investigadores principales del proyecto, la togotia forma parte de las olvidadas verduras africanas de hoja, que han sido ignoradas en la investigación y las políticas oficiales, pese a su importancia en la tradición culinaria local y sus valores nutricionales.

El proyecto se centra en el valor nutritivo y la resistencia de la togotia en comparación con otras hortalizas que eran exóticas para Kenia antes de la llegada de los colonizadores europeos, como la col, la berza y las espinacas.

En el estudio participaron el profesor G. Mendiodo, de la británica Universidad de Nottingham,  Maud Muchuweti, de la Universidad de Zimbabue, y Miriam Charimbu y Charles Kihia, de la keniana Universidad de Egerton, que lideran el proyecto.

La subvención, por valor de unos 37 000 dólares, fue concedida por el Fondo de Investigación de Desafíos Globales (GCRF, en inglés), con su sede en Reino Unido, la metrópoli colonial de la que este país de África oriental se independió en 1963.

“La togotia y muchas otras verduras tradicionales hunden sus raíces en la época precolonial, donde constituían un manjar cotidiano para muchos. Sin embargo, el periodo colonial trajo consigo cultivos hasta entonces exóticos, que rápidamente se convirtieron en los favoritos de muchos, sobre todo por su alta demanda en el mercado”, explicó el profesor Kihia a IPS.

Entre 1960 y 1980, estas hortalizas procedentes de la metrópoli europea inundaron los mercados locales, especialmente en las ciudades, relegando así a la bogotana y a otras hortalizas tradicionales a las zonas rurales.

Y, debido a la gran demanda del mercado de las nuevas hortalizas, los agricultores de los pueblos también se pasaron a los cultivos comerciales, lo que hizo que la togotia fuera expulsada de las cocinas kenianas y gradualmente fuera vista como una mala hierba.

Sin embargo, los actuales cambios en las condiciones climáticas en el planeta y en particular en África oriental han hecho que muchos agricultores sufran las consecuencias de unos patrones meteorológicos impredecibles que han hecho que las cosechas disminuyan en los mercados locales.

La mayoría de los cultivos alimentarios que abastecen a las ciudades proceden de zonas rurales donde los agricultores dependen en gran medida de esos cambiantes patrones meteorológicos para satisfacer la demanda interna.

Una imagen de la Erucastrum arabicum, conocida como togotia en Kenia. Fue una hortaliza de hoja muy preciada en este país y otros de África oriental, hasta que los colonizadores europeos impusieron otros vegetales antes exóticos en la región y arrinconaron a la planta al papel de mala hierba. Imagen: Kew

Kenia se enfrenta actualmente a uno de los peores periodos de sequía de su historia, lo que convierte la producción de alimentos en una carga para los agricultores de los que dependen los habitantes de las ciudades para satisfacer sus necesidades. La falta de lluvias se traduce en una escasa producción de alimentos y, a su vez, en la gran elevación de sus precios.

“La sequía ha provocado la escasez de muchas verduras, como la col rizada y las espinacas, que son las más demandadas en la ciudad. Las que estamos recibiendo ahora tienen hojas diminutas, de lo que se quejan los clientes”, dijo Nancy Mulu, con una tienda de frutas y verduras de Nairobi, la capital de este país de unos 55 millones de personas.

La tendera explicó a IPS que “nos vemos obligados a venderlas en racimos pequeños a precios elevados debido a los problemas que pasamos para conseguirlas”.

“Las únicas verduras tradicionales que vendo en mi tienda son tereré o amaranto (Amaranthus), managu (Solanum lycopersicum), saga o planta araña (Cleome) y kunde (Vigna unguiculata). Nunca he visto a algún vendedor de togotia en la ciudad. Se encuentran sobre todo en las aldeas, e incluso allí, muchos siguen tratándolas como hierba”, añadió.

Las lluvias comenzaron hace poco en el país, pero las autoridades meteorológicas advirtieron a los agricultores que podrían no ser suficientes para mantener a salvo sus cultivos.

La otra investigadora keniana en el estudio, Miriam Charimbu, dijo a IPS que, si se adopta como cultivo, la togotia sería importante para ayudar al país a satisfacer tanto el abastecimiento como la demanda nutricional de la población.

“El surgimiento y la intensificación del cambio climático, con precipitaciones poco fiables asociadas (ya sean demasiadas o demasiado escasas), limitan la capacidad de los agricultores locales, no solo para producir sus propios alimentos, sino también excedentes para la venta, lo que resulta en empobrecimiento”, reflexionó.

Los muy costosos insumos agrícolas necesarios para las hortalizas traídas en el periodo colonial también convierten su cultivo en oneroso e insostenible en épocas de sequía como la que atraviesa el país. Al ser un cultivo resistente, la togotia les lleva mucha ventaja.

“Prospera en suelos marginales, requiere pocos insumos de agroquímicos, madura rápido (en dos semanas), está muy extendida y es resistente a muchas plagas locales, por lo que es ideal para mantener la seguridad alimentaria y nutricional de los hogares incluso en épocas de sequía”, añadió Charimbu.

En importantes centros productores de cultivos de hortalizas, como los que tienen sus cabeceras en las localidades de Molo y Kuresoi, productoras de maíz, papas, zanahorias, cebollas, coles y repollos, la togotia suele ser desechada como una mala hierba y los agricultores prefieren deshacerse de ella o alimentar con ella al ganado. Pocos habitantes de la zona la consideran un cultivo alimentario.

A partir de sus análisis, los investigadores descubrieron que, además de ser resistente, la togotia era una rica fuente de vitamina C, hierro, zinc, proteínas y calcio, que son importantes para el cuerpo humano.

El profesor Kihia dijo a IPS que cree que el proyecto ayudará a redefinir los conocimientos actuales sobre el uso y la ecología de la togotia, además de identificar y desarrollar protocolos agronómicos de cultivo adecuados para su adopción entre los pequeños productores de Kenia y otros países del entorno.

“Para un agricultor con una cosecha sana de maíz destinada a la venta en el lucrativo mercado de Nairobi, se trata de una mala hierba. Pero cuando el mismo agricultor contrata a varios lugareños para que deshierben su finca, estos quitan la supuesta mala hierba y se la comen”, explicó el profesor.

Así mismo, “cuando hay una pérdida masiva de cosechas y los cultivos de maíz van mal, esta mala hierba se convierte en un importante cultivo de supervivencia para el agricultor y la comunidad”, añadió.

En condados como Baringo, en el valle del Rif y al oeste del país, uno de los más afectados por la sequía, la togotia es una de las principales hortalizas de los habitantes para complementar sus necesidades alimentarias.

Si esto puede incorporarse a otras zonas propensas a la sequía, como Turkana, Marsabit y Samburu, contribuiría en gran medida a resolver la recurrente crisis alimentaria de Kenia.

La incorporación de la togotia y otras verduras olvidadas al uso actual de la tierra “aumentaría la agrobiodiversidad de las explotaciones y la diversidad alimentaria de los hogares y también proporcionaría importantes cultivos forrajeros para las abejas y otros polinizadores que están desapareciendo de los paisajes kenianos”, concluyó.

El proyecto consistirá en crear granjas de demostración en la universidad y sensibilizar a los agricultores y comunidades locales de los alrededores sobre su importancia para ayudar a complementar sus necesidades nutricionales.

El objetivo es producir variedades de togotia que respondan a las necesidades medioambientales y climáticas, en términos de resistencia a las plagas, enfermedades y sequías.

T: MF / ED: EG

Información de IPS Venezuela

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