Un sector de la oposición venezolana se prepara para intentar contener el avance del chavismo en unas condiciones adversas

Redaccion El Tequeno
AME8089. CARACAS (VENEZUELA), 04/08/2023.- El precandidato presidencial opositor Henrique Capriles participa en un acto político conjunto de la oposición, hoy, en Caracas (Venezuela). Los 13 candidatos a las primarias opositoras del 22 de octubre, que definirán al abanderado que se enfrentará al chavismo en las presidenciales de 2024, firmaron este viernes un documento con los «principios comunes» que regirán su programa de Gobierno, en caso de ganar los comicios del próximo año. El acuerdo suscrito establece que el país «debe avanzar en cambios que consoliden un nuevo modelo político, económico y social», siempre que sea «sobre la base de unos principios comunes, a partir de los cuales la candidatura unitaria (quien resulte vencedor en octubre) diseñará su programa de reformas estructurales». EFE/ Miguel Gutiérrez

Un sector de la oposición venezolana se prepara para intentar contener el avance del chavismo en las elecciones del 25 de mayo con unas condiciones notablemente peores a las que se dieron en las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio. El propósito de las fuerzas que decidieron presentarse a los comicios legislativos y regionales es ganar peso en el Parlamento y en las gobernaciones frente a la maquinaria gubernamental. Sin embargo, el aparato a las órdenes de Nicolás Maduro ya ha recurrido a las maniobras habituales para obstaculizar el camino de sus adversarios, desincentivar el voto y promover divisiones entre en las filas opositoras.

Por EL PAÍS DE ESPAÑA

Tampoco le ha costado mucho. Las del 25 de mayo no parecen una elección. Se celebran en medio del luto que ha dejado el desenlace en suspenso de las presidenciales, cuando el triunfo de la oposición -de acuerdo con los datos de más de 80% de las actas oficiales del escrutinio- chocó con el dominio absoluto del chavismo de todos los poderes del Estado. Así, Maduro fue juramentado para un tercer mandato. La crisis dejó 28 muertos en protestas y más de 2.000 detenidos, entre manifestantes, dirigentes políticos, activistas y periodistas, de los cuales ya han sido excarcelados más de la mitad.

El endurecimiento de la política represiva ha producido un repliegue de gran parte de los venezolanos que aspiraban a una transición política. A eso se añade que, en esta campaña, no hay mayor propaganda de los candidatos y la opacidad sobre el proceso de parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) es cada vez más evidente. Su página web sigue inactiva desde julio pasado, cuando aseguraron —sin mostrar pruebas— que la oposición había planificado un supuesto ataque informático del sistema electoral desde Macedonia del Norte.

Hay temas técnicos con respecto a la elección pasada que también hacen más cuesta arriba las garantías de participación. No se abrió, por ejemplo, el registro a nuevos votantes y tampoco se hicieron auditorías del Registro Electoral ni al sistema de votación automatizado. Además, el CNE eliminó el código QR de las actas, según denuncias presentadas en los últimos días, una característica del documento que el 28 de julio permitió a la oposición obtener con facilidad los datos para demostrar su victoria.

División opositora
La cita electoral ha dividido una vez más a las fuerzas opositoras. La Plataforma Unitaria y las fuerzas que aglutina María Corina Machado, la líder que aún concentra el mayor respaldo y actualmente está en la clandestinidad, llaman a la abstención porque la elección del 28 de julio “no se ha cerrado”. Han cargado contra los que participan, acusándolos de colaborar con “la farsa” del chavismo. Por otro lado, el sector que vertebran el dirigente zuliano Manuel Rosales, de Un Nuevo Tiempo, un partido que se ha desprendido del bloque unitario en este trance alas regionales y parlamentarias, y Henrique Capriles Radonski, que compite como parlamentario tras una habilitación inesperada de parte del Gobierno, aseguran que el voto todavía puede ser una herramienta de protesta contra Maduro.

Las listas de UNT y Unidad y Cambio (Unica) agrupan a estos candidatos. Los liderazgos más fuertes y visibles, como Capriles, Tomás Guanipa, Luis Emilio Rondón y Stalin González están en las listas nacionales al Parlamento, donde parece que se está poniendo el mayor esfuerzo con la vista de obtener al menos un tercio de los 285 curules. Rosales compite para mantener la Gobernación del Estado petrolero de Zulia, al occidente de Venezuela. El expreso político Juan Requesens ha sido nominado al Estado de Miranda. Sin números claros sobre el terreno, sin recursos para movilizar una campaña y con unas planchas de candidatos y testigos preparados con dificultad, las elecciones se producirán en medio de una gran apatía que probablemente produzca una enorme abstención. Según algunos analistas, será difícil atribuirla únicamente al llamado de Machado, pues las elecciones se celebran en en un ambiente de desesperanza y desconfianza general en el sistema de votación.

El número mayoritario de curules y gobernaciones que obtendrá el chavismo tampoco podrá entenderse como un triunfo. En Venezuela nada es como parece. Una buena parte de las encuestadoras más importantes del país se han guardado los números. Pero la participación podría ser de las más bajas. La consultora Poder y Estrategia está procesando esta semana una encuesta en la que apenas el 22% de la población dice que está dispuesta a votar; de ese grupo la mitad votará por los candidatos del chavismo. “Entre el 20% y el 25% vemos la ventana máxima de participación. El panorama es desolado”, señala el politólogo Ricardo Ríos, director de la encuestadora. “Que la abstención esté rondando el 80% habla de que la gente no cree en el proceso de mayo. Esta puede ser la más alta en las últimas dos décadas y eso habla mucho de la poca credibilidad del proceso”. Para Ríos, además, hay diferencias de estrategia entre el grupo que está participando. “Un sector se plantea un desafío al Gobierno, de validación de las reivindicaciones del 28 de julio y de participar como una forma de movilización”, apunta. “Hay otro que está participando con la idea de conquistar ciertos espacios, pero están claros que no pueden convertirse alternativa de poder y lo aceptan”.

Obstáculos y espacios
Las elecciones estaban previstas para el 27 de abril, pero fueron reprogramadas para el 25 de mayo para “promover la participación”. Sin un cronograma claro de los pasos, el CNE anunció el mes pasado a través de un mensaje en Telegram la inscripción de 54 partidos y 6.687 candidatos sin publicar listas. El chavismo ha dicho que han batido récord en inscripciones. Las candidaturas en competición, sin embargo, se conocieron apenas el 6 de mayo.

La Contraloría General de la República, el ente que inhabilita para el ejercicio de cargos públicos, quitó de su sitio web el listado de personas que no podían participar. Lo que dificultó el armado de las listas de candidatos que pasaran ese filtro. Así han quedado por fuera en estos comicios, según algunas denuncias, dirigentes que dieron su apoyo a Machado, y Antonio Ecarri Angola, padre de Antonio Ecarri, excandidato presidencial en julio, tampoco pudo inscribirse.

También ha quedado excluida la tarjeta de Movimiento Progresista de Venezuela, que el 28 de julio sumó votos a Edmundo González, y para estos comicios se deslindaba de la posición abstencionista. El 25 de mayo se elegirán a 569 funcionarios, entre ellos 285 diputados al Parlamento,24 gobernadores regionales y los diputados a los Consejos Legislativos Estadales.

Se escogerán, además, por primera vez autoridades para el Esequibo, un territorio que Venezuela reclama a su vecina Guyana, pese a los exhortos de la Corte Internacional de Justicia, donde se dirime parte de la controversia territorial. El chavismo ha creado una entidad federal en este territorio y ha señalado que la capital administrativa es el pueblo de Tumeremo, donde la oposición domina. Para estos comicios, sin embargo, a menos dedos semanas, aún se desconoce el padrón electoral para este circuito. “Más allá de que podamos tener un debate sobre la eficiencia de la convocatoria abstencionista, todos tienen argumentos para participar y para no participar. Ambos tienen razones de peso y una historia desesperanza y decepción sobre la capacidad del voto”, apunta el analista Luis Vicente León, director de Datanalisis. “Las razones de quienes llaman al voto son extremadamente sólidas y sofisticadas. No están diciendo que es una elección cómoda y transparente, pues independientemente de las condiciones adversas y que no se espere un triunfo de las mayorías opositoras, dicen que no se puede abandonar el campo de batalla”.

Líderes como Capriles han dicho que aspiran desde la Asamblea Nacional hacer oposición al Gobierno y frenar reformas, entre ellas la amenaza de un cambio constitucional que Maduro adelanta y que podría concretarse incluso de antes de que el nuevo Parlamento asuma en enero de 2026. “No es lo mismo tener una bancada que no tener nada. En Cuba no hay bancada opositora. En Irán no la hay. Es una manera de continuar la lucha en el mediano o largo plazo”, agrega León. En 2015 la oposición conquistó la mayoría en el Parlamento y el Gobierno la despojó de sus poderes. En la Asamblea actual —electa en 2020 con 30% de participación—, el Partido Comunista de Venezuela hacía oposición con un diputado, Oscar Figuera y otro grupo de menos de 20 diputados de partidos intervenidos o instrumentalizados por el Gobierno también hace las veces de la oposición. Desde hace más de dos años se le impidió a Figuera participar en los debates. En este escenario el chavismo en bloque, con su apoyo popular en los mínimos, seguramente podrá mostrar un mapa electoral rojo el 25 de mayo. Lo que pueda hacer la oposición después de las elecciones no está claro.

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