San Valentín es la ocasión perfecta para desconectar de todo y conectar con lo que verdaderamente amamos: nuestra pareja, nuestros amigos y, por qué no, nuestros paisajes, nuestra naturaleza, nuestros ancestros…
Por ello, hemos pensado que una escapada al Parque Nacional Canaima y, especialmente a nuestro majestuoso Salto Ángel, podría convertirse en el destino ideal para conectar con el amor, desde lo más profundo de nosotros mismos y de nuestras raíces.
No conozco un lugar mejor para hacerlo. Canaima te embriaga de una energía tan pura y tan potente, que te bastarán apenas unos segundos desde tu llegada para iniciar un proceso transformador como en pocos lugares experimentarás.
Para mí esta tierra es MÁGICA por donde se mire, es el lugar perfecto para despojarnos de todo lo que nos sobra y abrazar todo lo que nos falta.
Así que… ¡NOS VAMOS A CANAIMA!
¿Cómo llegar?
Acceder a esta zona del Parque Nacional, resulta un poco complicado, debido a la morfología del paisaje y a la limitada disposición de canales de acceso. Así que nos tocará tomar una pequeña avioneta desde Ciudad Bolívar o Puerto Ordaz que nos dejará en el corazón del Parque. De manera puntual, en temporada alta (de mayo a septiembre), Avior ofrece dos vuelos semanales desde Caracas.
¿Qué ver?
Casi sería más fácil preguntarse qué no ver. Desde que llegas, TODOS LOS SENTIDOS se activan al 1000%.
Apenas llegas al lodge, los ojos se iluminan con el esplendor que desprende las coloridas aguas de la Laguna de Canaima, con el fondo impresionante de siete saltos de agua provenientes del Río Carrao.
Contratar la excursión en curiara para acercarnos a estos saltos, e incluso pasar por detrás de sus alucinantes cascadas y hasta darte un baño, es un gran acierto. Éste será el primer con-TACTO directo que tendrás con esas imponentes aguas que empapan con picardía y que te invitan a ser parte de un divertido juego de exploración, al mejor estilo Alexander von Humbolt.
De vuelta al lodge, toca empezar a digerir tanta belleza. Quizás mientras de-GUSTAS alguno de los deliciosos platos con el que día a día te deleitan los anfitriones o, quizás, mientras te relajas ESCUCHANDO la melodía constante que entremezcla el bramido de las cascadas con el trinar de las aves.
Al día siguiente, comienza la verdadera aventura: el ascenso en curiara durante tres horas, por el Río Carrao, acompañados por paisajes de ensueño, como las islas de Mayupa y Orquídea, el Cañón del Diablo, Isla Ratón…
Una vez llegados a la base del Auyantepuy, toca subir durante dos horas por un camino boscoso. Muy pronto, un OLOR a tierra húmeda, a selva, te avisa que ya falta menos.
Y de repente, estás ahí. Y te das cuenta de que es mucho más majestuoso de lo que alguna vez imaginaste. La emoción te embarga y no sabes si reír o llorar. Te garantizo que este encuentro sí que será Amor a primera vista.
Imprescindibles
Para cerrar este miniescapada con broche de oro, lo ideal sería pasar una noche de “lujo” durmiendo frente al Salto, conversar tanto como te sea posible con tus guías pemones y dejar sorprenderte por la inmensidad de los tepuyes.
En cualquier caso, sea cual sea la época en la que decidas viajar, Canaima siempre será ese lugar al que siempre querrás volver y del que siempre presumirás haber tenido la suerte de haber visitado. Por más que viajes, no encontrarás nada igual.
Beatriz López Díaz
Editora de www.proximaparadalaluna.com
@proximaparadalaluna