El vuelo número 127 de la compañía aérea Delta tenía previsto despegar el pasado miércoles a las 10.45 del aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid con destino a Nueva York, pero se retrasó 53 minutos. Entre el pasaje había una persona a la que esa tardanza de cerca de una hora en partir no le molestó, sino todo lo contrario. De hecho, llevaba cerca de cuatro años intentando mediante todas las tretas legales a su alcance evitar tomar ese vuelo con destino a Estados Unidos. Ese pasajero era el exgeneral Hugo Armando Carvajal, El Pollo, quien fuera jefe de la contrainteligencia militar venezolana durante el Gobierno de Hugo Chávez
El País | Óscar López Fonseca
Sin embargo, no tuvo opción. Esa misma mañana, a primerísima hora, había abandonado el Centro Penitenciario Madrid VII, en la localidad de Estremera, donde estaba encarcelado desde septiembre de 2021, custodiado por policías españoles que lo pusieron a disposición de agentes de Interpol para proceder a su extradición, acordada por la Audiencia Nacional y respaldada por el Gobierno español. Le esperaba un largo viaje que concluyó a las 13.16 hora local, cuando el avión en el que viajaba acompañado de policías aterrizaba en el aeropuerto John F. Kennedy, donde la Fiscalía de Nueva York le esperaba. Le acusa de cuatro graves delitos, todos ellos penados con hasta cadena perpetua, por el intento de introducir 5,6 toneladas de cocaína en EE UU cuando era alto cargo del Gobierno venezolano.
Según han anunciado Damian Williams, fiscal Federal para el Distrito Sur de Nueva York, y Anne Milgram, de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), el Pollo Carvajal tuvo “una carrera de 10 años en el mundo criminal” durante los que pretendió “inundar” EE UU de drogas. Para ello, supuestamente se valió de su condición de director de la agencia de inteligencia militar de Venezuela. La justicia estadounidense le adjudica un presunto “papel de mando” en el llamado Cartel de los Soles, una organización criminal en la que confluían el narcotráfico y altos mandos de la Fuerza Armada Bolivariana, cuyas condecoraciones en forma de sol sirvieron para bautizar al grupo.
Según los alegatos recogidos en el escrito de acusación formal de la Fiscalía neoyorquina, las actividades presuntamente delictivas del Pollo Carvajal se iniciaron “a partir de 1999, sino antes”, cuando ser convirtió, junto a otros altos cargos del régimen chavista, en “cabecilla” del Cartel de los Soles. Desde esa posición, supuestamente corrompió a otros miembros del Ejército venezolano, del servicio de inteligencia que él encabezaba, de la política y del sistema judicial de su país para “facilitar” el tráfico en grandes cantidades de cocaína hacia EE UU. La justicia norteamericana considera que hay indicios de que para lograrlo se coordinó con “altos mandos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que [en aquel momento] controlaban la producción de cocaína en extensas regiones de Colombia y Venezuela”.
El escrito recuerda que el Pollo Carvajal ostentó durante esos años varios puestos “de alta responsabilidad” ―entre ellos el del director del servicio de inteligencia del ejército venezolano entre 2004 y 2011― y que lo “explotó para beneficiar al cartel del que formaba parte”. Como ejemplo de ello detalla que, en 2006, coordinó desde ese puesto el envío de 5,6 toneladas de cocaína desde su país a bordo de un avión privado con destino en Estados Unidos. Aquel traslado no tuvo éxito, porque la aeronave aterrizó en México y allí fue intervenida la droga. La Fiscalía también acusa al exgeneral de haber mantenido, en 2008, una reunión con un representante de las FARC con el que acordó que el Cartel de los Soles entregaría armas y dinero al grupo guerrillero “a cambio de un alza en la producción de cocaína”.
Por todo ello, la justicia estadounidense acusa a Carvajal de cuatro delitos: delinquir con el narcoterrorismo (penado con entre 20 años de prisión y cadena perpetua); tráfico de cocaína (entre 10 años y cadena perpetua); tenencia de armamento de guerra y “artilugios destructivos” para cometer los anteriores delitos (entre 30 años y cadena perpetua) y concierto para usar dichas armas en estos delitos (cadena perpetua).
El exmilitar venezolano esgrimió ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con sede en Estrasburgo (Francia), su convencimiento de que, precisamente, va a recibir las penas más elevadas por estos delitos en un postero intento por evitar que España le extraditara a EE UU. El Pollo Carvajal alegó que la cadena perpetua sin posibilidad de acceder a la libertad condicional es una pena que considera contraria al artículo 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos y que, por tanto, debía rechazarse su entrega.
Sin embargo, el tribunal europeo concluyó la semana que no existía certeza de que la justicia de EE UU le fuese a condenar a cadena perpetua y que, de hecho, podría ser absuelto o negociar los cargos para reducir la pena. Esta resolución, que avalaba la decisión de la Audiencia Nacional, puso fin a los cuatro años de periplo judicial y penitenciario en España, y, con ello, colocó al exmilitar venezolano a los pies de las escalerillas del avión que el pasado miércoles salió con 53 minutos de retraso de Madrid rumbo a un sombrío panorama judicial en Nueva York.