Durante la celebración de la final del mundial de fútbol femenino, donde la selección española se alzó como campeona del torneo por primera vez en la historia, el Presidente de la Real Federación Española de Fútbol Luis Rubiales, mostró al mundo lo que es capaz de hacer cuando la euforia y la emoción lo embargan.
Luego del pitazo final se vio a la Reina Leticia y a la Infanta Sofía (de 16 años de edad) celebrando la victoria de su equipo entre aplausos, risas y brincos. Prácticamente al lado, se encontraba Rubiales celebrando también, pero en su caso, dejó de aplaudir para sujetar sus genitales, sacudiéndolos de arriba a abajo en señal de vitoreo. En ese momento, nada era distinto entre él y un simio en celo.
La grotesca escena no fue suficiente porque, durante la ceremonia de imposición de medallas a la selección española, Luis Rubiales le plantó un beso en los labios a la jugadora Jennifer Hermoso y esto por supuesto generó una ola de asombro que rápidamente se convirtió en indignación. Rubiales la sujetó fuertemente de su cara, la acercó a la suya y la besó.
¿Por qué Luis Rubiales hizo esto si cuando la selección masculina ha ganado algún torneo, jamás se le ha visto besar a ninguno de sus jugadores en los labios? La respuesta es evidente: porque eso hacen los machos.
Históricamente, el machismo nos ha hecho creer que los hombres tienen menos control sobre sus impulsos que las mujeres, que es una señal de masculinidad agarrarse los testículos públicamente en señal de celebración o nalguear y besar a una mujer porque les provocó. Están tan normalizadas estas conductas, que Rubiales no vio problema en hacer esto frente a millones de personas. Ahora bien, si esto pasa públicamente, ¿qué pasará en privado?
Luego de esta serie de vergonzosos eventos, Rubiales pide unas disculpas que más que eso, eran justificaciones a su lamentable comportamiento. Esto aumentó la indignación en España y comenzaron a exigir que renunciara a su cargo.
En lugar de tomar medidas automáticamente, la complicidad y camaradería de la cúpula deportiva le ofrecieron a Rubiales una salida elegante a esto: debía renunciar. Los medios de comunicación hablaban de su inminente dimisión; sin embargo, en la conferencia de prensa donde le tocaba dar el anuncio, eligió decir cinco veces: “¡No voy a dimitir!”
Aprovechó también el momento para contar “su versión” y, en una clara maniobra, buscó hacer a Jennifer Hermoso corresponsable de lo que sucedió, intentando manipular los hechos y el contexto, dejando entrever que incluso ella lo tocó inapropiadamente.
Unas pocas horas más tarde, Hermoso hace un comunicado donde desmiente al Presidente de la Real Federación Española de Fútbol y ratifica que fue víctima de agresión sexual por parte de su superior.
El machismo dice que calificar de agresión sexual un beso, es exagerado. Sin embargo, el Código Penal español en su artículo 178.1, dice expresamente que “cuando la agresión consista en un acto que atente contra la libertad sexual realizado sin consentimiento, la pena será de prisión de 1 a 4 años (por ejemplo: un tocamiento).
Es una pena que la victoria de este equipo haya sido opacada por las acciones de Rubiales. Se debería estar hablando del desempeño de las jugadoras, de cómo han reivindicado el rol de las mujeres en un deporte dominado por hombres y de cómo han inspirado a miles de niñas y adolescentes a hacer del fútbol también su espacio. Pero, en cambio, estamos pasando por este trago amargo que lamentablemente forma parte del día a día de demasiadas mujeres a nivel mundial.
Me atrevería a decir que en algún momento de nuestras vidas, todas las mujeres hemos sido Jenni Hermoso, porque según la Organización de Naciones Unidas (ONU) se estima que a nivel global, 736 millones de mujeres han experimentado alguna vez violencia física o sexual. Eso es gravísimo, porque seguimos siendo vulneradas sistemáticamente por razones de género.
Afortunadamente, Jennifer Hermoso no está sola. Las manifestaciones de apoyo que ha recibido van desde sus compañeras de equipo, hasta jugadores de la selección masculina, pasando por los Directores Técnicos. Todo este respaldo a Jenni, me hace pensar que vamos en la dirección correcta en la lucha contra la agresión contra la mujer.
Nuestro pleno desarrollo dependerá de que se garantice nuestra seguridad en todos los espacios. Crear campañas de prevención de violencia por razones de género, diseñar mecanismos de atención a las víctimas para que tengan acceso a la justicia y promover la igualdad de género, son algunas medidas que se deben tomar para que más nunca, ninguna mujer, pase por algo similar. Tolerancia cero contra los agresores, apoyo total a las víctimas.
Ariana González. Activista por los derechos de la mujer.