Para muchos venezolanos se ha vuelto imperativo comenzar a ahorrar en dólares. Por poco o mucho que sean las retribuciones en divisas, prefieren “guardar” 50, 100 o más “verdes”. Algunos lo hacen el objetivo de montar algún emprendimiento; otros tienen en la mira emigrar.
Por Johan Azuaje / 2001
Julia, quien vive junto con sus tres hijos en la zona de El Valle, arrancó un camino al que denomina “independencia económica”. Explica que sus finanzas mejoraron luego de invertir en un viaje para buscar productos.
“Hace seis meses decidí irme para Colombia con 150 dólares que ahorré y mis hijos me dieron un poco más. Allá me recibió una vecina conocida y me llevó a los lugares donde venden perfumes, cosméticos, gorras, cosas electrónicas para celulares e invertí todo eso”, afirmó.
Estos son algunos mecanismos que desarrollan los venezolanos en de la “dolarización” de facto.
Todavía falta un trecho para que sea algo oficial y legal. Para quienes dependen de un salario base en bolívares es cuesta arriba ahorrar. Los pocos “dolaritos” como expresa Juan Algares, solo le sirven para comprar comida y dejar dos o tres dólares para casos de emergencia.
El mercado paralelo del dólar existes desde hace más de 10 años, solo que en los últimos tiempos se ha convertido en el principal referente económico para los venezolanos que viven el día a día.
El denominado “verde” ya es cotidiano para quienes compran comida, para los comerciantes. Algunas empresas conscientes de la crisis han tomado como medida pagar salarios en bolívares y agregar uno o varios bonos en divisas.
Dólares sí, bolívares no
La vida se hace más dura para quienes aún cobran en bolívares. Empleados públicos, trabajadores del sector informal con bajos recursos y vendedores ambulantes de café y cigarros, se encuentran con que las ganancias no les alcanzan para cubrir sus necesidades básicas, mucho menos para ahorrar.