El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodríguez, anunció este jueves que el Gobierno de Nicolás Maduro no permitirá la presencia de una Misión de Observación de la Unión Europea en el país para las elecciones presidenciales de 2024.
El País | Alonso Moleiro
En una encendida arenga en plena sesión legislativa, Rodríguez, uno de los portavoces normalmente moderados de la plana revolucionaria, manifestó: “No tenemos tiempo para considerar la solicitud que nos hacen para venir. Te lo digo directamente, Josep Borrell, mientras nosotros seamos los representantes del Estado venezolano, ustedes no van a venir. Aquí no va a venir ninguna misión de Europa. Han violado el acuerdo que firmamos con ellos”.
Rodríguez, que se ha cuidado de cultivar relaciones políticas con la diplomacia europea en estos años, daba de esta forma respuesta al pronunciamiento del Parlamento Europeo sobre la situación venezolana. Este miércoles, con una votación muy amplia, la Eurocámara condenó la inhabilitación política a María Corina Machado, la dirigente opositora que encabeza todos los sondeos de opinión para las primarias de la oposición, mostró de nuevo su “preocupación” ante la evolución del régimen venezolano y pidió la libertad para los 280 presos políticos.
Con el paso de los meses, la actitud más conciliadora y dispuesta a dialogar de Maduro y Rodríguez ha ido mutando para endurecerse en el regateo de demandas con sus adversarios. La delegación chavista que se abrió a negociar con la oposición ha redoblado sus exigencias, negándose a volver a una mesa de diálogo con los dirigentes antichavistas que se exploró inicialmente en México. El mandatario venezolano ha condicionado cualquier acercamiento o cesión a la liberación del empresario Alex Saab, cercano al Gobierno y preso por lavado de dinero en Estados Unidos. Exige también el desmantelamiento total de las sanciones adoptadas por Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea.
En los últimos días han aumentado en las filas opositoras los temores en torno a la posibilidad de que el Tribunal Supremo de Justicia del país, colonizado completamente por el chavismo, emita una sentencia en la cual admita la organización de las primarias, pero obligue a la oposición a entenderse con la nueva directiva del Consejo Nacional Electoral, que aún no ha sido nombrada. Esta decisión pondría en apuros a la oposición, que ya se había decidido a organizar la elección por cuenta propia después de la renuncia de la anterior directiva del CNE. Un relevo dictado por el chavismo generaría, con toda probabilidad, nuevas discrepancias en la dirigencia opositora.
La directiva anterior del CNE, relativamente equilibrada y fruto de un acuerdo político con la oposición en 2021, renunció de manera unilateral a sus cargos ante la Asamblea Nacional hace unas semanas, sin dar ninguna explicación pública –y forzando también la dimisión de los rectores opositores que no querían renunciar-, poco después de que la Comisión Electoral de la oposición les solicitara asistencia para la organización de sus elecciones primarias.
El miércoles, en la Universidad Católica Andrés Bello, -con la notable ausencia de Henrique Capriles, que declinó a última hora-, se celebró el debate de los 10 candidatos a la elección primaria que organiza la Plataforma Unitaria a través de su Comisión Electoral con la ciudadanía, incluso con los venezolanos que se fueron en busca de oportunidades. En el saludo final para la prensa, Machado, quien asegura que busca liderar un proyecto común y superar los sinsabores con otros aspirantes, se negó a tomar la mano a sus compañeros para hacer la señal de victoria.
Aunque los altos dirigentes del chavismo en general evaden nombrarla, parece claro que hay alguna mortificación ante el rápido crecimiento en la popularidad de la más intransigente y anticomunista de todos los opositores venezolanos. Una popularidad que, de acuerdo con analistas calificados, como Félix Seijas, de la firma Delphos, “se ha duplicado en poco más un mes, doblando a sus seguidores más cercanos, con una intención de voto muy comprometida”.
El crecimiento de Machado ha abocado a un Gobierno débil en las encuestas, que aún debe lidiar con las complicaciones de la economía, a jugar rudo con la legalidad para eliminar sus oponentes. Machado ha declarado que su candidatura continuará “hasta el final” y ha asegurado que jamás acatará cualquier medida forjada de las instituciones del chavismo.