Venezuela entrará el jueves en la recta final de su campaña electoral presidencial, antes de la votación prevista para finales de mes, con el presidente y candidato Nicolás Maduro en una posición defensiva, según analistas y encuestadoras.
Miembros de la oposición, que no participaba en comicios presidenciales desde hace una década, han denunciado lo que llaman tácticas opresivas de Maduro, como el encarcelamiento de opositores.
Maduro, que busca una segunda reelección, anunció el lunes un acuerdo para reiniciar un diálogo con Estados Unidos, aunque los funcionarios se negaron a confirmar que esté programada alguna reunión.
El período previo al inicio oficial de la campaña el 4 de julio ha sido atípico, con la oposición sacando una ventaja sustancial en las encuestas incluso, pese a que a su líder, María Corina Machado, se le prohibió en enero postularse, lo que llevó a la coalición a apoyar a Edmundo González, un exdiplomático poco conocido.
La oposición ha hecho campaña principalmente a través de las redes sociales y el boca a boca, porque se encuentra privada de fondos y de acceso a los medios tradicionales.
Sin embargo, Machado, una ingeniera industrial de 56 años, ha captado la atención en varias poblaciones y ciudades acompañada por cientos de motocicletas, una táctica tan exitosa que Maduro, de 61, ha optado por realizar eventos similares.
Con una amplia franja del electorado del país miembro de la OPEP molesta por la inflación, la pérdida de poder adquisitivo y la caída del nivel de vida, el Gobierno se ha quedado atrás como nunca antes, según los analistas, citando una ventaja de aproximadamente 20 puntos de González, de 74 años, sobre Maduro.
El Gobierno «lo tiene cuesta arriba, es decir, la brecha en los últimos estudios de intención de voto es superior a los 20 puntos porcentuales» entre Maduro y González, dijo el politólogo John Magdaleno, director de la Consultora Polity.
«Nunca antes la oposición, en una elección presidencial, había obtenido semejante brecha», agregó.
Sin embargo, persisten dudas sobre si la votación del 28 de julio será creíble por medidas gubernamentales que han sacudido la confianza, lo que incluye el retiro de una invitación a observadores electorales de la Unión Europea.
La oposición, que ha instado a la Fuerza Armada del país a defender las instituciones del país, no pierde la esperanza.
A diferencia de las elecciones de 2013, la última vez que participaron políticos de la oposición, cuando el Gobierno de Maduro gastó millones de dólares en mercancías y números musicales para reunir a sus fieles, el partido gobernante está gastando menos, dijeron los analistas.
La caída del gasto, que según los analistas es parte de un esfuerzo de austeridad más amplio para resaltar la lucha del gobernante contra la creciente inflación, también ha servido para ayudar a nivelar el desigual campo de juego con la oposición.