Pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó el fin de la emergencia internacional por la COVID-19, el coronavirus sigue dejando secuelas en Venezuela. A diferencia de otras naciones que adoptaron medidas para proteger la salud, la educación y la economía, el régimen de Maduro no se esforzó para fortalecer estas áreas.
Manuel Figuera, presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología, considera que la pandemia deja en evidencia los problemas de salud desde la atención de emergencias y de aquellos con problemas distintos a covid-19, en los que los pacientes con enfermedades crónicas quedaron rezagados, así como las intervenciones electivas. «Se desnudaron las grandes deficiencias que teníamos en salud y que eran evidentes con la crisis humanitaria», lamenta de los riesgos de la atención domiciliaria y que el personal sanitario fuera uno de los más afectados. Todo en un sistema de salud que no presenta mejoras.
Una preocupación compartida por Carlos Angulo, miembro directivo de Colegio de Médicos de Lara, al precisar que persiste la falta de capacidad de respuesta y que no se aprovechó lo que logró destinarse durante la gravedad de la pandemia. «Sólo nos dejó la experiencia ante un virus de tantos cambios», reitera al considerar que los ventiladores que estuvieron activos en los ambulatorios como centinelas debieron disponerse en centros asistenciales. Una manera de apoyo en áreas de emergencias y
en cuidados intensivos.
Mientras el epidemiólogo, Iván Molina, también precisa que no se aprovechó para fortalecer al sector salud, tal como lo hicieron en otros países. Falta la accesibilidad a áreas exclusivas para covid-19 y la facilidad de consultas para controlar las secuelas de este virus inflamatorio e impredecible. Opciones con mayor prioridad en zonas rurales, frente a la dificultad de traslados.
La base de la economía aún espera por levantarse, así explica el economista, Miguel Rojas, al recordar que para 2020 ya se venía arrastrando la caída del Producto Interno Bruto (PIB) ascendiendo al 38% y la pandemia terminó de paralizar las empresas que venían sobreviviendo. El golpe fue muy fuerte para el sector construcción y sólo era más favorable en farmacias.
Tal arremetida del virus sólo agravó la crisis económica con empresas obligadas a reinventarse, tomó más fuerza el delivery, trabajar desde casa y ver las nuevas oportunidades del emprendimiento y migrar del comercio a la informalidad para sobrevivir.
«Todavía el escenario no ha mejorado con la caída del consumo que termina afectando hasta los alimentos», denuncia estos desafíos que persistieron en el primer trimestre de 2021, cando comenzó a cesar la mortalidad por pandemia, pero siguen esperando las políticas que sostengan el aparato productivo.
El gremio docente denuncia que la situación no mejoró con la pandemia y —por el contrario— empeoró porque en todos los niveles de formación siguen esperando por el acondicionamiento físico, que ni siquiera les asegura los servicios mínimos de electricidad y suministro fijo de agua.
«Nunca han estado las condiciones y así se evidencia en más del 80% de los planteles de educación», señala molesto Luis Arroyo, presidente del Colegio de Profesores de Lara, lamentando que no hay garantía de contar con lavamanos y baños operativos, y demás remodelaciones en infraestructura. «El gobierno anunció Una gotica de amor, pero ni nos alcanzaría un diluvio de internvenciones».