«Toda vivienda donde tengamos paciente Covid, aquí está, para cuidarnos, por nuestra salud. La mejor vacuna es la conciencia en la lucha contra la pandemia», pontificó Adrián Duque, alcalde chavista de Guama, en el estado llanero de Yaracuy, mientras señalaba con carteles las casas con contagiados por coronavirus o sospechosos de sufrir la enfermedad.
Por DANIEL LOZANO – EL MUNDO DE ESPAÑA
Con persecución y sin vacunas, así combate la revolución bolivariana la nueva embestida de la pandemia que tiene atemorizado al país criollo. «Una limitada cobertura de vacunación, junto a nuevas olas epidémicas, es el peor escenario epidemiológico con un virus altamente transmisible. Lamentablemente, ese es el escenario que vivimos actualmente en Venezuela», advirtieron las Academias de Ciencias y de Medicina.
«¡SOS! No queremos contar muertos, queremos contar vacunados. Exigimos que se declare la emergencia nacional», gritaron desde Médicos Unidos de Venezuela, después de que varios paramilitares chavistas arremetieran contra los jóvenes que protestaban a las puertas del Hospital Universitario de Caracas.
Las alertas y la multitud de casos conocidos asustan a un país que no para de contar víctimas, desde Freddy Ceballos, jefe de la patronal farmacéutica y luchador incansable por la salud de los venezolanos, hasta el popular cantante Henry Stephen, autor de «Mi limón, mi limonero». Policías, sacerdotes, militares y una lista interminable de médicos, enfermeras y personal auxiliar. Y todo ellos sin saber a ciencia cierta cuál es la cifra real de fallecidos ante la estrategia del gobierno de aportar datos falsos desde el primer día.
La contundencia de la pandemia es tal en estos días que han proliferado por miles las campañas para recoger fondos en ayuda de enfermos, tanto para las medicinas como para los gastos de la hospitalización. Un inabarcable muro de los lamentos que se ha sumado el provocado por el derrumbe del sistema sanitario y que también se llenó de indignación tras la alocución televisiva del «hijo de Chávez» del domingo, durante la cual fue categórico: «Yo estoy vacunado».
«El dictador nos restriega en la cara que ya se vacunó y que en los próximos días se hará los exámenes para ver sus niveles de inmunidad. Como a ti no te importa la gente, a ella no le importas tú. ¡Asume tu realidad! ¡A la gente le importa vacunarse y que te vayas!», renegó el diputado Juan Pablo Guanipa.
El presidente pueblo incluso criticó a Brasil por llevar «apenas» un 8% de vacunados, cuando la suma de las vacunas rusas y chinas llegadas al país supera escasamente el 2% del total nacional. Y, a sabiendas, de que en Caracas existe un mercado negro de vacunas, tal y como denunció durante la Semana Santa el cardenal Baltazar Porras: «Hay gente que se ha vacunado pagando un tanto, en un sitio privado o no sé de qué forma. Esto requiere una revisión global».
Entre los vacunados, según ha confirmado el gobierno de La Habana, se encuentran los miles de cubanos que participan en misiones en Venezuela. Tan afortunados como los dirigentes chavistas, que por orden de Maduro ya han recibido las primeras dosis, aunque las cuentas no salgan para el medio millón de sanitarios censados en el país. Según la ONU, hasta principios de abril sólo fueron inoculados con las vacunas rusa y china algo menos de 100.000 del más de medio millón de trabajadores de la salud censados en el país.
Sólo en marzo murieron 75 profesionales de la salud, para más de 440 desde el inicio de la pandemia. «El Covid sigue haciendo estragos en nuestro sector, los trabajadores de la salud siguen desprotegidos», denunció por enésima vez Monitor Salud, la voz de estos trabajadores en Venezuela.
«Desde el año pasado hemos advertido el déficit de tapabocas y guantes en los centros de salud, equipos básicos no sólo para la protección del personal durante la pandemia, también en el desarrollo de sus labores», añadió Mauro Zambrano, coordinador general de Monitor Salud.
El régimen de Nicolás Maduro ha extendido una gruesa cortina de humo en torno al programa de vacunación. Sólo se sabe que Venezuela se encuentra en el último lugar continental, a la vez que promociona el uso de las «goticas milagrosas de santo» incluso en el interior de las prisiones. Los datos oficiales arrojados ayer por el gobierno no convencieron a nadie: 1.526 nuevos contagios y sólo 16 fallecidos, para un total de 169.074 casos desde el inicio de la pandemia y 1.693 muertos.
«Hay una campaña en el mundo contra el esfuerzo que hacemos los venezolanos en esta pandemia», se lamentó Maduro, que ha ordenado confinamiento radical durante la semana y que acusó a la cepa brasileña de la actual crisis. Expertos y epidemiólogos, sin embargo, apuntan a la flexibilización decretada en carnaval como una de las principales causas.
Y por si todo esto fuera poco, la represión. La policía detuvo esta semana a seis jóvenes, vinculados al partido opositor Primero Justicia, que llevaban a cabo a petición de los vecinos una jornada de desinfección en una comunidad de Aragua, a dos horas de Caracas.