El presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo chino Xi Jinping se encuentran este miércoles en Kazajstán para asistir a una cumbre regional, en la que buscan fortalecer las alianzas antioccidentales y aumentar su influencia en Asia Central.
Vladimir Putin aterrizó por la mañana en el aeropuerto de Astaná, capital de la primera economía de Asia Central donde se celebra el jueves la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), y Xi Jinping llegó la víspera.
Los miembros permanentes de la OCS son Kazajstán, India, China, Kirguistán, Pakistán, Rusia, Tayikistán, Uzbekistán y, desde al año pasado, Irán. En total, representan la mitad de la población mundial.
Vladimir Putin aterrizó por la mañana en el aeropuerto de Astaná (Sputnik/Gavriil Grigorov/REUTERS)
La adhesión de Bielorrusia, primer aliado de Rusia en su guerra en Ucrania, será anunciada al término de la cumbre el jueves.
La organización está pensada como una plataforma de cooperación frente a las organizaciones occidentales que debe contribuir a la ascensión de un mundo “multipolar”, término usado a menudo por los dirigentes rusos y chinos.
Sin embargo, existen numerosos desacuerdos entre sus miembros.
Aunque Rusia y China desean formar un frente común ante Occidente, han sido rivales históricos por la influencia en Asia Central, región rica en hidrocarburos y clave para el transporte de mercancías entre Europa y Asia.
Influencia en Asia Central
Putin y Xi se reunirán este miércoles, como parte de los encuentros bilaterales previstos al margen de la cumbre.
Esta reunión se producirá un mes y medio después del viaje a China del dirigente ruso a mediados de mayo, a donde fue para buscar más apoyo en su guerra en Ucrania.
Según el Kremlin, Putin se verá también con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, que propuso varias veces su mediación para poner fin al conflicto en Ucrania.
Rusia, China y Turquía buscan a menudo ampliar su influencia en Asia Central.
Erdogan y Putin durante un encuentro en septiembre de 2022. (Sputnik/Alexander Demyanchuk/Reuters)
Los cinco países de la región —Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán— son ex repúblicas soviéticas y comparten históricos lazos culturales, lingüísticos y económicos con Rusia.
Desde que Rusia lanzó su invasión en Ucrania en febrero de 2022, Moscú intenta mantener su influencia en estos países, desafiada por la creciente inversión económica de China en la región.
Asia central es un eslabón esencial de la iniciativa china la Franja y la Ruta, un gigantesco proyecto de infraestructuras que comenzó hace diez años impulsado por Xi Jinping.
El presidente chino celebró la “eterna alianza estratégica” entre Beijing y Astaná, indicó el martes un medio de Estado kazajo.
Pero los países occidentales tienen la intención de competir en esta región, a donde viajaron recientemente varios dirigentes europeos.
Nuevo impulso
La OCS, fundada en 2010, cobró un nuevo impulso en los últimos años como bloque de contrapeso a la influencia occidental, centrándose en cuestiones de seguridad y económicas.
La organización tiene como objetivo luchar contra lo que Beijing llama “los tres males”: el separatismo, el terrorismo y el extremismo.
Símbolo de la creciente importancia de este grupo, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, estará igualmente presente en la cumbre en Astaná.
Por el contrario, el primer ministro indio, Nerendra Modi, que visitará Rusia este mes, estará ausente.
Irán, que celebra la segunda vuelta de las elecciones presidenciales este viernes, estará representado por su presidente interino, tras la muerte a mediados de mayo del dirigente Ebrahim Raisi en un accidente de helicóptero.
Además de sus países miembro, la OCS cuenta también con 14 estados socios de diálogo, como Turquía y países árabes del golfo.
Al término de la reunión en Astaná, China asumirá la presidencia rotatoria de la organización para el periodo 2024-2025.
(Con información de AFP)