El iraní-estadounidense Baqer Namazi abandonó este miércoles Irán donde ha pasado más de seis años en prisión acusado de espionaje, después de que Teherán y Washington llegasen a un acuerdo para intercambiar presos.
“Baqer Namazi ha dejado finalmente Irán tras seis años y medio detenido de forma ilegal”, afirmó en Twitter su abogado Jared Genser.
El letrado explicó que Namazi viaja a Muscat, Omán, y de allí se dirigirá a Abu Dabi, donde recibirá “tratamiento médico urgentemente”.
Namazi fue condenado a diez años de cárcel en 2016 por espionaje y colaborar con un Gobierno hostil, tras viajar a Irán para tratar de liberar a su hijo Siamak, condenado a la misma pena y por el mismo motivo.
El diputado para temas internacionales del Poder Judicial, Kazem Gharib Abadi, indicó la semana pasada que la liberación del preso se debe a “razones humanitarias” y remarcó que «ha estado fuera de prisión y en su casa en Teherán durante casi cuatro años”, pero no se le permitía salir del país.
Por su parte, la agencia iraní nournews, cercana al Consejo Supremo de la Seguridad Nacional de Irán, informó de que «en las últimas semanas se llevaron a cabo intensas negociaciones con la mediación de uno de los países de la región para la liberación simultánea de presos iraníes y estadounidenses”.
La República Islámica de Irán ha sido acusada de usar a presos con doble nacionalidad en especial, pero también de otros países, como medida de presión o para intercambio de prisioneros con otros países.
Esto ha sido denominado como la «diplomacia de los rehenes» de Irán por otros países y organizaciones de derechos humanos.
Unos 30 iraníes están encarcelados en el extranjero por cargos relacionados con las sanciones económicas estadounidenses, en torno a la mitad de ellos en Estados Unidos.
Al mismo tiempo, al menos una docena de ciudadanos con doble nacionalidad iraní o extranjeros cumplen condenas en cárceles iraníes.
A mediados de marzo, Irán liberó a los británicos-iraníes Nazanin Zaghari-Ratcliffe y Anoosheh Ashoori, ambos encarcelados durante años por delitos relacionados con el espionaje y la seguridad nacional.
Su liberación coincidió con el pago de una deuda de 400 millones de libras que el Reino Unido mantenía con Irán desde hacía más de 40 años por la compra de 1.500 tanques que nunca fueron entregados.