El coordinador municipal de Vente Venezuela en Guaicaipuro, profesor William Anseume, se refirió a la explotación laboral oficial en la entidad mirandina, especialmente en Guaicaipuro.
«El que se hace llamar gobierno obrero es un explorador natural laboral. No tienen ningún rasgo de humanidad para con quienes colocan a hacer los trabajos más rudos. Esos que efectúan solo en los alrededores de las plazas o donde resulta más notorio por el tránsito frecuente de personas» dijo.
-Recientemente estuve conversando con algunos de ellos, quienes trabajan bajo el sol o la lluvia, recogiendo la basura o rozando el monte, o bien recogiendo escombros de algún deslizamiento. No tienen a su disposición mayores herramientas de trabajo ni protección alguna: ni guantes, ni sombreros, ni botas, ni siquiera tapabocas en esta pandemia.
«No son una cuadrilla oficial de trabajadores, sino un vente tú cuando la ocasión lo requiere. No tienen pagos fijos ni protección social. Son gente sin trabajo, como abunda, que debido el hambre inducida por el régimen son obligados a realizar oficios por casi nada. No llegan a 10 por parroquia. Pero sirven para hacer que se trabaja oficialmente. Son mamparas de lo que debería haber: un trabajo organizado para que la Alcldía cumpla su función de limpieza, de recolección, de limpieza y de ornato».
El dirigente político prosigió para cerrar: «Este personal cobraba 200 bolívares semanales, pagados quincenalmente, antes de la debacle más reciente del dólar. Además de la oferta de una bolsa de comida mensual. Toda una explotación contraria a la dignidad y a los derechos humanos. Una vergüenza humana para el municipio y el estado».
-Cabe perfectamente preguntarle a semejantes explotadores: si los servicios están tan destruidos como están a la vista: ¿Dónde meten el dinero que recaudan a los comerciantes y a los ciudadanos, con impuestos cada vez más elevados, que se han disparado con la devaluación y la hiperinflación?Acogotan a los comerciantes y a los empresarios y a los industriales y ni siquiera tienen un rasgo de generosidad, de humanidad para los más desposeídos, quienes se ven obligados a cumplir esas funciones para tener algo que comer. Son explotadores de oficio. Corruptos de oficio. Inhumanos de oficio. Lo único que puede cambiar esta realidad para bien Es la salida de ellos cuanto antes del poder de administran tan malamente, robando y explotando. «
Redacción El Tequeño