Su obra ha comenzado a darle destellos de color al pálido blanco que hoy viste las paredes internas de la réplica del Santuario de Fátima que se construye en Carrizal. Junto a su esposo, Yenny Monges es la encargada de elaborar los enormes vitrales que decorarán la estructura.
Sus ojos se ilunan cuando habla de su más reciente proyecto, está profundamente orgullosa no sólo de diseñar, sino también de construir y montar el que será el vitral más grande de los Altos Mirandinos.
Para ella, la clave está “en el amor por lo que haces, lo que haces tiene que ser una vocación, la constancia y el eterno aprendizaje, pues por más buenos que seamos, siempre debemos continuar informándonos”.
Cuenta que siempre quiso ser vitralista “desde que muy temprana edad, pues mi familia es practicante y cuando veía los vitrales, pensaba que el creador de esa obra tenía algún tipo de magia, pues era algo bellísimo la manera en que proyectaban las escenas bíblicas, pues los vitrales solían ser la biblia de los pobres”.
Agregó que cuando sus padres le preguntaron a qué se quería dedicar, enseguida dijo que quería ser vitralista. De allí que estudio Artes del Fuego, opción vitral en la Escuela de Arte de Cristóbal Rojas, época que recuerda con mucho amor, “la tengo en mis memorias con mucho cariño”.
Relata que su profesor le pidió que trabajara con él en su taller, “fue mi mentor y padrino de bodas. En mi vida, otro apoyo fundamental es mi esposo Alexander Hernández, quien también colabora con mis vitrales”. Alexander fue pupilo del artista Marco López, aprendizaje que junto al adquirido por ella con su profesor Leonel Durán, se fusionaron para hacer las obras que hoy día se pueden ver en media docena de iglesias en todo el país.
Kassiel Muñoz – Doreen Oyon