El 12 de febrero es una fecha icónica para la juventud venezolana que conmemora la gloriosa participación de los jóvenes en la Batalla de la Victoria de 1814 en favor de la independencia.
Donde se disputaban en un enfrentamiento militar las tropas defensoras de los intereses del Imperio Español bajo la tutela de José Tomas Boves y Francisco Tomas Morales, frente a las tropas Patriotas al mando de José Felix Ribas.
Quien con escasos combatientes, logró derrotar al robusto e imponente ejercito realista de más de 5000 hombres y un arsenal militar que no se comparaba en nada a las lanzas y armamentos con los que contaba el General Ribas.
El 10 de febrero de 1947 la Asamblea Constituyente decretó el 12 de febrero de cada año para conmemorar el día de la juventud en nuestro país, destacando la lucha independentista de estudiantes y seminaristas reclutados por Ribas para luchar en los campos de la guerra contra el ejercito realista.
Desde entonces, cada 12 de febrero se enaltece el ímpetu, la algarabía, la irreverencia y coraje de los jóvenes que enaltecen la libertad, por encima de la opresión y el yugo de los poderosos.
No en vano, durante toda la historia, los jóvenes venezolanos han sido un punto de inflexión para derrocar a quienes en su afán de dominar a la ciudadanía, pretenden permanecer en el poder incluso a costa de persecución, de encarcelamiento, de torturas, exilio y hasta la propia muerte.
Casos icónicos como la Generación del 28 en la celebración de la reina del carnaval, que contó con el destacado papel de líderes como Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Miguel Otero Silva, Jóvito Villalba y otros que se opusieron al dictador Gómez, fueron el preludio para instaurar la democracia en Venezuela, un camino bastante atropellado pero que contó con la insistencia, constancia y convencimiento de estos jóvenes estudiantes en lograr el objetivo propuesto sin vacilaciones, ni vanidades.
Otro episodio relevante de la juventud venezolana, fue durante la dictadura perejimenista aquel 21 de noviembre de 1957 donde estudiantes de la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Católica Andrés Bello decidieron alzarse en las calles contra el dictador, manifestación que estuvo precedida por la huelga de hambre de los jóvenes liceístas de distintos planteles de Caracas y que desencadenarían en la huida de Marcos Pérez Jiménez el 23 de Enero de 1958.
Abriendo paso al destacado e importantísimo documento conocido como “El Pacto de Punto Fijo”. Este daría inicio a la época de la democracia en Venezuela y que ininterrumpidamente gobernaron hombres civiles hasta la llegada al poder de Hugo Chávez, haciendo retroceder los valores democráticos y principios republicanos que derivan como consecuencia en el mandato de Nicolas Maduro hasta nuestros días.
Desde el inicio del gobierno de Hugo Chávez los jóvenes venezolanos han estado presente, es de destacar que la única derrota electoral que tuvo Chávez fue propiciada por la juventud estudiantil en el 2007 luego de la conformación de aquel parlamento estudiantil que dio voz y voto a las representaciones juveniles estudiantiles a lo largo y ancho de todo el país.
Desde entonces, fueron muchas las manifestaciones sociales que se levantaron en contra del poder de la “Revolución Bolivariana”.
Pero una muy relevante que vendría a marcar la vida de quienes nos oponemos férreamente al autoritarismo en Venezuela, fue aquella del 12 de febrero del 2014, hace una década, contra la reciente llegada de Nicolas Maduro al poder, este no esperó mucho para darle su primer mensaje a la juventud venezolana, con una arremetida brutal que terminó con la vida de dos jóvenes venezolanos, Robert Redman y Bassil Da Costa y un adulto perteneciente a un grupo de colectivos afectos al chavismo.
La muerte de Redman y Bassil fue un duro golpe a nuestra generación. Fue un antes y un después para la juventud venezolana.
Ese 12 de febrero del 2014 estalló la indignación de los miles de atropellos durante años y que implosiona a raíz de la muerte de un estudiante de la Universidad de Los Andes a principios de enero, intensificando la lucha a inicios de febrero en el estado Táchira con el intento de violación de una estudiante del núcleo de la ULA en San Cristóbal, desembocando en la gran manifestación convocada en Caracas, retomando un nuevo lapso de protestas durante varios meses que traen como consecuencia la muerte de 43 venezolanos, mas de 400 heridos y casi 2000 detenidos, desde allí en adelante las cárceles venezolanas tendrían mayor concurrencia para recluir a quienes se oponen a Maduro, siendo una política sistemática del poder ejecutivo.
En actualidad son más de 60 chamos entre 20 y 35 años que están presos, innumerables chamos han perdido la vida.
Casos representativos como el de Wilder Vázquez y Oswaldo Castillo quienes con tan corta edad fueron secuestrados y llevan más de 5 años presos, muertes como la de Geraldin Moreno en el 2014, Juan Pablo Pernalete en el 2017 y las ocurridas durante el 2019 en todo el territorio nacional, uno de los últimos mensajes de Maduro a la juventud venezolana fue la detención y tortura de John Álvarez, estudiante de la Universidad Central de Venezuela y liberado el pasado mes de diciembre.
El atropello contra la juventud no es nuevo, sin embargo, nunca antes se había visto un ensañamiento tan grotesco contra los jóvenes como el que lleva adelante Nicolás Maduro, se frustran las esperanzas y anhelos de quienes quieren un presente con oportunidades para el desarrollo de sus capacidades, muchos han optado por emigrar, otros permanecemos acá esperanzados y contribuyendo al retorno de la democracia, la liberación de nuestros compañeros presos y la justicia para aquellos que han sido asesinados.
Estamos en año electoral y Maduro insiste en disfrazar la realidad a través de estrategias comunicacionales en redes sociales que obvian por completo esta década de asesinatos, de tortura, de exilios, de emigración forzada, desapariciones, encarcelamientos y crisis política, social y económica.
Ante aquellos que pretenden borrar los atropellos a los que hemos sido sometidos, ha de despertar esa irreverencia e ímpetu en el ADN de la juventud, de los estudiantes, de quienes no se adaptan a la opresión del poder, de aquellos que no están de acuerdo con las ideas impuestas, de aquellos que rechazan la bofetada y el fusil de los uniformados, de aquellos que le repugna la corrupción y de quienes no toleran la patada de la bota militar.
Está en esta juventud despertar con el rugir de las ideas que golpean la consciencia de una sociedad silente y que ha optado por quedarse en casa ante el horror que supone enfrentarse al poder, pero como cada 12 de febrero hoy toma relevancia el grito ferviente de José Feliz Ribas ante la imponente y aparente inderrotable fuerza de los realistas
“Lo que tanto hemos deseado va a realizarse hoy: he ahí a Boves. Cinco veces mayor es el ejército que trae a combatirnos; pero aún me parece escaso para disputarnos la victoria. Defendéis del furor de los tiranos la vida de vuestros hijos, el honor de vuestras esposas, el suelo de la patria; mostradles vuestra omnipotencia. En esta jornada que va a ser memorable, ni aún podemos optar entre vencer o morir: ¡NECESARIO ES VENCER! ¡Viva la República!”
Twitter: @Yonnathan_gc
Yonnathan Carrillo es Presidenete adjunto de FCU-UCV