La guerra de Ucrania y la tensión en torno a Taiwan en el Pacífico se han convertido en el epicentro de la escalada militar que se viene produciendo en los últimos años y que tiene como protagonistas principales a Estados Unidos, Rusia y China.
Por La Razón
Sin embargo, estos puntos calientes no solo afectan a estos países sino que han disparado hasta límites no vistos desde el final de la Guerra Fría el riesgo de una guerra a gran escala. Y, mientras tanto, la mayoría de los gobiernos occidentales y buena parte de los de la región Indo-Pacífico han optado por el rearme como opción ante lo que pueda deparar el futuro.
Y de entre todas las naciones llama la atención el papel que dos de ellas están jugando, más allá de las grandes potencias: Turquía en el lado mediterráneo y, sobre todo, Corea del Sur, que, silenciosamente, se ha convertido en un corto periodo de tiempo, no solo en una potencia militar regional, sino en un claro exportador de armamento teniendo a Polonia o a los Emiratos Árabes como sus principales clientes.
¿Y en qué radica el éxito de Corea del Sur? Pues lo cierto es que han sido capaces de crear una industria autóctona con economías de escala capaz de fabricar desde cazas hasta carros de combate, pasando por drones, sistemas lanzamisiles o artillería.
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