La llegada de la pandemia ha generado la implementación de muchas medidas, entre ella la cuarentena, que está afectando seriamente a las personas; muestra de ellos es el aumento considerables de atención en los centros de salud a personas con crisis de pánicos e hipertensión.
Según datos aportados por la Dirección Municipal de Salud, normalmente en estas fechas la mayoría de los casos atendidos son por infecciones respiratorias, sin embargo, este año, los casos por hipertensión y crisis de pánico ocupan los primeros lugares, seguidos por afecciones estomacales.
La psicóloga Lisbeth Criollo, egresada de la Universidad Central de Venezuela, define a la crisis de pánico como una reacción caracterizada por la aparición repentina de miedo intenso, “acompañada de síntomas físicos, tales como: taquicardia o palpitaciones, sudoración, temblores, mareos, falta de aliento, nauseas, escalofríos o sensación de calor. Quien lo vive interpreta que algo grave le está pasando y suele creer que se está muriendo o que se está volviendo loco”.
Explica que en casos extremos, “quienes sufren estos ataques pueden reportar una experiencia extra corporal o una sensación de irrealidad. Los ataques de pánico por lo general alcanzan su punto máximo a los 10 minutos y desaparecen en media hora”.
Agregó que la mayoría de los pacientes con este trastorno también tienen agarofobia, “esto es, un temor a estar en algún lugar o situación en las que si aparece un ataque de pánico sería difícil escapar u obtener ayuda, como por ejemplo sitios cerrados como aviones o trenes, estar en casa solos, espacios abiertos con aglomeraciones”.
¿Cuándo se genera un ataque de pánico?
Lisbeth Criollo indica que cuando se presenta una situación de crisis de pánico, lo que experimentan las personas, es por una alarma que tiene el cuerpo para prepararse ante una posible amenaza.
“Frecuentemente, un ataque de pánico sucede de la nada, sin desencadenante aparente, son los llamados «ataques de pánico inesperados». Pueden ocurrir en cualquier lugar, a cualquier hora, cuando estás sometido a mucho estrés o estando relajados como el que aparece durante el sueño o ataque de pánico nocturno. No obstante, aunque aparentan no tener causa directa, algunos estudios han identificado factores estresantes significativos que se produjeron un tiempo antes de las crisis de ansiedad”, reseñó Criollo.
¿Cómo atender un cuadro de pánico?
Para la psicóloga Lisbeth Criollo, estas afecciones en algunos casos no ameritan terapias, “al desarrollar este trastorno, el tratamiento más exitoso para estos casos es una combinación de psicoterapia de orientación cognitivo conductual y psicofármacos. Los psiquiatras suelen indicar antidepresivos que incrementan los niveles de serotonina, haciendo que el sistema sea menos reactivo”, dijo.
Puntualizó que “para ayudar a la persona a romper la asociación de los sentimientos negativos y las señales somáticas, se proponen al paciente actividades que activan su frecuencia cardiaca o dificultan su respiración, una a la vez, hasta que aprenda a tolerarlas.
¿Qué hacer antes de un ataque de pánico?
Tranquilízate. Los ataques de pánico se sienten muy mal, es una experiencia muy desagradable, pero no pueden causarte daño físico.
Comunícalo. Si eres propenso a estas crisis, hazlo saber a las personas cercanas para que puedan reconocer los síntomas y ayudarte a sobrellevarlos.
Evita los estimulantes. La cafeína y los medicamentos de venta libre para incrementar la energía pueden aumentar la probabilidad de sufrir un ataque de pánico.
Respira lentamente. Cuando sientas que es inminente el ataque, concéntrate en tu respiración, llévala al nivel más lento que sea cómodo para ti.
Utiliza el «Grounding» 5-4-3-2-1
Observa a tu alrededor e identifica 5 objetos en el espacio donde estás.
Reconoce 4 cosas que puedas tocar y sentir su textura y hazlo con plena conciencia.
Identifica 3 sonidos que estén en tu entorno y enfoca tu atención en ellos.
Reconoce 2 cosas que puedas oler.
Busca 1 cosa que puedas probar y hazlo. Puedes cargar contigo un caramelo o algo que te agrade para situaciones como esta.
Finalmente acepta el ataque: En vez de luchar contra esas sensaciones, quédate en el momento presente y acepta que son una reacción normal de tu cuerpo a tus pensamientos de miedo.
Lisbeth Criollo, quien se especializa en atención a niños a partir de los cuatro años, refiere que “si no has sido diagnosticado con ataques o trastorno de pánico, es recomendable que después de una crisis te hagas un chequeo médico para hablar de tus síntomas. Es importante descartar si hay alguna enfermedad no detectada”.
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