La segunda vicepresidenta de la Asamblea Nacional de Nicolás Maduro, Vanessa Montero, está contagiada de covid-19. Desde ese parlamento nos informan que la funcionaria está de reposo por presentar síntomas, pero -a diferencia de otros países donde se anuncian esas cosas para que los electores estén enterados- se impuso la censura.
La primera vicepresidenta de la AN de Maduro, Iris Varela, dijo este jueves desde la Contraloría General de la República que ella encabezó la comisión de diputados que le anunció al Poder Moral el inicio del período de sesiones, aunque no le tocaba. «Estaba en principio comisionada para esta tarea la segunda vicepresidenta, la doctora Vanessa Montero, pero circunstancias sobrevenidas le impiden cumplir con la tarea hoy. Deseamos que se recupere pronto», dijo la tachirense sin especificar.
La diputada Montero no participó en la reunión de la Comisión Consultiva que se realizó el martes 11 de enero, y en su Instagram muestra una última foto, hasta este miércoles 12, tomada el fin de semana en Barinas al cierre de la campaña oficialista para las elecciones de gobernador.
Por cierto que, casi al mismo tiempo de saberse internamente del contagio de Montero, se conoció que Diosdado Cabello no haría su programa Con el mazo dando por un tercer brote de contagios «esta vez más grande» de covid-19 en su equipo de trabajo, que incluye a algunas personas que habitualmente lo acompañan en la AN madurista.
La salud de los representantes electos y de las autoridades de un poder público es materia de interés público, pero el régimen de Nicolás Maduro, insiste en tratarlo como casi como un secreto de Estado. Además, mientras muestra cifras oficiales de la pandemia que se quedan frías ante la abundancia de diagnósticos positivos que cualquiera puede ir conociendo en sus propios entornos.
Hay que destacar que este sábado se espera que Nicolás Maduro acuda a la plenaria de esa Asamblea Nacional para presentar su memoria y cuenta. Quizá una razón para ocultar que allí hay contagios. Callar y ocultar también es una forma de aplicar la hegemonía comunicacional.
