El Mundo de España | Venezuela, atrapada en el nuevo orden mundial de Trump

Redaccion El Tequeno

El anuncio papal de que Venezuela contará con su primer santo cayó entre sus gentes como si se tratara de un milagro del propio médico de los pobres, venerado dentro y fuera del país petrolero. La canonización de San José Gregorio Hernández llega en uno de los momentos más oscuros de la Historia de Venezuela, atrapada en el nuevo orden mundial que impone Washington.

Por El Mundo

«En los momentos más difíciles, San José Gregorio Hernández nos enseñó que la fe es nuestra mayor fortaleza», reaccionó Edmundo González Urrutia sólo horas después de que se conociera la muerte del preso político Reinaldo Araujo, dirigente cercano a María Corina Machado, cuarto fallecido dentro de las mazmorras de Nicolás Maduro durante las últimas semanas. Al día de hoy continúan encarcelados 1.061 prisioneros políticos, entre ellos 121 mujeres y cuatro menores, en su mayoría víctimas de la represión desencadenada para aplastar las protestas tras el megafraude del año pasado.

«El régimen lo asesinó», denunció la líder opositora, golpeada por la muerte de su colaborador, al que no se le prestó ayuda médica pese a los continuos llamamientos de su familia. La dirigente de Vente Venezuela (VV) fue detenido el 9 de enero en vísperas de la coronación fraudulenta del presidente de facto, el mismo día que ella también cayó en manos de los agentes chavistas.

A Araujo se lo llevaron porque había desempeñado un papel clave en la oleada de cambio que surgió en su estado llanero, Trujillo, y que se concretó en las elecciones del 28 de julio. Ese día, participó activamente en el resguardo de las actas electorales que confirmaron al mundo la victoria opositora.

Corren malos tiempos para los venezolanos, marcados de nuevo por la desesperanza y sólo con la fe como alivio, aunque ya ni los milagros del santo parecen posibles. Las palabras de Richard Grenell, enviado especial de Donald Trump que negoció cara a cara con Maduro, han certificado que el inquilino de la Casa Blanca no tiene ninguna intención de provocar, ni siquiera apoyar, el cambio político en Venezuela.

Cualquier duda o esperanza fueron despejadas de forma contundente por Grenell, al asegurar que «Trump es alguien que no quiere hacer cambios de régimen». Junto a las palabras, los hechos: vuelos de deportación pagados incluso por Caracas, liberación de rehenes estadounidenses y continuación de los negocios petroleros en medio de la cruzada en contra de los emigrantes, especialmente los venezolanos, los únicos enviados hasta ahora a Guantánamo.

«Trump no es un estadista interesado en la promoción de la democracia, es un empresario con intereses económicos y financieros. Le interesa lo que le produce un beneficio directo, en el caso venezolano petróleo, inmigrantes indocumentados y presos estadounidenses. De resto, no ve nada más. Venezuela ya le dio lo que necesitaba, el control absoluto del voto hispano en el sur de la Florida», resume para este periódico María Puerta Riera, profesora de Gobierno Americano en Florida.

En otro de los efectos colaterales de la cruzada trumpista y del cierre a cal y canto de la frontera de Río Bravo, cientos de emigrantes han comenzado un incierto viaje de regreso, lleno de obstáculos y con los gobiernos centroamericanos sin tener claro cómo enfrentar al desafío. En el primer naufragio de una embarcación en el Caribe panameño murió una niña venezolana de ocho años. La primera tragedia dentro de la gran tragedia.

«La política venezolana ha entrado de nuevo en un bache, una pausa, en la que la ciudadanía ha dejado de prestar atención a lo que sucede en el país. La convocatoria de elecciones regionales ha provocado que algunos cuadros de partidos políticos reconsideren su postura en relación a Machado y a la participación electoral. Mientras tanto, Machado sigue enfrentando el desafío de plantear una ruta estratégica tras el fracaso del 9 y 10 de enero y no lo ha hecho, aunque ya ha pasado mes y medio. Esto hace que se diluya ese momentum de principios de años», explica para EL MUNDO el analista político Luis Peche Arteaga.

La bandera democrática ondeó con más fuerza que nunca empujada por la convicción de que sólo con la salida de Maduro se conseguiría el regreso de los nueve millones de venezolanos huidos por obra y gracia de la revolución. Una bandera secuestrada hoy por Maduro, que ha convertido cada avión de deportados, incluso el llegado desde Guantánamo, en actos de fiesta revolucionaria, como si no tuviera nada que ver en el mayor éxodo de la historia de las Américas.

«Maduro ha mostrado habilidad para manejarse con la impredecible presidencia de Trump. Frente al magnate norteamericano ha puesto en sordina sus consignas antiimperialistas, se ha limitado a susurrar su disgusto frente a la permanencia de las sanciones y ha aceptado colaborar con el agresivo programa de repatriación de venezolanos, presentándolo no como una imposición, como fue, sino como el logro de su régimen, que estaría comenzando a reunificar a las familias venezolanas», constata a este periódico el sociólogo Gianni Finco.

En paralelo, el chavismo también ha ponderado los avances del nuevo eje Trump-Putin, su mayor aliado internacional junto a Cuba e Irán. «El alto mando revolucionario aguanta la respiración frente a Washington, Trump ha optado por el camino del pragmatismo, entendiéndose sólo con él, aparcando quizás indefinidamente, todo apoyo a la gesta democrática del pueblo venezolano que dolorosamente está comenzando a aceptar que Estados Unidos les ha dado la espalda», sentencia Finco.

Con apenas un ventilador solar

Un ventilador dotado con una pequeña batería que se recarga con energía solar se ha convertido en pieza imprescindible para la resistencia en el interior de la Embajada de Argentina en Caracas, bajo asedio del chavismo desde hace 11 meses. El colapso de la planta eléctrica ha empeorado aún más si cabe las condiciones de vida de los cinco colaboradores de Machado. Ya en noviembre agentes chavistas cortaron el fluido eléctrico y el consiguiente servicio de agua.

El Comando Con Venezuela insistió en su demanda para que se entreguen a los dirigentes opositores el salvoconducto necesario para que puedan viajar fuera del país. También ha extendido una invitación a la Nunciatura Apostólica en Caracas y a la Cruz Roja para interceder en el conflicto «para evitar una tragedia mayor y alcanzar una solución segura para los asilados, en cumplimiento de los protocolos y acuerdos internacionales que les protegen».

«Nuestros salvoconductos son un derecho», insistió Magalli Meda, una de las asaltadas en la legación diplomática, considerada mano derecha de María Corina Machado.

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