Este miércoles, las calles de la población mirandina de Paracotos se colmaron de devotos que salieron a venerar la imagen de Jesús Nazareno en su tradicional procesión de Semana Santa.
Este año, la emblemática figura no estuvo adornada con orquídeas, como es costumbre, sino con un limonero natural, un detalle lleno de simbolismo y profundamente arraigado en la historia.
El limonero evoca el milagro del Nazareno de San Pablo, ocurrido en el siglo XVII. En aquel entonces, Caracas atravesaba la devastadora «peste del vómito negro».
Durante una procesión, la imagen del Nazareno se enredó en un frondoso árbol de limón. Según la tradición, quienes bebieron del jugo de sus frutos recuperaron la salud, un acontecimiento que marcó para siempre la fe de los caraqueños.
Los paracoteños, impregnados de ese mismo espíritu de fe y esperanza, acompañaron la procesión con cantos, rezos y muestras de devoción.
La imagen recorrió las principales calles del pueblo, donde adultos, niños y ancianos se unieron en una manifestación de fervor religioso que une generaciones y mantiene viva una tradición histórica.
Redacción El Tequeño