El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha develado su tinte autoritario frente al fiscal general de ese país, Francisco Barbosa. El mandatario, en declaraciones desde España, donde se encuentra de gira, señaló que según la Constitución de Colombia, él, al ser jefe de Estado, también es jefe del fiscal general. Ante ello, el titular de la Fiscalía calificó a Petro de dictador.
El enfrentamiento se inició luego de que el presidente colombiano acusara al fiscal Daniel Hernández de haber protegido al Clan del Golfo, y no haber actuado ante la inminente matanza de doscientas personas por parte de este grupo criminal. Este hecho generó que el fiscal general Barbosa responsabilizara al mandatario de cualquier cosa que le pueda suceder al fiscal Hernández y su familia. Pero Petro no contuvo su talante poco democrático e hizo una interpretación malabarística del artículo 115 de la Constitución.
“El fiscal olvida una cosa, que la Constitución le ordena. Yo soy el jefe de Estado, por tanto, el jefe de él”, dijo el mandatario. Esta afirmación generó el rechazo inmediato de diversas personalidades políticas y judiciales de Colombia y la región. En una entrevista a la revista Semana, el fiscal Barbosa alertó que Petro “se quitó el traje de demócrata y se pone el traje de dictador”. Ante ello, anunció que su familia, por seguridad, saldrá del país. Por su parte, la Corte Suprema de Justicia de Colombia, calificó de “errada” la interpretación que hizo el mandatario del artículo 115 de la Constitución y señaló que el fiscal general “no tiene superior jerárquico”.
EVIDENTE AUTORITARIO
El analista político colombiano Enrique Serrano señaló a Perú21 que el presidente Petro “desconoce la división de poderes que la Constitución establece”.
El hijo del presidente, Nicolás, actual diputado del Atlántico, es investigado por la Fiscalía por presunto lavado de activos. Este enfrentamiento ha llevado a que su defensa pida apartar al fiscal general del caso. No obstante, Serrano aseguró que la labor de los fiscales en Colombia “no depende de la opinión del fiscal general”.
“Nunca habíamos conocido un presidente que tuviera escándalos todos los días por diversos frentes, incluyendo las imprudencias de pronunciarse desde el exterior”, aseguró.
Los choques del mandatario con facciones políticas e instituciones continúan en aumento. Sin embargo, el analista político señaló que sería difícil pensar en una destitución. “Probablemente en el tercer año sí se podrían ventilar, cuando ya esté muy cerca la elección, pero no se acostumbra a poner contra las cuerdas a un presidente que está en su primer año de gobierno”, dijo.
Por su parte, el internacionalista Francisco Belaunde le dijo a este diario que las declaraciones del mandatario colombiano demuestran que tiene una tendencia autoritaria al desconocer la separación de poderes. “Él ya había mostrado algo así cuando hizo un balconazo el 1 de mayo donde dijo que si sus reformas no eran adoptadas por el Congreso, podría haber una revolución en el país”, señaló.
Las arremetidas de Petro contra las instituciones democráticas pueden generar que estas se debiliten; no obstante, Belaunde resaltó que el no contar con mayoría en el Congreso y el deterioro de su popularidad pueden frenar sus actitudes autoritarias. En contraste, señaló que el difunto expresidente de Venezuela, Hugo Chávez, a quien Petro ha demostrado —en reiteradas ocasiones— admirar, sí contaba con apoyo popular, lo cual le permitió manejar el país a su antojo.
“Petro tiene un margen de maniobra bastante más básico. El tema va a ser hasta dónde puede llevar esta visión suya”, agregó. Al igual que Serrando, Belaunde considera que difícilmente el presidente colombiano pueda ser destituido. Señaló que antes de que eso ocurra, Petro buscará moderarse.
